Imaginaos
andando, perdidos en la niebla, por un bosque sumiéndose ya en la noche.
Cansados, desorientados, pasáis junto a un robusto roble y sentís una presencia,
alguien os mira… y se os hiela la sangre en las venas cuando le veis, cuando le
miráis cara a cara. Allí está eso, ¿qué es?, ¿quién es?, o quizá, ¿quién fue?
Queremos movernos pero su mirada nos atrapa, y algo húmedo, quizá una rama
agitada por el viento, nos roza la espalda, y parece empujarnos, leve pero
firme, hacia esa mirada…
Podía
ser el inicio de una historia de terror. El caso es que mi amigo José Luis se
llevó la sorpresa el otro día, cuando viendo las fotos que hizo en un reciente
viajecito a Cuenca, se encontró con que había fotografiado esa mirada, esa
presencia… ¡Impresionante la foto! Una no está retocada, la otra un poco.
Esta está un poco retocada. |
Esta no. |
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