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Cervantes en el Quijote.

miércoles, 25 de septiembre de 2019

Receta. Paella valenciana; la de mi abuelo Paco.


Fue hace poco el Día Mundial de la Paella, (en inglés claro ¡!¿?), de la paella valenciana, se entiende. Nuestro plato estrella. Y resulta que he caído en la cuenta de que en la sección A la cocina, del blog, aún no he contado cómo hago la paella. ¡Craso error!
Error que voy a subsanar dedicando la entrada cincuenta de esta sección a compartir cómo las hago yo; como mi abuelo Paco.

Ingredientes para dos personas. Paelleta íntima.

Un par de alitas y de muslos o entremuslos de pollo.
Un cuarto de conejo.
Un puñado de garrofó.
Otro puñado de bachoquetas.
Medio bote pequeño de tomate triturado.
Pimentón dulce.
Dos pastillas de caldo de carne.
Una docena o algo más de caracoles.
Colorante alimentario.
Unas ramitas de romero.
Aceite de oliva.
Unos cuatro litros de agua.
170 gramos de arroz.

Normalmente la hago a leña. Me resulta más fácil y sale mejor, creo, y empiezo por sofreír la carne. Debe estar bien sofritita cuando añado la bachoqueta, y pronto el tomate triturado. Fuego medio y mucha atención para que no se queme ni la una ni el otro.
Cuando todo está ya en su punto, próximo a empezar a quemarse, añado una cucharadita de pimentón, remuevo bien todo y vierto el caldo hirviendo. Y ahora hablaré del caldo.
En una cazuela, mientras atendía el sofrito, he puesto a hervir, en unos cuatro litros de agua, el garrofó, los caracoles, ya engañados y limpios, y las pastillas de caldo.
Volviendo a la paella, ya casi completa, llega el momento de añadir el colorante y atizar el fuego que debe ser muy vivo los primeros diez minutos. Luego lo calmaremos para que los últimos minutos sea suave y el blop, blop vaya dejando el arroz al descubierto, momento este precioso si comprobamos que ni sobra ni falta caldo. El proceso de cocción debe rondar los veinte minutos.
Un ratito antes del final, deposito las ramitas de romero sobre la paella ya casi acabada.
           Y queda sólo que repose mientras, respirando su aroma, tomamos algún aperitivillo, bebemos unas cervecitas y departimos con los comensales.

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