FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

viernes, 22 de febrero de 2019

Modas que hacen mucho daño.


He oído en la radio que se va a celebrar un evento, no sé cómo lo han llamado, para analizar el impacto en la población de las zonas costeras de la contaminación que producen los barcos. Lógicamente los ecologistas estaban por el medio del asunto.
No digo que los barcos no contaminen, y no sé qué impacto puede tener esta contaminación en el personal, pero he de decir que me ha sorprendido, y he pensado, ¡sí que hilan fino! ¿Estará en peligro la salud de la gente de los poblados marítimos por el trasiego de los barcos que entran y salen en nuestro puerto? No lo sé.
Y he pensado también en la capacidad de ver lo lejano e ignorar lo próximo que suelen tener los ecologistas, individuos preocupados oficialmente por nuestro medio ambiente; en la facilidad con que hilan muy fino en unas cuestiones y tragan sin rebozo en otras. 
Por esto no me extraña que ninguno levante la voz para exigir un plan integral y a largo plazo contra los incendios forestales, o para poner coto al destrozo imparable de nuestros senderos provocado por la moda de las carreras de montaña y las bicicletas todo terreno. Problema este del que nadie habla. Y ellos, menos. Yo hoy sí voy a hablar de él.
Muchos de los que han encontrado la gracia a eso de correr por el monte, suben y bajan por los senderos atajando siempre que se les antoja, rompiéndolo en muchos puntos y facilitando así la erosión. En los Pirineos, por ejemplo, todos los itinerarios que salen del balneario de Panticosa están reventados gracias a estos indeseables, y aquí, en Serra, por poner otro ejemplo, la parte baja del sendero del Oronet es ya una pedrera. ¡Y era un bonito y cómodo caminito!
¿Y las bicis? Cuando un senderito que llevaba años, a veces siglos cumpliendo su función, es descubierto por estos nuevos depredadores, está condenado. Le quedan pocos años de vida, porque los senderos, y más cuando hay pendiente, están hechos para pies, no para ruedas que frenan, que derrapan… que lo revientan.
Y de todo esto nadie dice nada. Más aún, se promociona alegremente, y muchas veces, son los individuos más comprometidos con el medio ambiente los que con más ahínco entran en este juego insensato.
Por eso, cuando oí lo del aire contaminado de los barcos, me chocó. A ver cuando hacen una reunión, o como diablos quieran llamarle, para poner freno a la masiva agresión que está sufriendo nuestra red de senderos, y por lo tanto nuestros montes.
Habría que educar a la gente, regular, vigilar, sancionar, porque siempre hay listillos e imbéciles, reparar el mucho daño hecho… Pero, ¡sabéis qué os digo? Que a esto no se atreverán.
Porque hay intereses, y porque es esta forma de acercarse al monte una moda políticamente correcta, correctísima, pero para nada respetuosa con el medio ambiente, para nada ecológica, para nada sostenible. Y lo pagaremos, las futuras generaciones, si no se pone coto a tanto desatino, pagarán nuestra imbecilidad. Aunque ya no tengamos la contaminación de los barcos.


Observad el sendero roto por las ruedas. El agua acabará la faena. En poco tiempo será impracticable, tanto para andar como para ir en bicicleta. Entonces lo abandonarán y buscarán otro. Esto no es sostenible.

El sendero va por la derecha y gira a la izquierda por detrás de la valla que han tenido que poner para evitar que la gente baje a lo recto desde arriba, convirtiendo la ladera en una pedrera y reventándolo. Es la subida al castillo de Serra.

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