FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

martes, 22 de junio de 2021

Y mucho.


Como algo vivo que es, el lenguaje nos sorprende cada día con nuevas formas de decir lo mismo, de decir lo de siempre. A mí me resulta divertido, aunque a veces me parece ridículo y cargante, primero porque en realidad no aporta nada nuevo, y luego porque si se pone de moda acaba siendo del todo excesivo. Pero es que los humanos somos así de tontitos.

Hablo hoy del “y mucho”. Esa y, conjunción, delante del adverbio de cantidad, mucho, es un intento de aumentar la intensidad de su significado. Parece ser que no es lo mismo decir que va a llover mucho, que decir que va a llover, y mucho. No sé en cuantos litros está la diferencia entre que llueva mucho, o que llueva y mucho. Creo que nadie lo sabe, aunque igual alguna universidad o la mismísima NASA lo están investigando.

Lo que ocurre es que, siendo este un recurso útil y correcto, cuando se utiliza en exceso, desplazando sistemáticamente al adverbio mondo y lirondo, acaba resultando hasta ridículo, por repetitivo e innecesario.

Si queréis hartaros de “ymuchos”, en los partes meteorológicos de la tele, en cualquier cadena, podéis hacerlo, y en algunos noticiarios también. La semana pasada conté en el tiempo de la primera, más de nueve “ymuchos”. Una auténtica orgía “ymúchica”. Y el caso es que, si la dama en cuestión no hubiera dicho ninguno, el parte meteorológico hubiera sido exactamente el mismo.

Esto va en la línea del exceso al que tan a gusto nos entregamos en esta sociedad ansiosa de extremos y radicalismos. Los superlativos de toda la vida no son suficientes, se quedan cortos para expresar lo que queremos decir. Por eso, decir que algo es chulo, muy chulo, chulísimo es poco decir. Hay que decir que es superchulísimo, o mejor aún, hiperchulísimo, o megachulísimo, o gigachulísimo, o quizá terachulísimo, o incluso terachulérrimo, ¡quién sabe hasta dónde podemos llegar para decir lo bonito que es el móvil que me he comprado!

Es el futuro; pero a mí, ¡qué queréis que os diga!, no me gusta. Porque si todo esto estuviera acompañado de una mayor riqueza de vocabulario y un mejor conocimiento de nuestra incomparable lengua, pues muy bien, pero no es el caso. Por eso me desagrada, y mucho.

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