Gloria
se está comportando como lo que es, toda
una gran borrasca que ha provocado un temporal de los que hace años no "disfrutábamos". Cierto que tiene sus “daños colaterales” no deseados pero en ocasiones inevitables, sobre todo la muerte de personas, sean quienes sean. Lo demás se
arregla con dinero.
Por
otra parte hay que reconocer que, situaciones como estas en las que la
naturaleza nos enseña los dientes, son buenas para darnos una cura de humildad
y para recordarnos que, por mucho que hagamos para apartarnos de ella y
dominarla, es ella quien tiene la última palabra.
Yo,
personalmente, he disfrutado esta mañana, y sigo disfrutando, como un gorrino,
si es que los gorrinos disfrutan, con esta larga y espectacular tormenta de
invierno, algo muy raro por estas latitudes.
Gozo del cielo oscuro, el viento, la lluvia, los relámpagos, los truenos…y la nieve
cayendo en las montañas, cubriendo de blanco tantos y tantos parajes mil veces
recorridos en mis excursiones. ¡Qué bonito! ¡Qué bueno para el monte!
De
temporal histórico hablan, y es posible que así sea, pero no hay que olvidar
que estas cosas han pasado siempre. Más aún, antes nevaba más, llovía más,
hacía más frío…; pero nos enterábamos menos, y cuando pasaba nos lo montábamos
como podíamos, como ahora; cada uno se lo monta como puede. Y si te lo puedes
montar bien, pues eso, a disfrutarlo. Y si no, pues a aguantarse toca. Nunca
llueve a gusto de todos.
Pero
lo que no podemos olvidar es que para la naturaleza, en la que vivimos y de la
que vivimos, episodios como estos son buenos y necesarios, mil veces mejores
que el “maldito” buen tiempo que hace un año nos tuvo tres meses seguidos sin
una sola gota de agua. Eso sí es malo.
Así
pues, como dice el refrán, a mal tiempo buena cara. Ya vendrá la primavera que,
con temporales como este, será espectacular.
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