El
abandono en el que viven sumidos la mayoría de nuestros campos y montes produce
a veces hermosas estampas que no se darían si hiciéramos lo que deberíamos
hacer.
Una de
ellas, que contemplo todos los otoños, son las vides abandonadas convertidas en
lo que en realidad son, plantas trepadoras, la vid es una planta trepadora
domesticada, encaramándose por pinos, olivos, algarrobos… Sus vivos colores
otoñales, sobre el fondo verde de las copas de los árboles, crean hermosos
rincones.
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