Pienso
que el Comité Federal del PSOE ha pensado más en los votantes que en los
militantes (con sólo sus votos no se llega al gobierno) cuando ha decidido la
abstención, permitiendo así la investidura de Rajoy como Presidente del
Gobierno. Y quiero creer que también ha pensado en España.
¡Ya
era hora! Creo que es ésta la salida más democrática al bloqueo político que venimos
sufriendo. A fin de cuentas, el PP ha ganado dos veces seguidas las elecciones.
Y dicho sea de paso, con el PP se inició la recuperación económica. Y esto son
hechos objetivos.
Ahora
vendrá el día después. Las declaraciones serán de todos los colores. Unas moderadas,
respetuosas; otras radicales, violentas. Hay quien estará contento, quien
estará indignadísimo. Hay quien aceptará las reglas del juego democrático,
quien con un peculiar sentido de la democracia tratará de romperlas…
Pero
por encima de todo el guirigay, el PP tiene que formar un gobierno abierto y
dialogante, y el PSOE tiene que reconstruirse haciendo una oposición serena y
constructiva. Hay problemas muy serios que solucionar, entre otros, la consolidación de la
recuperación económica y el viejo reto del independentismo al que hay que dar
una respuesta inteligente y satisfactoria para todos.
Ahora
bien, estoy convencido de que esto no será posible si no son capaces los
partidos políticos democráticos y respetuosos con la Constitución (no todos lo
son) de superar la majadería de las derechas y las izquierdas.
Porque
esta majadería, muy útil para manipular a los ciudadanos incautos y poco
críticos, es la que nos ha llevado a este bloqueo y la que casi rompe el PSOE. No
explica la realidad social actual, no se ajusta a un análisis mínimamente serio
del mundo en el que vivimos, por eso, a la hora de la verdad, no ha servido
para interpretar la voluntad de los ciudadanos y actuar en consecuencia y casi
ha llevado a los socialistas a un callejón sin salida. El mismísimo Ximo Puig,
dijo bien claro no hace mucho, que la situación en España no se puede abordar
desde esa perspectiva tan simplona. ¡Ara mare!
Se
trata de ser gestores honestos, respetuosos con las reglas del juego, libres de
servidumbres ideológicas y cuyo objetivo sea el bienestar integral de todos los
ciudadanos en un sistema inevitablemente capitalista y un mundo globalizado. Y
esto no es patrimonio de ningún partido.
Desde
esta perspectiva sí es posible el diálogo y el consenso y, de este modo, más
allá de maniqueísmos injustos y estériles, llegar a un verdadero y necesario
cambio y al progreso social. Se trata de construir puentes, no de dinamitarlos,
porque la verdad tampoco es patrimonio de nadie, y asumir esto conduce
necesariamente al diálogo.
Lo
contrario, y esto lo hemos visto mucho estos meses, es la soberbia intelectual
del que se cree en posesión de la verdad, del que cree que la suya es la única
verdad. Y eso es totalitarismo puro y duro.
Vamos a ver qué pasa.
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