Es una
excursión impresionante que, más que a describir, voy a narrar en primera
persona. Y está cerquita, ahí en la sierra Calderona.
Dejé
el coche en la fuente del Marianet, situada al poco de pasar Serra. Desde allí,
donde hay agua fresca y abundante, tomé el sendero que, estropeado a tramos por
los que no saben respetar ni senderos ni nada, me dejó en la cima del Oronet
tras salvar casi 300 metros de desnivel.
El
panorama, desde allí, es impresionante, aunque la visibilidad no era muy buena.
Tras un ratito de contemplación descendí por la pista de la cara norte, bastante rota, hasta encontrar el camino del pico de la Nevera.
En un
punto determinado de este bonito camino, bastante antes de la cima de este
panorámico pico, sale un minúsculo sendero a la izquierda, y aquí empieza lo “interesante”.
Sendero bien trazado y muy poco transitado, me llevó al collado dels Mollons
desde donde empieza a bajar hasta el fondo de un impresionante y profundo
barranco sin nombre en el mapa.
Atravesar
este barranco hasta las casas de la Ereta es lo más duro de la excursión.
Terreno descompuesto, más de 200 metros de desnivel, fuerte pendiente y
abundante vegetación que hay que “tratar con amor” si no quieres acabar como si
te hubiera atacado un gato rabioso, y mucho más si vas en pantalón corto y
camiseta, como iba yo.
A este
tramo le puso una nota de emoción los truenos que oía de una tormenta que asomaba
tras las montañas, tormenta que al final no llegó. ¡Lástima! Al monte le
hubiera venido de perlas.
Desde
las casas de la Ereta, donde comí a la sombra de unos chopos, cogí ya un camino
que, en un aceptable estado, me llevó hasta la pista que va de Gátova a Serra, y
por ella a la Font del Poll, donde me comí una naranja y tuve un curioso
encuentro. Una pareja jovencita me preguntó, entre otras cosas, si por ahí
había algún río o lago. ¡En fin! No conocían muy bien el entorno.
Tras
el escueto refrigerio y el encuentro citado, seguí camino hasta el collado del
Llentiscle y de allí al mirador de Rebalsadores, de amplios panoramas desde
donde, por el collado de la Pobleta, regresé a la fuente del Marianet.
Poco
más de 20 kilómetros, 850 metros de desnivel, panoramas sorprendentes,
vegetación exuberante, terreno variado y soledad. Estos son los ingredientes de
esta excursión que tardé unas 7 horas en hacer, sin prisa, con calma,
disfrutando de una zona de la sierra donde el monte se ha regenerado tras los
últimos incendios, y aunque no es lo que fue, está muy digno ahora; y eso sí,
muestra bien claramente el abandono al que está sometido nuestro entorno
natural.
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Fuente del Marianet. Inicio y fin de la excursión. |
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Umbrío inicio del sendero. |
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Ascendiendo hacia el Oronet. |
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Cruz y refugio del Oronet. |
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Panorama hacia el este desde el Oronet. |
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Escarpes de la cara norte del pico de la Nevera. |
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Peñas Blancas desde el collado dels Mollons, y la tormenta asomando. |
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Zona de las casas de la Ereta. |
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Camino en la zona de las casas de la Ereta. Atrás las Peñas Blancas. |
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Pino solitario en el camino al mirador de Rebalsadores. |
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Mirador de Rebalsadores. |
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La mola de Segart y el castillo de Serra desde el mirador. |
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Monasterio de Portaceli desde el mirador. |
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