Si
existiera un aparatito que midiera qué formas verbales utilizamos y sacara las
estadísticas correspondientes, estos días de Fallas y los que se avecinan de
Semana Santa y Pascua, veríamos cómo se dispara el uso del condicional, tanto
simple como compuesto, y sobre todo las primeras personas del singular y del
plural.
Estaríamos,
habríamos estado, iríamos, habríamos ido, celebraríamos, habríamos celebrado,
nos reuniríamos, nos habríamos reunido… El condicional será rey y señor, como
ya lo está siendo desde hace tiempo, pero ahora rey y señor absoluto estos
próximos y días, y quién sabe hasta cuándo.
Y el
problema es que es un condicional angustioso, emocionalmente devastador, porque
la condición alrededor de la que gira, no existe. Surge entonces ese pretérito
pluscuamperfecto de subjuntivo, tras el adverbio de negación, si no hubiera o
hubiese venido “el bicho”, si no hubiera o hubiese habido pandemia… También
esta forma verbal, a la que los estudiantes suelen tenerle manía, ha ganado
protagonismo.
Es lo
que hay, suele ser la demoledora oración gramatical en la que desembocan estas formas
verbales, cual ríos que van a dar a la mar “que es el morir”, diría Jorge
Manrique; que es el joderse (con perdón) podemos decir nosotros. El mar llamado
“Esloquehay”, un mar de impotencia y forzada resignación en el que navegamos ya
poco más de un año, alimentado por dos caudalosos ríos, el “Condicional” y el “Preteritopluscuamperfectodesubjuntivo”,
que bajan de riada estos días y los venideros.
Dice
el poeta, si de noche lloras por el sol, las lágrimas no te dejarán ver las
estrellas, y tiene razón, mientras no se nuble, ¡claro!, porque entonces ni sol
ni estrellas. Esperemos que no se nuble, pues este pensamiento puede ayudarnos
a no naufragar en el oscuro y proceloso mar “Esloquehay”, mientras podamos ver
el cielo, aunque sea de noche.
¡Felices
Fallas!
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