Muy
sanas, buenas, no muy caras y fáciles de cocinar. Así son las crestas de gallo.
Sin embargo, poca gente disfruta de ellas por estos lares. Os sugiero que os
atreváis.
¿Que
dónde se venden? En carnicerías, normalmente previo encargo. El kilo suele
costar entre ocho y doce euros. ¡Ánimo! Vale la pena. Yo las he guisado de
varias formas. La receta que más me gusta es la que aquí os propongo.
Ingredientes.
1 kg.
de crestas.
1 bandeja
de champiñones de 250 g.
1
cebolla mediana.
3
pastillas de caldo de carne.
Cinco
o seis hojas de laurel.
Pimienta
negra en grano.
Salsa
Lea Perrins. (Opcional).
Aceite
y sal.
Empezaremos
por cocer en la olla a presión, durante una hora a partir de que pite, las
crestas con agua, laurel y una pizca de sal. El agua debe cubrirlas por
completo, más un dedo.
Por
otra parte, picamos la cebolla y los champiñones y los sofreímos con aceite de
oliva. Después, cuando las crestas estén cocidas, las separamos del agua (ya es
caldo de crestas) que colamos y reservamos, y las pasamos brevemente por el sofrito.
Inmediatamente añadimos el caldo crestudo, las pastillas de caldo de carne, un
par de cucharadas de salsa Lea Perrins (opcional) y la pimienta en grano.
Y a
cocerse toca. Primero con fuego bien vivo, para que vaya reduciendo rápido.
Luego a fuego medio, vigilando y removiendo con cuidado, hasta que tengamos
ante nosotros un kilo de exquisitas crestas en salsa.
Unas
seis crestitas por cabeza, “sucando” la salsa y con un buen vino, suelen dejarte muy a gusto. ¡Y no son gelatinosas y blandengues cual blandiblú, como muchos piensan!
yo doy fe de lo buenas que estan porque la hemos cenado esta noche y me he comido vastantes
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