Ahora
que cada vez es más difícil hablar sin que te miren mal y que, en aras de ser
políticamente correcto, progresista y ciudadano ejemplar, hay que evitar llamar
a las cosas por su nombre, me parece que viene a
cuento la siguiente reflexión.
Como
la palabra negro para designar a los negros dejó de estar bien vista hace tiempo, se acuñó
el ridículo eufemismo de de color, que viene a significar de color negro pero
callándonos la palabra proscrita por la apabullante imbecilidad lingüística en
la que vivimos.
Pues
bien, va a ser Léopold Sédar Senghor, poeta, ensayista y político senegalés,
negro por lo tanto, quien con más razón que un santo nos dice:
Cuando
yo nací, era negro.
Cuando
crecí, era negro.
Cuando
me da el sol, soy negro.
Cuando
estoy enfermo, soy negro.
Cuando
muera, seré negro.
Y mientras
tanto, tú, hombre blanco,
Cuando
naciste, eras rosado.
Cuando
creciste, fuiste blanco.
Cuando
te da el sol, eres rojo.
Cuando
sientes frío, eres azul.
Cuando
sientes miedo, eres verde.
Cuando
estás enfermo, eres amarillo.
Cuando
mueras, serás gris.
Entonces,
¿cuál de nosotros dos es un hombre de color?
A que
tiene razón. Esto nos pasa por ser tontos del culo. No todos, claro.
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