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Cervantes en el Quijote.

jueves, 30 de enero de 2020

Receta. Cannelés de Burdeos.



En un reciente viaje a Burdeos descubrimos unos dulces típicos de allí llamados cannelés. Es como una madalenita que no se parece a las madalenas más que por fuera, y que me pareció deliciosa. Allí las cannelés las hay por todas partes.
De regreso a casa, me propuse probar a hacerlas. Estudié el asunto por internet y ¡zas!, resulta que me salieron buenísimas. Como las de allí. Eso sí, tuve que comprar por Amazon el molde porque aquí no lo encontré por ninguna parte. 
Los ingredientes son todos normalitos. Quizá el más raro sea la vainilla. Podemos comprar vainas de vainilla y extraer nosotros las semillas abriéndola con cuidado con un cuchillo, o unos botecitos que llevan las semillas en polvo mezcladas con algo de azúcar. Yo compro, tanto una cosa como la otra, de la marca Vahiné.

Ingredientes para 32 cannelés.

½ litro de leche.
140 gr. de harina.
Un huevo.
Dos yemas de huevo.
60 o 70 ml. de ron negro.
30 gr. de mantequilla.
220 gr. de azúcar.
Semillas de vainilla; las de una vaina, o 1/3 de un botecito de 7 gr.
Azúcar vainillado.

Pondremos a hervir en un cazo la leche, la mantequilla, el ron y las semillas de vainilla. Cuando rompa a hervir lo sacaremos del fuego y lo dejaremos reposar unos veinte minutos o media hora.
Por otra parte, en un bol, batiremos el azúcar con el huevo y las yemas hasta que quede una mezcla blanco amarillenta y esponjosa, y entonces iremos añadiendo poco a poco la harina, mezclándolo bien todo. Cuesta un ratito y cansa el brazo.
Luego añadiremos el contenido del cazo que teníamos reposando y seguiremos removiendo hasta hacer una crema uniforme, liquida pero densa, crema que guardaremos, tapada, 24 horas en la nevera y que removeremos dos o tres veces, no más.
Y fin de la primera parte.
La segunda, al día siguiente, consiste en untar los moldes con abundante mantequilla, fundiéndola primero, verter la crema sin superar las tres cuartas partes de su capacidad, e introducirlos en el horno precalentado a la máxima potencia.
Atención al horno. Los primeros cinco minutos de cocción el horno ha de estar a todo meter, y después a potencia media unos 40 o 50 minutos. No obstante hay que vigilar, y si a los cuarenta minutos ya vemos las cannelés muy doraditas, hay que sacarlas.
Saldrán solas del molde y las pondremos en un enfriador, una rejilla, para que se enfríen por todas sus partes a la vez.
Acabaremos espolvoreándolas con azúcar vainillado, pero esto es optativo. Y ya está.
Están muy, muy buenas recién hechas. Se pueden tomar fías o calientes. En cuanto a su conservación a mí no me resulta fácil, pues se hacen blanditas en un día, y aunque siguen estando buenas, no es lo mismo. Deben estar duritas y crujientes por fuera, y tiernas y cremosas por dentro. Esa es su gracia. Y el sabor ¡claro!

NOTA: Los moldes que utilizo son de silicona, y tienen 16 huecos de 4 cm. de diámetro cada uno.

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