FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

sábado, 30 de enero de 2021

Es que hay que ser tonto.


 

Hace ya mucho tiempo que se impuso la moda, por decirlo de algún modo, de no llamar a nada por su nombre, bien utilizando anglicismos, siglas o circunloquios. De eso en educación sabemos mucho.

Siempre he creído que el motivo de fondo de todo esto es el deseo de edulcorar la realidad para que quede “más monina”, pensando ingenuamente que así nos hará menos daño. Porque la realidad, a veces duele, y no pocas veces, porque aunque la mona se vista de seda, mona se queda.

Esto, cuando los días, los meses y los años se sucedían con una cierta tranquilidad, nunca completa, resultando molesto era hasta cierto punto soportable; pero todo ha cambiado, y la brutalidad contundente de la realidad actual hace que esas gilipolleces lingüísticas se me hagan del todo insoportables, hasta el punto de apetecerme soltarle un soberano sopapo a cada uno de los soplapollas, con perdón, que actualmente hacen gala de estar muy al día con un lenguaje políticamente correctísimo. Tendría demasiada "faena".

No, no voy a hablar hoy de la imbecilidad del padres, madres, clientes, clientas y demás majaderías referentes al género. Hoy voy a comentar dos estupideces que han saltado a la palestra recientemente y que van en el mismo ridículo paquete de las cuestiones referentes al masculino y femenino en el lenguaje.

Una de ellas es el debate que se montó alrededor de la expresión toque de queda. Escuché a señores, muy importantes y sesudos, decir que eso sonaba mal, resultaba muy duro al oído, y que habría que llamarlo de otra manera menos agresiva. Como si llamarlo de otra forma cambiara en algo la gravedad de la situación que exige una medida tan dura y agobiante. No sé el tema cómo acabó, porque no quiero saberlo, prefiero no indagar.

La otra, la escuché a raíz de la reciente gran nevada. Ahora resulta que ya no se dice zona catastrófica, se dice zona de especial afectación o algo así. ¡Se tiene que ser imbécil! Dígale al señor que se le ha caído el techo encima que lo suyo no es una catástrofe, es una afectación especial. Dígaselo, que igual las afectadas especialmente son sus narices. No sé tampoco el asunto en qué ha acabado, pero lo intención va por ahí.

No es tiempo de ocultar con ñoñerías la realidad. Es tiempo de llamar a las cosas por su nombre. Y el toque de queda es toque de queda con todas las de la ley, y una zona catastrófica es una zona catastrófica, porque zona catastrófica está siendo la sociedad entera desde hace ya casi un año, y negar eso es de ser tonto del bote, del haba, del culo o vete tú a saber de qué, pero tonto “rematao”.

Porque solo podremos intentar cambiar la realidad, al menos intentarlo, si la miramos cara a cara y la llamamos por su nombre. Eso para empezar.

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