Ellos no. |
¡Qué bien está usted en su despacho, con
su aire acondicionado, saboreando el intenso placer de saberse con poder sobre
la vida de los demás! ¿A que sí?
¿Qué le importa a usted que miles de
niños y jóvenes tengan que soportar un largo mes de septiembre en las aulas con
temperaturas imposibles? Usted está fresquita, ¿no? Y sus asesores y
compinches, también.
¿Se imagina lo que es un aula con 35
alumnos, después del recreo, con una temperatura de 30 grados y una humedad del
90%? ¿Sabe qué sensación térmica es esa? Estamos hablando de sensaciones
térmicas superiores a los 40 grados. Y encima exíjales silencio, atención y que
trabajen.
De verdad, salga de su torre de marfil y
pise las aulas. Aguante una hora, solo una hora… A lo mejor reconsidera sus
decisiones.
Si quitar los exámenes de septiembre va
contra el sentido común y es un atentado contra los más débiles y el nivel
educativo, forzar el inicio de curso en estas tierras al día 3, también va
contra el sentido común, pero además contra el Real Dectreto 486/1997 (BOE
23-4-97) que establece que en los centros de trabajo y estudio la temperatura
debe oscilar entre 17 y 27 grados.
Va contra la ley su decisión. No tiene
derecho a obligar a miles de niños y jóvenes a estudiar en condiciones que no
son legales ni para adultos. ¿Nadie le ha advertido esto?¿No tiene ningún
superior que le dé un poco de cordura?
Y ¡ojo! Estoy todo el tiempo pensando en
los alumnos. Los profesores, después de todo, somos adultos, cobramos por esto
y además tenemos lo que merecemos, pues no he visto un colectivo más
politizado, manipulado y dividido que el nuestro. Sí, merecemos que nos avasallen
y nos puteen, porque no tenemos narices para, todos juntos, pública, privada y
concertada plantarnos con nuestros alumnos a la puerta de su despacho y hacer
un pic nic al sol de Valencia. Pero esto es harina de otro costal.
Mire usted. Déjese de circunloquios. Si
el verdadero objetivo de sus decisiones es que los profesores tengamos
estrictamente un mes de vacaciones en verano, dígalo claro. En otras palabras,
jódanos a nosotros, que parece ser que es su íntimo deseo, pero deje a los
chavales en paz. Les ha quitado septiembre con tal de tenernos en los colegios
en julio. Luego les hace entrar el 3 para forzar que preparemos el curso en
agosto…¡Dé la cara de una puñetera vez!
Se lo repito. La educación en España es
un árbol caído. No haga más leña con él. Está haciendo mucho, muchísimo daño.
Pues nada, siga fresquita en su despacho
y tómese una cocacola con hielo, para estar más fresquita aún, a la salud de
todos los alumnos a los que en estos días de finales de verano pediremos lo
imposible, con el beneplácito además de ciertos padres, no son mayoría, que con
tal de vernos jodidos a los “profes” no dudarán en jorobar a sus hijos... como
usted.
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