FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

miércoles, 16 de mayo de 2018

Gracias, Sergio.



Fue muy bonito. Fue muy bonito por muchos motivos, y quiero decirte algunos, a modo de agradecimiento, por el rato que gracias a ti pasamos juntos ayer en la iglesia.
Fue muy bonito porque se te veía feliz, muy feliz, y esa alegría tuya se nos contagiaba, y tenía el sabor de esa alegría honda que nace del mismo Jesús, y que si nos envuelve nadie nos puede quitar.
Fue muy bonito saber que todo esto estaba pasando porque en algún momento te has encontrado con Él, y ese encuentro te ha cambiado la vida. El saber que tú ya sabes que está vivo, no te lo han dicho, lo sabes. Y sabes que te quiere.
Fue muy bonito porque te vimos acabar un camino y empezar otro, un camino junto a Jesús, en su Iglesia, un camino lleno de sentido y de futuro. Un camino en libertad, la libertad sagrada de los hijos de Dios.
Fue muy bonito por el testimonio que supone, en el mundo de hoy, que un chaval de tu edad haya dado el paso que ha dado; y que lo hayas dado con ilusión y convencido de que es dar ese paso lo que realmente querías.
Fue muy bonito porque nos regalaste la celebración de un bautismo limpio de polvo y paja, lejos de las convenciones sociales y de las tradiciones huecas que tantas veces instrumentalizan los sacramentos.
Fue muy bonito verte inclinar la cabeza sobre la pila bautismal, ante el Cristo, mientras Ricardo decía, Sergio, yo te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Bonito y emocionante.
Por todo esto muchas gracias. Gracias a ti, Sergio. Gracias a tu familia que te dio la vida y la libertad para vivirla. Gracias a la gente, especialmente a tus padrinos, que te han acompañado en este camino. Gracias a la Iglesia que te acoge gozosa. Y gracias a Jesús, hijo de Dios Padre, que te “ha tocado” con su presencia, con su espíritu de vida y libertad.
Y ahora, en tu ya inminente primera comunión, cuando recibas al Señor, en la naturalidad y la discreción de una eucaristía como tantas, abandónate en sus manos, deja que la alegría y el gozo lleguen hasta la última fibra de tu ser, y ponte luego en camino. Sabes bien que no estás solo.

Una vez más, gracias Sergio.

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