Y uno
más. Este texto me llamó la atención sobre todo porque está escrito, por Ibn´
Arabi, musulmán nacido en Murcia en el siglo XII y muerto en Damasco en el XIII.
Poeta y pensador reconocido como un gran maestro, sorprende con escritos como éste.
Y sorprende
también el caso que, tanto unos como otros, le hemos hecho a lo largo de la
historia y seguimos haciéndole.
Hubo
un tiempo en que yo rechazaba a mi prójimo si su religión no era la mía.
Ahora,
mi corazón se ha convertido en el receptáculo de todas las formas religiosas: es
pradera de las gacelas y claustro de monjes cristianos, templo de ídolos y
kaaba de peregrinos, Tablas de la Ley y Pliegos del Qorán, porque profeso la
religión del Amor.
Y voy
a donde quiera que vaya su cabalgadura, pues el Amor es mi credo y mi fe.
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