Era
este jueves pasado un día gris y gélido en Ámsterdam. No obstante,
la ciudad, hermosa, abierta y acogedora, bullía de vida. Ante la puerta de la
casa de Ana Frank, no pude menos que pensar en los abismos de horror que las
personas somos capaces de crear, que hoy en día seguimos creando. La
intolerancia, el fanatismo, la violencia, la soberbia, la agresividad, personal
e institucional, convirtieron aquella ciudad en un infierno, aquella ciudad y
gran parte del mundo. Hoy hay otros infiernos.
Con el profundo deseo de que aquel infierno no se vuela a repetir jamás, y de que los que ahora existen acaben pronto, os deseamos un año donde la justicia, la libertad y la paz sean la guía de vuestra vida y la luz de vuestro camino, y del nuestro.
Para
todo el que tiene miedo, está solo o se siente desdichado, el mejor remedio es
salir al aire libre, a algún sitio en donde poder y estar totalmente solo, solo
con el cielo, con la Naturaleza y con Dios. Porque sólo entonces, sólo así se
siente que todo es como debe ser y que Dios quiere que los hombres sean felices
en la humilde pero hermosa Naturaleza.
Mientras
todo esto exista, y creo que existirá siempre, sé que toda pena tiene consuelo,
en cualquier circunstancia que sea.
Palabras escritas por Ana Frank el 23 de febrero de 1944, un mes antes de morir en el campo de concentración de Bergen-Belsen.
Palabras escritas por Ana Frank el 23 de febrero de 1944, un mes antes de morir en el campo de concentración de Bergen-Belsen.
¡Feliz
año nuevo!
Isabel
y Jesús.
Monumento a Ana Frank en las proximidades de su casa. |
La puerta de su casa. |
El canal que discurre frente a la casa. |
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