De la tierra reseca brota la vida, no sé muy bien cómo. |
Esta mañana, no sé muy bien a qué hora sería, un
rumor, que hacía largo tiempo no escuchaba, me ha sacado de esa duermevela de
quien está “pachucho” y harto de cama, pero aún no está bien para estar en otro
sitio.
Isabel me ha dicho, llueve. Sí, era el repìqueteo
sordo de la lluvia en la terraza y en el patio. Llovía, llovía con ganas, por fin. Me he
dejado envolver por tan esperado y grato sonido, y pensando en nuestros
campos, nuestros montes, nuestros pinares recibiendo la bendición del agua, me he sentido bien, a gusto y arrebujándome de nuevo entre las sábanas, me he
dormido como un bendito.
Luego, en total sólo han caído 12 litros , pero buenos
son. Al fin y al cabo, desde agosto, sólo en febrero llovió un día así; desde
agosto, y estamos en marzo.
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