En el far west y en las "pelis", pues vale, pero fuera de ahí... |
Ayer fue un día triste. Fue un día triste para la
esperanza en un futuro en libertad y democracia. Un día triste para todos los
que pensamos que el hombre, los hombres y mujeres reales y concretos están por
encima de ideologías, de juegos políticos e incluso de la historia y su
terrible y pertinaz empeño en repetirse hasta la saciedad, al menos en esta tierra nuestra “por donde cruza errante la sombra de Caín”, según las sabias palabras de
Antonio Machado.
Indiferencia en muchos, alegría en no pocos, honda
preocupación en otros. Yo soy uno de estos otros.
Preocupación y miedo. Lo confieso. Siempre he tenido
claro que el estado de derecho es frágil, aunque no lo parezca. Y aquí en
España, no hay más que mirar la historia, más frágil todavía. Y ayer, lo que
sucedió fue simple y llanamente que a este estado de derecho se le asestó un golpe
mortal, aunque todos lo nieguen.
El inmovilismo del gobierno central (la constitución
no es un texto cerrado y definitivo) y la empecinada temeridad y profunda
insensatez del gobierno catalán, envueltas ambas actitudes en irritantes
demagogias, nos han llevado a un duelo, como en las películas del oeste, en el
que uno de los dos va a morir, o los dos. Y con ellos, en un lado u otro,
estamos todos. Millones de personas que sólo quieren, que sólo queremos vivir
en paz, donde sea, pero vivir en paz.
El diálogo real, la inteligencia, la honestidad, la empatía, el consenso, la
paciencia, la flexibilidad han sido los grandes ausentes en todo este proceso.
Atrás y muerta queda la hermosa gesta de la transición. Herida de muerte la Constitución , fruto
de aquella gesta.
La historia no son matemáticas. Si hay argumentos
históricos para defender una eventual independencia de Cataluña, no hay menos
para defender la existencia de España en los términos en los que ahora existe.
Por eso era imprescindible que el señor Mas se pusiera en la piel de señor
Rajoy y de millones de personas que se alinean con él y que el Señor Rajoy se
pusiera en la piel del señor Mas, y con él, en la piel de otros millones que
igual ahora celebran con alegría este triste día.
No es el camino. Independientemente de la opinión que
sobre este viejo asunto tengamos, lo que tengo muy claro es que así, como está
sucediendo, es como no debe suceder. Entramos en caminos por los que no es bueno
caminar. Viejos caminos ya hollados con dolor y sufrimiento por nuestros padres, nuestros abuelos...
Por esto, y por mucho más, ayer, 27 de septiembre de
2014 fue un día triste para todos, hasta para los que hoy lo celebran como si
de un paso adelante se tratara...
Sí, un paso adelante, pero…¿hacia dónde?.
No olvidemos que en esta historia no hay ni buenos ni malos, sino personas,
personas incapaces de entenderse; incapaces de respetar las reglas de un juego,
unos, y de entender que no pasa nada si se modifican estas reglas, los otros;
incapaces de escuchar la voz de la historia.
Y lo pagaremos todos. ¡Ojalá me equivoque!
De verdad. ¿no se estan dando cuenta nuestros politicos (unos y otros) que nos estamos acercando a un precipicio poco a poco y que podemos caer TODOS por el? Me parece que solo nos queda rezar.
ResponderEliminar