Aprovecho
el blog, que sé que lee, para felicitar a nuestro amigo Diego en su aniversario
de ordenación sacerdotal, deseándole, de todo corazón una vida feliz y llena de
sentido.
El
poco tiempo, nos pareció muy poco, amigo Diego, en el que se juntaron nuestras
vidas, trabamos una profunda amistad; una amistad de esas que resiste al tiempo
y al espacio. A que sí, Diego.
Estamos
seguros de que si un día volvemos a vernos, allí o aquí, ojalá así sea, nos
iremos de cena y será como si no hubiera pasado el tiempo, como si fuera una
cena de esas de los jueves, con tertulia hasta las tantas. Sólo que tendríamos
muchas cosas que contarnos.
El
Atlántico no es suficientemente grande para romper nuestro lazo. Ni el paso de
los años.
Amigo,
que Dios te bendiga.
Isabel
Y Jesús.
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