FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

miércoles, 20 de enero de 2021

Alzo mi voz...


La reciente noticia de la explosión de un edificio en Madrid, cuando aún no se han recuperado del temporal, y en medio de la pandemia desbocada, con el telón de fondo de ciertos políticos entregados de un modo obsceno a sus enfermizas obsesiones, y de una sociedad cansada, triste, agobiada y angustiada, pinta esta tarde un cuadro más negro que los más negros de Goya.

Son estos tiempos recios, como diría Teresa de Jesús, nuestra santa castellana, que a todos nos ponen a prueba y a que todos, de un modo u otro nos están cambiando. Sí, la tormenta arrecia. Por eso en noches como la de hoy, el hombre, al menos el creyente, puede, y yo diría debe, gritarle a Dios, preguntarle ¿por qué?, ¿hasta cuándo? Y hacerlo con rabia. Yo lo hago, y lo hago con las palabras de un salmo, el 76, que parecen escritas para este 20 de enero.

Alzo mi voz a Dios gritando,

alzo mi voz a Dios para que me oiga.

 

En mi angustia te busco, Señor mío;

de noche extiendo las manos sin descanso,

y mi alma rehúsa el consuelo.

Cuando me acuerdo de Dios, gimo,

y meditando me siento desfallecer.

 

Sujetas los párpados de mis ojos,

y la agitación no me deja hablar.

Repaso los días antiguos,

recuerdo los años remotos;

de noche lo pienso en mis adentros,

y meditándolo me pregunto:

 

"¿Es que el Señor nos rechaza para siempre

y ya no volverá a favorecernos?

¿Se ha agotado ya su misericordia,

se ha terminado para siempre su promesa?

¿Es que Dios se ha olvidado de su bondad,

o la cólera cierra sus entrañas?"

El salmo sigue, pero en su lugar quiero compartir también esta noche la única respuesta a mi grito que quiero creer, la única respuesta que me recuerda que sí hay luz, aunque esta noche me cueste verla.

¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo?: ¿la aflicción?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?, ¿la espada? En todo esto vencemos fácilmente por aquel que nos ha amado.

Rm. 8,35-37.

Buenas noches.

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