A la vista está que uno se rasca cuando
le pica, y cuando pasa algo gordo, grave, con consecuencias reales en las
personas y nadie se rasca, es porque por gordo y grave que sea y por
indeseables consecuencias que vaya a tener, al personal no le picaba, es decir,
le importaba un bledo o incluso le daba gusto el picor.
No salgo de mi asombro cuando contemplo
la respuesta social a la barbaridad injustificable de quitar en secundaria el
mes de septiembre como la última opción para salvar el curso.
Las consecuencias de esta decisión son
muchas y variadas. De ellas ya he hablado en otra entrada del blog que,
curiosamente, se colocó en cabeza de entradas favoritas en un tiempo record y
ahí permanece.
En esta entrada no voy a hablar tanto de
las consecuencias, como de la respuesta social a una de estas consecuencias,
para mí la más grave, la que afecta a los alumnos.
El quitar septiembre golpea directamente,
no a las condiciones laborales de los profesores, que continúan palmo arriba,
palmo abajo, como estaban, sino a los alumnos de secundaria. Alumnos que están
en una edad crítica, en una sociedad confusa y contradictoria, y muchos de
ellos, sufriendo las consecuencias de vivir en familias rotas,
desestructuradas, ausentes de hecho por abusivas exigencias laborales o por
discutibles priorizaciones de sus padres en las que quedan los chavales
relegados a un segundo o tercer plano.
Muchos de estos alumnos necesitaban ese
balón de oxígeno que eran los dos meses de verano, porque lo que no se puede
aprender en un curso, o al menos parte de ello, sí se puede aprender en dos
meses, pero no en quince días, señores, no en quince días. Y que no me venga
nadie con que “que se espabilen” porque si bien es cierto que algunos le "echan
morro" al asunto, la gran mayoría de los que no acaban en junio, es por causas
de las que no son ellos responsables o porque están pagando platos rotos de
otros, de sus padres a menudo, del sistema educativo siempre.
Por esto, privarles a nuestros alumnos de
ese derecho secular de los exámenes de septiembre es un despropósito y una
cabronada de dimensiones cósmicas y ejercida de modo despótico e irracional
precisamente contra los más débiles, contra los que más ayuda y oportunidades
necesitan, contra los que están en una situación de mayor riesgo personal y
exclusión social.
Y ante esto, el silencio y la
indiferencia general. Nadie dice nada.
La oposición no dirá nada porque no le es
rentable políticamente exigir al gobierno el regreso de septiembre, ya que se
podría interpretar que defienden las “largas
e inmerecidas”
vacaciones del profesorado.
Los “profes” que pensamos en los alumnos,
nada podemos hacer como no sea manifestar nuestra radical disconformidad públicamente,
pensando en ellos, aún sabiendo que muchos creerán que en el fondo lo que
defendemos son otras cosas…
Los chavales no harán nada porque cuando
salen a la calle, en estas edades, es por manipulación política pura y dura y
ahora no actuarán los resortes convenientes para que esto suceda, porque no
interesa, ya lo he dicho.
Los padres, las APA, ¿a qué esperan? De
verdad, no sé a qué esperan. No sé si lo tienen claro, lo dudo. Además el
proceso para que se movieran sería largo y azaroso. Primero tendrían que tener
claro que las víctimas de este desacato son los chavales, que los “profes” nos
quedamos igual con el invento, que los perjudicados son sus hijos, y que se
dieran cuenta de eso estaría por ver. Segundo tendrían que vencer la
insolidaridad interna que a buen seguro surgiría, “eso es problema de los que
no estudian, que se apañen”. Tercero, los prejuicios entre las diversas APA,
muchas politizadas hasta la vergüenza, otras más plurales y respetuosas despreciadas
por las primeras, dificultarían un posible acuerdo.
Y los sindicatos, ¿qué van a hacer los
sindicatos si todo el mundo calla y otorga por uno u otro deleznable motivo? Si
en este triste asunto los políticos están de acuerdo, los padres en gran parte
y en el fondo contentos (excepto los que tengan hijos “malos estudiantes”), los
profesores “cogidos por los huevos” por la administración y divididos por
cuestiones ideológicas (hay mucha politización en el profesorado) y la sociedad
satisfecha, ¿qué van a hacer los sindicatos?
Así que por lo que veo, habremos dado un
paso más en el deterioro del sistema educativo y en este caso en perjuicio de
los más débiles, ante la indiferencia, cuando no el regocijo general, porque
por fin trabajan los “profes” en julio. A los chavales, ¡que les den! Lo
primero es lo primero.
Y por eso nadie se rasca. Porque no les
pica, o incluso les da gusto el picor.
Pero a mi me duele y me enrabia y me
indigna ver el daño que esta medida va a provocar en personas con nombres y
apellidos de las que conozco sus limitaciones personales, sus vidas y su
presente duro, y su lucha incierta a los doce, trece, catorce, quince años por
intentar, a veces más solos que la una, viviendo en situaciones imposibles, pasar
de curso, no perder a sus amigos y seguir “p´alante” sin saber a dónde, ni a
veces por qué ni para qué.
Por todo ellos. Por el daño que haberles
quitado septiembre va hacer a muchos alumnos, y sobre todo a los más débiles,
pido como ciudadano o la retirada de la orden que elimina la convocatoria de
septiembre o la destitución de la “Consellera” de Educación Mª José Catalá
Verdet. Por pedir que no sea ¿verdad?
Como siempre nadie hará caso. Yo no soy
nadie ni pinto nada; sólo hablo para quien quiera escuchar. Pero si estás de acuerdo
con lo que he escrito, haz correr este artículo, compártelo. Yo sólo puedo
publicarlo en mi blog y enviarlo, como haré, a la “Consellera” de Educación,
que no lo leerá.
Luego haré todo lo posible por ayudar a
mis alumnos a superar este nuevo obstáculo, este nuevo error, esta nueva e
inmensa irresponsabilidad. Ellos, nuestros jóvenes, no merecen lo que entre
todos les estamos haciendo, de ninguna manera se lo merecen.
Pero aquí no pasa nada. Nada de nada. Y
cuando pasa algo, casi siempre es manipulación política fruto de estériles y
caducos planteamientos ideológicos.
Los planteamientos estériles y caducos, están dirigidos a una sociedad estéril y caduca, que es en lo que nos están convirtiendo con medidas como esta. Pero en el fondo es eso lo que interesa ¿no? . Por eso están todos de acuerdo, así se nos manipula mejor.
ResponderEliminarSaludos y suerte.