No
te hemos olvidado Diego; ni mucho menos. Lo que pasa es que he estado dedicado
en cuerpo y alma a las montañas y he tenido muy poco tiempo para escribir. Me venía justo para ajustar la ruta del día siguiente al tiempo que iba
a hacer y a los amigos con los que iba a ir, y a comer y dormir, necesidades
ambas muy humanas y gratas de satisfacer.
Sé
que este pasado 23 de agosto fue tu cumpleaños, y que has recibido un
nombramiento cuyos detalles desconozco. Ya me cuentas. ¡Felicidades y
enhorabuena! Eres joven, tienes mucho que dar y hay mucha gente, en todas
partes, que está hambrienta de todo eso que tú tienes a manos llenas y nosotros descubrimos porque lo repartiste también entre nosotros.
Pero
aparte de felicitarte, hoy quiero pedirte que reces por nosotros, por la gente
de este país en el que viviste dos inolvidables años. Y fíjate lo que te digo,
por la gente. Porque más allá de banderas, ideologías y toda suerte de
elementos de división y discordia, la gran mayoría quieren vivir unidos y en
paz en esta tierra que el tiempo y la historia han venido a llamar España.
Reza
desde América por nosotros.
Un
abrazo muy fuerte de Isabel y Jesús.
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