Imagino
que la RAE no tendrá más remedio que introducir la palabrita en cuestión en el
diccionario cuando, según sus criterios, haya alcanzado la necesaria difusión y
uso como para merecer tal honor.
Pero,
¿qué queréis que os diga? A mí me da asquito. La palabra gastrobar me da mucho
asquito. Me suena muy mal, por muy de moda que se haya puesto en los ambientes
de “alta pijor culinaria”.
Conozco
bares donde sirven excelente comida sin dejar por ello de ser un bar y sin
tener que entrar por lo tanto en la categoría de restaurante, ya que ninguna
falta les hace. He hablado de algunos de ellos en este blog.
Pienso
que lo que ha sucedido es que hay
bares tan pagadísimos de su propia excelencia que, no llegando a restaurante,
porque no quieren o porque no pueden, no se conforman con ser un vulgar bar, y
entonces han dado en llamarse gastrobares, para distinguirse bien de los otros,
de los del montón.
No veo
necesario el lexema gastro, del griego estómago, pudiendo
decir un buen bar, o un excelente bar. O añadir a la palabra bar, marisquería,
asador, cervecería…Pero gastro… A mí
me suena a jugo gástrico, a gastritis, a gastroenteritis, a gastropatía, a
gastrointestinal; ¡vamos!, a cuestiones médicas o patológicas que para nada me
abren el apetito. Pero de todo hay en la viña del Señor, y puede haber gente a
la que eso de gastro le remueva
agradablemente los citados jugos gástricos. ¡En fin!
Cierto
que están las palabras gastrónomo y gastronomía, con connotaciones muy
positivas, pero son minoría en la familia léxica de gastro. La gran mayoría “te tiran
patrás.”
Mas la “pijor” es la “pijor” y ante ella poco puede hacer el sentido común y
el buen gusto lingüístico.
¡Qué
le vamos a hacer!
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