No es
un viaje de fin de curso, señores periodistas, no es un viaje de fin de curso.
Como tantas veces, hablan de lo que no saben, y confunden, y marean y
tergiversan…
Los
viajes de fin de curso los organizan los colegios e institutos, con garantías.
Y suponen un gran esfuerzo, no siempre reconocido, por parte de los docentes
que van a ellos. Y una grandísima responsabilidad.
Lo de
Mallorca al acabar bachiller no es un viaje de fin de curso. Es un negocio
innoble pero sustancioso para unos pocos, y un sumidero de valores y principios
morales para muchos de los jóvenes que, como insectos a la luz, acuden allí.
Y
ahora, en estos tiempos que corren, me atengo a los hechos, un negocio que raya
en lo delictivo. Todos sabíamos lo que iba a pasar en Mallorca, pero la combinación
de políticos complacientes y empresarios impacientes, nos ha llevado a donde
estamos. ¿A quién le sorprende? ¿Y por qué no lo han evitado?
No, lo
de Mallorca no es un viaje de fin de curso. Ni este año, ni ninguno. A mí
siempre me ha dado mucha pena, y este año rabia y una extraordinaria,
permitidme el palabro, mala leche. ¡No hay derecho!
En el
centro donde trabajé toda la vida, como en muchos otros, trabajan para
darles la mejor educación posible a nuestros alumnos, para enseñarles una forma
de vivir digna, para desarrollar su capacidad crítica, algo necesario para ser
libre. Tutorías, convivencias, excursiones, Camino de Santiago, viajes de fin
de curso… Un esfuerzo constante y a veces agotador. Y al final, para acabar, se largan de "fiesta" a Mallorca. ¿Qué hemos
hecho mal? ¿Qué seguimos haciendo mal?
Descorazonador.
Me decía un padre que el día que llevó a su hijo a tan triste conclusión de
toda una etapa de la vida, le dio la impresión de ser el ganadero que lleva sus
reses al matadero. Solo que no era una res, era su hijo.
Es lo
que pienso. Aquello no, no es un viaje de fin de curso.
NOTA: Sí, sí, ya sé que no todos los jóvenes van a Magaluf; y que no todos los que van... ¿Sigo? Mejor dejarlo.
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