Hoy
acaba el invierno meteorológico. El astronómico acabará el 20 de marzo. Pues
bien, ni uno ni otro pasarán a la historia en estas tierras como un invierno de
verdad. Seco y caliente ha sido el meteorológico; sólo algunas noches nos ha
recordado que era invierno.
Llovió
un poquito a principios de diciembre, 9 miserables litros, y se acabó. Luego llegó un largo
anticiclón, después una inacabable racha de ponientes, y para acabar otro
anticiclón. Y en él estamos hasta que lleguen otra vez los ponientes, temo.
¡Qué bonito!
Además
se ha dado la circunstancia de que, por primera vez en 20 años, no ha llovido
nada en dos meses seguidos, enero y febrero. Vengo controlando las lluvias, con
un pluviómetro en la terraza de mi casa, desde el año 1999. Nunca se habían
sucedido dos meses sin recoger, al menos, un par de litritos en uno de ellos.
Cierto
que gracias a las abundantes lluvias del otoño hay agua en el subsuelo, pero la
superficie está reseca y polvorienta, con el peligro que eso supone si vuelven
otra vez los ponientes, cosa muy probable según los mapas a medio y largo
plazo.
Con lo
bonito que es un día gris y lluvioso de vez en cuando, o dos o tres. Y luego,
ese día en el que vuelve el sol sobre la tierra bendecida por la lluvia…
Pues
no, aquí, como dicen, ajo y agua. ¡Qué clima más bonito que tenemos! Con tal de
no tener la más mínima conciencia ecológica es un clima perfecto. ¿A que sí?
No hay comentarios:
Publicar un comentario