FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

miércoles, 1 de enero de 2020

Argumentos y eslóganes.



La historia de las palabras, su etimología, aparte de asombrosa es muchas veces esclarecedora, y nos permite entender mejor el mundo en el que vivimos, muy difícil de entender, por cierto.
Fijaos. Las palabra argumento y argumentar vienen de la palabra latina argumentum que viene a significar literalmente, instrumento que nos permite sacar brillo a una idea, es decir, pulir, cuidar, perfeccionar una idea, con el lógico objetivo de exponerla sensata y convincentemente. Por otra parte, la palabra eslogan viene del celta, y significa literalmente grito de guerra.
¡Qué increíble y bonita reflexión nos permite contemplar la etimología de ambas palabras juntas! Y digo que la reflexión es bonita por lo clarificadora que es, no porque en sí misma sea bonita; más bien es terrible.
Ahora, como siempre, pero ahora de un modo mucho más general y contundente, pensamos y actuamos sobre eslóganes, tras los cuales no hay nada más que la vehemencia de un grito de guerra. Ningún análisis, ninguna reflexión, tan solo un grito tan alto como vacío. Un grito para asustar al adversario, amedrentarlo, ponerlo en fuga. Un grito de guerra.
No hay argumentos o son tan pobres y mal hilvanados que, en realidad, no son más que un triste conjunto de eslóganes. Los argumentos de verdad requieren tiempo, sabiduría, análisis concienzudo, apertura de miras. Es sacar brillo a la idea. El argumento es justo lo contrario al grito de guerra. El argumento permite el diálogo y busca el consenso. El eslogan, el enfrentamiento.
Me ha encantado descubrir a los “abuelos” de estas dos palabras que tanto nos dicen de sus descendientes, argumento y eslogan. Pero al igual que no escuchamos mucho a nuestros mayores, tampoco lo hacemos a los “mayores” de las palabras. Y así nos va.
Más argumentos y menos eslóganes sería un buen propósito para este nuevo año, pero mucho me temo que asistiremos a un auténtico festival de eslóganes y a una huida masiva de argumentos.

NOTA: Esta entrada la he escrito gracias al libro Latin Lovers, de Emilio del Rio, donde he encontrado, entre otras muchas reflexiones sobre las palabras de nuestra lengua, esta que hoy he compartido.

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