Llevo
noches despertándome a altas horas de la madrugada con el miedo en el cuerpo. Y
dándole vueltas a la cabeza, intentando entender… Esta última he caído en la
cuenta, muy a mi pesar, de cuáles son los dos motores ocultos que, funcionando
a pleno rendimiento, han permitido que el derecho y la racionalidad hayan
quedado suplantadas por la ilegalidad y lo puramente emocional.
Uno de
ellos es la confusión entre el Estado y el Partido Popular. El odio irracional
hacia este partido de demasiada gente, está llevando a reventar alegremente el Estado
con tal de, y permitidme la expresión, joder a Rajoy y su partido. Gravísimo
error éste. El Estado es mucho que un partido, y además si ese partido existe es porque hay ciudadanos
que le votan, y no pocos.
El
otro es la identificación interesada y radicalmente falsa entre la España de
Franco y la de la Constitución de 1978. La España que desea seguir unida y en
paz es un país democrático, ajustado a derecho. Nada que ver tiene con aquella
que ya es historia y que, con muchas sombras, también tuvo luces, le pese a
quien le pese, aunque casi nadie se atreva a decirlo.
Lo
grave es que estas falacias, fruto amargo del cainismo de las dos Españas, son
los motores últimos que bien ocultos, y sabiamente manipulados, han contaminado,
hasta convertirlo en un desatino aberrante e imposible de asumir por una
sociedad civilizada, el legítimo derecho del pueblo catalán a decidir su futuro
en la historia.
No, no
hay nada nuevo bajo el sol. El pájaro negro que voló en julio del 36 sobre esta
tierra, vuelve a volar. Creímos muchos, incautos, que no volvería, pero sí volvió
en febrero del 81; entonces entre todos lo ahuyentamos. Mas ha vuelto de nuevo.
El mal nunca descansa. Y ojo, el mal no es que parte de los catalanes quieran
la independencia. Nunca he dicho eso. El mal es el modo en que esta parte ha
decidido hacerlo. El mal está en atreverse a afirmar que el referéndum de
mañana es democracia y creeérselo. El referéndum de mañana es un golpe de
estado igual que fueron el 18 de julio del 36, y el 23 de febrero del 81.
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