103 días sin llover.
Quiero,
este día de San Valentín, compartir un par de textos preciosos de Miguel de Unamuno, que nos hablan del amor, pero del amor de verdad. El bueno de don Miguel no podría
hacerlo de otra forma. Ni qué decir tiene que me identifico plenamente con sus
palabras.
Lo escribe
como respuesta a un amigo que, un año antes de casarse, le dice que se deje de
amores y se centre en su faena, en su futuro académico y profesional. Y don
Miguel le contesta refiriéndose a su novia, a su queridísima Concha:
Ni por
ahora ni por nunca. Ni puedo, ni quiero, ni debo dejarla. Ella es lo primero,
ante todo y sobre todo, y si me exigiera el sacrificio de mis estudios
favoritos lo haría; si para alcanzarla pronto, tuviera que quemar mis apuntes
de todas clases, mis notas, mi tesoro, la labor de tantos años de reclusión y
meditación terca, los quemaría. Ella representa para mí 12 años de vida, doce
hace que la conozco, los sueños y los anhelos de 12 años, día tras día. En fin,
es toda mi vida y lo mejor de ella.
Y
luego, ya casado, dice de su esposa:
…que
me alegra la casa y el corazón con su inalterable alegría, que es mi mayor
sostén y el alba perfecta de mi vida. Un alba, sí; que es lo más hermoso; no
sale el sol que agosta y quema, pero nunca es noche! ¡Bendito el día en que me
casé!
No creo
que hagan falta comentarios.
¡Feliz
día de San Valentín!
NOTA:
las citas están extraídas del libro de José Vicente Rodríguez, Miguel de
Unamuno, profeta y apóstol. Ed. San Pablo 2014.
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