Debe
haber sido todo un espectáculo ver cómo el príncipe Guillermo embistió a Rod
Stewart, ni más ni menos que en el mismísimo palacio de Buckingham. En la
revista sólo salen las fotos de la espadita en el hombro y de la familia. La
de la embestida parece ser que no se ha publicado, o quizá la foto ni se hizo. Tal
debió ser el pasmo del fotógrafo al contemplar la escena, que bien pudo
quedarse paralizado por el estupor.
Lo que
no acierto a entender es qué le pasaría por la cabeza al príncipe para acabar
embistiendo a tan famoso músico que además cuenta ya con 71 añitos. Aunque no
le gustara su música, por respeto a la edad, debía haberse abstenido de tan
deleznable y abyecta acción.
Tampoco acabo de ver claro eso de la caridad que la reina Isabel II le concedió en junio. Vamos, que la reina es caritativa y su hijo lo embiste. ¡Qué cosas!
Tampoco acabo de ver claro eso de la caridad que la reina Isabel II le concedió en junio. Vamos, que la reina es caritativa y su hijo lo embiste. ¡Qué cosas!
¿Qué
no entendéis lo que estoy diciendo? Leed el texto siguiente publicado esta semana en una revista del corazón.
No sé
si con revalidas hubiéramos podido evitar que el individuo que escribió
semejante tontería llegara a poder escribirla. El susodicho confunde embestir
con investir. Y claro, la diferencia es sustancial, al menos en el caso de lo
ocurrido en Buckingham.
Aquí
no, aquí no habrá mucha diferencia entre investir al sr. Rajoy y embestir
contra él. De hecho, si todo sale como parece que puede salir, mientras el
congreso lo invista, fueran estarán embistiendo en nombre de la democracia y la
libertad.
Ya lo
decía el bueno de don Antonio Machado:
…esa
España inferior que ora y embiste,
cuando
se digna usar de cabeza…
¡Bueno!
En este caso no ora, sólo embiste. Y nuestro periodista sí puede confundirse
entre investir y embestir. Sí, aquí sí se puede confundir. Y lo de la caridad, desde luego aquí no existe. Tendría que venir la reina de Inglaterra a repartirnos caridades.
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