Ya ha
venido, ya está aquí, la venían anunciando. La gota fría, según los periodistas, la DANA (depresión
aislada en niveles altos) según los meteorólogos, ha irrumpido con una
tormenta. ¿Hasta cuándo se quedará con nosotros? Unos mapas dicen que hasta el
domingo, otros que hasta el lunes.
El
agua baja por la calle, ahora vacía, hacia el río, suena en el tejado, canta en los
canalones. De vez en cuando un relámpago, luego, pronto, el trueno. La tenemos
arriba. De momento llueve bien.
La
verdad es que impresiona. Está poniéndose el sol en los momentos en que escribo
estas líneas pero ya es de noche. La noche severa de las grandes lluvias que
tanto daño han hecho por estas tierras, tanto daño como los largos períodos sin
ver el agua. Así es nuestro clima.
Hasta
principios de noviembre no habíamos alcanzado este año ni la media de lo que
llueve en los desiertos. Luego cayeron 104 litros. Ahora vuelve a llover en
serio. Es bueno, es necesario, pero cuidado, esto puede hacernos daño.
Se
intensifica la precipitación en este momento. Otro relámpago, el trueno. La
calle de parte a parte. La luz que hace amago de irse. Voy a dejar el ordenador,
por si acaso. Voy a ver llover. Y a esperar que la bendición de la lluvia no
sea, esta vez, una maldición.
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