Me
gustan los gatos. No me gustaban, pero desde que por casualidad se cruzó uno en
mi camino descubrí que es un animal increíble. Creo que a quienes no les gustan, es porque nunca ha
entrado uno en su vida.
¿Y
esto a cuento de qué viene? Pues de un encuentro gatuno que tuve recientemente.
Andaba por un camino, ya algo alejado del pueblo desde el que iniciaba mi
excursión, cuando a un lado descubrí, sosegadamente sentado, a este señor gato.
Pensé
que al ver que iba hacia él, se iría; más no. Ahí siguió, tranquilo, dueño de
su tiempo y de su espacio. Lo fotografié, siguió impertérrito, mirándome. Pasé
cerca de él y seguí mi camino. Y él allí se quedó, sin mirar cómo me alejaba,
mirando al frente, como si esperara a alguien.
Me
dije, chico voy a subirte a mi blog. Lo tuyo es, como dice un amigo mío, entereza,
elegancia y gallardía; gatunas ¡claro!
No hay comentarios:
Publicar un comentario