Hermoso pinar entre Alcublas y Osset. Así era. Así es. ¿A quién le importa? |
Escribo para desahogarme, como un adolescente al que
han roto el corazón y se sienta para escribir cartas o poemas que luego
arrugará y romperá. Pero yo lo dejo escrito aquí, en el blog.
Nos está resultando, a Isabel también, ya no solo
agobiante, también triste. Es muy triste que siga sin llover prácticamente nada
y encima continúen castigándonos los terribles vientos secos del oeste.
Después de la nueva decepción de este fin de semana
en el que cayeron 4 miserables litros, he visto la previsión a 9 días y todos,
todos soplará este horrible viento, constante, inútil, molesto, que no deja ni
que el rocío, y menos la escarcha humedezcan un poco los árboles, las plantas,
la tierra, ni siquiera el humilde rocío…es como una maldición bíblica.
Desde agosto hasta hoy han caído 29 litros . Ninguno en
septiembre, 7 en octubre, 4 en noviembre, 12 en diciembre y 6 en lo que
llevamos de enero. ¡Ni en el desierto!
Por el monte,
por las plantas y animales, por esos días grises y lluviosos en casa, porque la
lluvia es una bendición de Dios, necesitamos que llueva, pero que llueva de
verdad. Y que nos deje en paz el viento, ese maldito y exasperante viento que
reseca y reseca lo que ya no puede estar más seco.
Es triste. De verdad es muy triste. Decepcionante que
tantas veces nos anuncien lluvia para acabar en nada, en nada que valga la
pena. Y como ahora, a volver a esperar otra ocasión, para que otra vez todo
quede en nada.
¿Qué está pasando? Esta isla de sequía en la que
vivimos coincide en gran parte con las más de 70.000 hectáreas
quemadas el verano de 2012. Sí, 70.000 hectáreas
de monte arrasado, sin casi cubierta vegetal. Un cinturón de vergüenza y
devastación rodeando la ciudad y la huerta de Valencia. Y si a esto añadimos
las tierras quemadas en anteriores incendios, donde sólo ha rebrotado un
humilde y escaso monte bajo, las hectáreas de bosques perdidos se elevan a
cientos de miles…
¿No dicen que los bosques atraen la lluvia?¿Dónde
están nuestros bosques, cómo están nuestros bosques? Los que quedan, secos, muy
secos y azotados día y noche por el viento.
¿Quién tiene realmente conciencia de esto?¿A quién le
preocupa?¿A quién le entristece? Quizá lo que está pasando es que después de
todo da igual. Que después de todo, tenemos lo que merecemos.
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