FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

lunes, 20 de enero de 2014

Agua por favor, agua.

Hermoso pinar entre Alcublas y Osset. Así era. Así es. ¿A quién le importa?

Escribo para desahogarme, como un adolescente al que han roto el corazón y se sienta para escribir cartas o poemas que luego arrugará y romperá. Pero yo lo dejo escrito aquí, en el blog.
Nos está resultando, a Isabel también, ya no solo agobiante, también triste. Es muy triste que siga sin llover prácticamente nada y encima continúen castigándonos los terribles vientos secos del oeste.
Después de la nueva decepción de este fin de semana en el que cayeron 4 miserables litros, he visto la previsión a 9 días y todos, todos soplará este horrible viento, constante, inútil, molesto, que no deja ni que el rocío, y menos la escarcha humedezcan un poco los árboles, las plantas, la tierra, ni siquiera el humilde rocío…es como una maldición bíblica.
Desde agosto hasta hoy han caído 29 litros. Ninguno en septiembre, 7 en octubre, 4 en noviembre, 12 en diciembre y 6 en lo que llevamos de enero. ¡Ni en el desierto!
Por el  monte, por las plantas y animales, por esos días grises y lluviosos en casa, porque la lluvia es una bendición de Dios, necesitamos que llueva, pero que llueva de verdad. Y que nos deje en paz el viento, ese maldito y exasperante viento que reseca y reseca lo que ya no puede estar más seco.
Es triste. De verdad es muy triste. Decepcionante que tantas veces nos anuncien lluvia para acabar en nada, en nada que valga la pena. Y como ahora, a volver a esperar otra ocasión, para que otra vez todo quede en nada.
¿Qué está pasando? Esta isla de sequía en la que vivimos coincide en gran parte con las más de 70.000 hectáreas quemadas el verano de 2012. Sí, 70.000 hectáreas de monte arrasado, sin casi cubierta vegetal. Un cinturón de vergüenza y devastación rodeando la ciudad y la huerta de Valencia. Y si a esto añadimos las tierras quemadas en anteriores incendios, donde sólo ha rebrotado un humilde y escaso monte bajo, las hectáreas de bosques perdidos se elevan a cientos de miles…
¿No dicen que los bosques atraen la lluvia?¿Dónde están nuestros bosques, cómo están nuestros bosques? Los que quedan, secos, muy secos y azotados día y noche por el viento.
¿Quién tiene realmente conciencia de esto?¿A quién le preocupa?¿A quién le entristece? Quizá lo que está pasando es que después de todo da igual. Que después de todo, tenemos lo que merecemos.

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