Recuerdo
que en el solsticio de verano le pedía a la nueva estación que tuviera
misericordia de nosotros. La ha tenido. Ha sido un verano cálido, como es
natural, pero húmedo, no tanto por las lluvias, sino porque nos ha acompañado
casi todos los días el buen viento de levante.
Quizá
sea agobiante para las personas estar siempre entre los 22 o 23 grados de
mínima y los más de 30 de máxima, y con una humedad muy alta a causa del
viento, pero eso es bueno para el monte. Hasta las plantas del patio de casa han
pasado un verano feliz; se les nota.
¿Llover?
No llovió nada en julio, 23 litros en agosto y 149 en septiembre. ¡Bien! No
podemos quejarnos. En estos tres meses 172 no está nada mal, aunque 200 o 250
hubieran estado mejor. Pero lo dicho, no podemos quejarnos.
Entra hoy el otoño con calor de verano, pero por lo que dicen los mapas del tiempo, no
durará mucho, afortunadamente. ¡Y hasta puede que vuelva a llover pronto!
¡Ojalá!
Y
ahora, tras estas consideraciones, comparto hoy unas cuantas fotos muy otoñales que
podemos hacer muy cerca de aquí. Aunque discreto, también es hermoso el otoño
mediterráneo.
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