Sallent
de Gállego, un pueblo bonito y tranquilo del Pirineo aragonés donde he estado
algún tiempo este verano. Su calle principal, siempre bulliciosa, es la imagen
viva de las vacaciones y el descanso. Si elevas la mirada, las montañas se alzan
altivas rodeando el pueblo por todas partes. El macizo de los Infiernos, con
sus tres cimas y la famosa marmolera destaca sobre todos los demás.
Cuando
llegas a la plaza, un rocódromo donde juegan niños y no tan niños, me recuerdan
qué pasó allí el 20 de agosto del año 2000 a las 6 de la mañana. Hoy hace 19
años. Porque yo sí tengo memoria histórica.
Irene
y José Ángel, dos jóvenes Guardias Civiles, murieron asesinados por terroristas
que colocaron una bomba en el coche en el que iban a hacer la patrulla diaria.
Yo sí
tengo memoria histórica, y no puedo evitar recordar esto cada vez que paseo por
el pueblo y llegó al rocódromo después de un día de montaña. Sí, lo recuerdo, y
me entristece, y me cabrea, y me indigna.
Y este
año más, mucho más. Porque no puedo entender, por mucho que me esfuerce, y lo
hago, que individuos que apoyan y homenajean a los monstruos repugnantes,
indignos de la condición humana, que hicieron esto, estén presentes en las
instituciones. Y puedo entender menos todavía que haya partidos que dialogan y
pactan con ellos. Rompe esto cualquier principio moral.
Y la
cuadratura del círculo llega cuando esos mismos partidos que flirtean con los
defensores y admiradores de los asesinos, se indignan porque otros partidos
flirtean con los que ellos piensan que son defensores y admiradores de otros
asesinos, más lejanos en el tiempo.
No lo
puedo entender. Curiosa memoria histórica que recuerda y abomina de los
crímenes lejanos, y olvida y disculpa los más próximos. Es como si fueran
ancianos; tienen una gran memoria de cuando eran jóvenes pero se les olvida lo
de ayer mismo. Y eso, a los ancianos, les pasa porque su cerebro se deteriora.
Sí, sólo
el deterioro neurológico explica lo de los ancianos. ¿Qué deterioro explica lo
de estos señores que con tal de llegar al poder pactan con los defensores de
los asesinos de ayer mismo, olvidando que lo son, y maldicen y desprecian a los
que suponen que son los defensores de los asesinos de hace más de 50 años?
Sí, es
importante la memoria, pero la memoria de todos, no sólo la que resulta útil a
nuestros objetivos. Actuar así hace que esos objetivos, por buenos que sean, se
envilezcan hasta la más absoluta mezquindad. Y que quien así actúe pierda toda
autoridad moral.
Sé que
hay gente que tachará estas letras de demagogia. Creo que no lo es. Es una
reflexión que me resulta inevitable hacer. Ya me gustaría que no fuera así,
como también me gustaría que alguien me explicara por qué suceden estas cosas en España. Por qué se quiebran tan alegremente, tan
impunemente, los principios morales más básicos que son los que hacen posible
la convivencia. No lo entiendo. Y quisiera entenderlo.
Pero afortunadamente no todo es olvido. Hoy, Sallent rinde homenaje a estos dos jóvenes, y yo, aunque por unos pocos días no estoy allí, me uno a ese homenaje.
Pero afortunadamente no todo es olvido. Hoy, Sallent rinde homenaje a estos dos jóvenes, y yo, aunque por unos pocos días no estoy allí, me uno a ese homenaje.
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