FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

lunes, 4 de febrero de 2019

Se quedó de pasta de moniato.



Me hablaba una buena amiga a la que conozco, como quien dice, de toda la vida, del cansancio que le produce seguir trabajando en educación en los tiempos que corren. Os hablaré primero de ella para que entendáis mejor lo que me decía.
Es una persona con una gran preparación profesional por haber desempeñado su labor en su centro en diversas tareas bien diferentes, trabajadora incansable, entregada siempre a sus alumnos en cuerpo y alma, creativa, comprometida, responsable y con una larga experiencia. Y no digo más para que no se me ponga roja cuando lea esto.
Pues bien, dadas estas cualidades, la han asignado en su centro a un equipo de innovación, eso tan de moda ahora en educación. En una de las reuniones de este equipo, y hablando de cómo hacer los grupos de alumnos para una determinada actividad, uno de sus jóvenes compañeros, muy serio y sesudo, le dijo heterogéneos, y siguió muy puesto en lo suyo.
Ella se quedó de pasta de moniato, que dicen por aquí, porque esa respuesta era tan obvia, tan evidente, que sólo se podía dar desde la prepotencia más detestable y el más contundente desprecio al compañero.
Y me decía, estoy harta. No todos, pero muchos de los jovencitos que están entrando (su colegio es muy, muy grande) vienen con una prepotencia, una soberbia y un convencimiento de que nada de lo hecho hasta ahora tiene valor alguno, y de que hay que cambiarlo todo y ya, que da nauseas. Están convencidos de que nadie ha educado antes como debe hacerse. Y van en plan rompe y rasga, aquí estoy yo porque lo valgo.
Muchas teorías que se las dan de científicas, no siéndolo ninguna; mucha nueva tecnología, como si el cómo fuera más importante que el qué; muchos palabros en inglés para designar cosas que se han hecho toda la vida, pero que por llamarlas en inglés son innovación; muchos acrónimos para que la pedagogía parezca una ciencia, cuando ni lo es ni lo será nunca; y una filosofía de la educación, quien la tiene, que no es más que ideología aplicada al arte de manipular niños. En el fondo, una abrumadora ignorancia de lo que es educar.
Ignorancia y como guinda del pastel un ansía descomunal de “prosperar en el negocio”, de afianzarse en la plaza aunque, eso se entiende, son jóvenes y han de buscarse pronto la vida; y esto un buen trepa lo tiene más fácil que una buena persona.
La experiencia no cuenta, no sirve. Y quien la tiene, o se le ignora o, si molesta, se le arrincona. Y ahí está ella, con una amplísima experiencia, viendo como casi nada de lo que están haciendo ahora en su centro tiene ni pies ni cabeza, sin saber muy bien ya qué hacer. O seguir al pie del cañón, intentando que haya un poco de cordura, o dejarse arrastrar por “un progreso” que en realidad no lo es, y vivir tranquila. Pero tiene conciencia y no puede hacer esto.
Estoy convencido que en educación hay tres pilares básicos. Uno es la experiencia; otro, la relación con el alumno; y otro, la filosofía de la vida y del hecho de educar, que el profesor tenga. Lo demás viene después.
Quizá la primera innovación que nos hace falta es reconocer esto. Reconocer el inmenso valor de la experiencia, la trascendencia de la relación personal entre el maestro y sus alumnos, y la importancia absoluta de conocer qué filosofía tiene éste para garantizar que el acto docente no sea manipulación. Pero claro, para esta innovación ni hacen falta las pseudocientíficas teorías de los gurús de moda, ni las nuevas tecnologías, ni los palabros en inglés, ni los acrónimos por doquier.
¡Animo buena amiga! Tu compañero no imaginaba que tú, que puedes ser su madre, y que ya educabas antes todavía de hacerlo como profesional, ya sabías que 3+3=6. Y te lo dijo. Sólo fue eso, una obra de misericordia. Habrá pensado ¡Estos abueletes…!

No hay comentarios:

Publicar un comentario