FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

sábado, 29 de mayo de 2021

David y Goliat.

 

Hay ahora un anuncio que ha tomado como referencia la historia de David y Goliat. Por poco que veáis la tele lo habréis visto ya. Me llamó la atención porque me pareció inteligente, y entre tanta basura publicitaria se agradece algo bien hecho, al margen de que sea más o menos verdad lo que se publicita.

Y pensé, este spot parte de la curiosa base de que la gente conoce la historia de David y Goliat, que está en la Biblia. Y sí, es cierto que hoy día una inmensa mayoría conoce esta historia.

Pero también es cierto que, según los planes de estudio, en esta España nuestra, al cabo de unos años, muchos niños no tendrán ni la más mínima idea de quienes fueron estos señores, porque las autoridades educativas se están empleando a fondo para erradicar toda referencia religiosa que pueda “alienar” a nuestros niños y jóvenes.

Hay que ser muy fanático e inculto, ambos rasgos suelen ir unidos, para ignorar, despreciar y ocultar el hecho religioso presente en nuestras vidas, y empeñarse en que no sea trasmitido a las nuevas generaciones. Nuestra historia; nuestra pintura, nuestra escultura, nuestra arquitectura, nuestra música, nuestra literatura, nuestra gastronomía, nuestras tradiciones, nuestro lenguaje, y tantos otros aspectos de nuestra cultura, no pueden entenderse cabalmente sin la religión, le pese a quien le pese.

Por esto, la religión es un elemento básico, necesario e imprescindible, al que tienen derecho las nuevas generaciones, para poder vivir en plenitud la riqueza del mundo en el que han nacido. Y debía ser asignatura obligatoria en todos los colegios e institutos del país.

Ahora bien, la religión como elemento cultural. No la fe. No es lo mismo. La trasmisión de la fe debe darse en otros ámbitos, la familia, la parroquia, las comunidades de creyentes, las asociaciones juveniles confesionales, las relaciones personales…

Pero todos tienen derecho, sean creyentes o no, a tener una formación religiosa sólida. No hace falta tener fe para conocer la historia de David y Goliat y saborear toda su riqueza, que no es poca. Ni el conocerla tiene por qué llevar a nadie a tener fe.

Porque es, aparte de una historia bíblica, un cuento bonito para contar a los niños. Y al joven, débil e indefenso frente al poderoso guerrero, se lo encontrará después ese niño, cuando no sea tan niño, en pinturas, en esculturas, en la música, en el lenguaje, incluso en su propia vida, sirviéndole quizá, para tener ánimo cuando sabiéndose David tenga que enfrentarse a los muchos Goliat que te encuentras en la vida.

No, nadie tiene derecho a mutilar en nombre de no sé qué extraña liberación, nuestra propia cultura. Nadie tiene derecho a empobrecer la formación de nuestros niños y jóvenes privándoles de un elemento tan esencial para entenderla. Nadie tiene derecho a ocultar a las nuevas generaciones que somos lo que somos y como somos, en gran parte por todo ese tejido que nuestros antepasados elaboraron durante siglos para relacionarse con Dios, creamos o no en su existencia, tejido riquísimo al que llamamos religión.


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