FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

lunes, 3 de marzo de 2014

¡Os lo voy a quitar todo!


Andaba yo comprando en un supermercado de La Eliana un día de estos, cuando vi cómo dos niños de unos cinco años, parecían gemelos, correteaban felices por los pasillos, dando graciosos gritos ululantes cuando se encontraban por sorpresa y sorteando hábilmente a la gente y a los carros que se interponían en su camino.
En un determinado momento escuche a la madre, joven y de muy buen ver, que dijo textualmente “ya estoy enfadada, os lo voy a quitar todo” y continuó con absoluta tranquilidad mirando las estanterías y cogiendo los productos que introducía en su carro. Mientras los chiquillos seguían correteando y gritando.
Para mi asombro, al poco tiempo volví a escuchar la misma frase “ya estoy enfadada, os lo voy a quitar todo” y los niños siguieron jugando y la madre comprando, al menos en apariencia, con absoluta tranquilidad.
En el rato que estuve, unos quince minutos, lo dijo siete veces, me tomé la molestia de contarlas, siete veces, y los “pitufos” siguieron pasándoselo en grande recorriendo de punta a punta el pequeño supermercado, amenizándolo con sus gritos y sus risas, mientras la madre seguía comprando tan tranquila.
Le hubiera dicho a la señora, ¡Cállese leñe, cállese! Porque no me molestaban los niños, sino esa especie de mantra absurdo “ya estoy enfadada, os lo voy a quitar todo” que a parte de no significar nada, era totalmente inoperante, porque en ningún momento pareció preocuparle de verdad el juego de los niños. ¿Por qué lo decía?
Y además, ¿les va a quitar todo, todo? ¿Qué les va quitar? En cualquier caso parece que la amenaza surtía poco efecto.
Los niños, a sus pocos añitos ya sabían que el enfado de la mama da igual y que el no atender a las advertencias de su progenitora no tiene consecuencia alguna, entre otras, porque la misma advertencia en sí es absurda.
Me hizo gracia imaginar a la mama enfadada quitándoselo todo a sus hijos al llegar a casa. Empezaría por los juguetes, luego seguiría por la ropa, la comida, el agua, el aire… ¡pero claro, eso iría contra los derechos humanos! ¿no? por lo que tendría que haberle dicho, que si hacía con sus hijos lo que estaba diciendo,  me vería obligado a denunciarla a los servicios de protección del menor, por lo menos, y de paso que si no lo hacía es que era tonta del culo, con todos los respetos.
Moraleja: En educación cuando hablemos actuemos y si no pensamos actuar, porque tenemos otras cosas que hacer, como comprar, por ejemplo, calladitos estamos mucho más monos y aquella señora lo estaba. Y otra moraleja, que lo que digamos tenga, por lo menos, sentido porque vamos, eso de “os lo voy a quitar todo” tiene narices. ¡Valiente majadería!

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