Mi amigo José Luis, “retor de la parroquia dels
Angels” del Cabañal se ha encontrado en medio de una polémica que no esperaba,
dos días lleva saliendo el asunto en el Levante, a raíz de publicar en su blog
un bonito y respetuoso artículo que reproduzco a continuación.
A las Vírgenes andaluzas se las suele vestir en
algunos tiempos litúrgicos de distintas maneras; por ejemplo, de hebrea en el
tiempo de Cuaresma. Muy propio de ese espíritu andaluz tan lúdico y tan
plástico que es capaz de adornar las
cosas más simples y sencillas: un humilde patio con una pared blanca llena de
geranios. (¡Yo he visto un simple
botijo, "vestido” con las más increíbles filigranas de encaje!). Además
las imágenes de las Vírgenes andaluzas parecen bonitas y coquetas muchachas de
la calle.
Las imágenes
de las Vírgenes Dolorosas de la
Semana Santa Marinera, también bellísimas, son más serias,
diría casi más realistas, no tienen concesiones a la galería. Siempre van de
luto, y de luto severo, aunque rompan éste la mañana del Domingo de
Resurrección, con sus mantos blancos
porque se han encontrado a su Hijo Jesús que estaba muerto, y ahora
resucitado vive para siempre.
El manto negro, la túnica negra, es la expresión de
un dolor desgarrado, que simboliza aquel que sentían las madres y esposas de
los marineros que esperaban angustiadas y ansiosas, desde la playa y oteando el
oscuro horizonte, el regreso de sus
barcas adentradas en el mar proceloso. Sin duda ese fue el origen seguro de
esta intensa devoción a la
Madre Dolorosa que estos Pueblos de la Mar de Valencia profesan.
Hacer variaciones, copiando modos y maneras,
costumbres y tradiciones de otra Semana
Santa carece –pienso yo- de sentido.
"No la toquéis más, así es la rosa", dijo el poeta.
No acabo de entender qué es lo que puedan tener de
desatinado u ofensivo estas líneas. Pienso que José Luis lo que dice es que de
lo que se trata es de conocer y profundizar en lo que tenemos, en lo que es
nuestro, antes que importar modos y costumbres foráneas. No porque estas
costumbres sean mejores o peores, sino porque responden a otras realidades, a
otras experiencias, a otros modos de vivir la Fe.
Y quizá aquí esté el quid de la cuestión, en los
otros modos de vivir la Fe. Si la
celebración de la Semana Santa
no arranca de las profundidades de la muerte y resurrección de Jesús es lógico
que fácilmente pueda perder el norte y quedarse en puro folklore, forma ésta frecuente de "vivir" la Fe. Un folklore
que si bien puede acercar a más de uno a lo esencial, en la mayoría de los casos
se queda sólo en la superficie, en las formas, en la imagen. Por eso es entonces tan
importante el cómo vestir a la imagen.
Ante las imágenes, ni la prohibición protestante, ni
el fetichismo católico. Pienso que la imagen tiene sentido en la medida que nos
ayuda a entrar en lo profundo del mensaje, no tiene sentido alguno si es
obstáculo para ello.
Y es posible que el no ver en la imagen más allá de
la propia imagen, sea lo que provoca que un artículo, a mi juicio sencillo y
respetuoso, arme tanta polvareda.
NOTA: Si quieres leer el artículo en el blog de José
Luis pulsa el enlace Umbral de zona. Blog de José Luis Barrera.
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