Me ha
resultado curioso el cartelito que he visto en una excursión por la sierra. Por
supuesto que estoy de acuerdo con él íntegramente, como casi todo el mundo. Sin
embargo me llama la atención el desigual seguimiento de los consejos por parte
de la gente. Y más aún, el control que hay, para que se respeten todos sin
excepción: ¡ninguno!
El
camino es concienciar, informar y sancionar a los infractores. Concienciados,
con eso de la sostenibilidad y demás lugares comunes de moda, debemos estar
todos, excepto algún que otro tarugo. Informados también, ahí está el
cartelito, y hay más; pero ¿dónde están los forestales vigilando o la Guardia Civil multando cada fin de
semana, cuando la sierra se convierte en un putiferio?
Muy
desgraciadamente, en la sociedad en la que vivimos, no basta la concienciación
y la información. Es necesaria la sanción. Y cuando a uno de esos gilipollas
que se sienten por encima de todo y de todos le claven mil euros de multa, y no
se la pueda quitar ningún amiguete, el boca a boca empezará a surtir efecto. Es
lamentable, pero es así.
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