Acudían
asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la comunión, a la fracción del
pan y a las oraciones. Todos estaban asombrados por los muchos prodigios y
señales que realizaban los apóstoles. Todos los creyentes estaban juntos y
tenían todo en común: vendían sus propiedades y posesiones, y compartían sus
bienes entre sí según la necesidad de cada uno. No dejaban de reunirse en el
Templo ni un solo día. De casa en casa partían el pan y compartían la comida
con alegría y generosidad, alabando a Dios y disfrutando de la estimación
general del pueblo. Y cada día el Señor añadía al grupo los que iban siendo
salvados.
Hechos
2:42-47.
¿Qué
tendrá que ver este texto del Evangelio con el día Primero de Mayo? Pienso que
mucho, si entendemos que esta fecha tiene su origen en la injusticia social, en
el abuso de unos sobre otros, en la existencia de opresores y oprimidos.
Y toman la iniciativa de esta justa lucha, socialistas,
comunistas y anarquistas, que paradójicamente se enfrentan violentamente
también a la Iglesia. Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra,
habría que decir ahora. Porque si estos movimientos sociales, en nombre de la
justicia, han asesinado a millones de personas a lo largo de la historia,
también la Iglesia, en nombre de Dios, tiene demasiados muertos en su haber.
Hay que hacer hoy esta reflexión, por dolorosa que sea.
Si el estilo de vida de las primeras comunidades cristianas se hubiera
extendido en la sociedad, nunca hubieran tenido que surgir movimientos sociales
que, después de todo apuntaban en la misma dirección que Jesús, el Hijo de
Dios, aunque al igual que la misma Iglesia rompieron su propio sueño,
corrompieron su propio mensaje.
Pero
así somos los humanos, todos y cada uno. Brillantes y torpes, honestos y
sinvergüenzas, egoístas y abnegados, víctimas y verdugos, ángeles y demonios.
Por
todo esto sí tiene mucho que ver este texto de los Hechos de los Apóstoles con
el día Primero de Mayo. Y por eso también este día, es un día para agradecer a
todos los que han luchado por la justicia y la dignidad humana su vida de
entrega y compromiso, lo hayan hecho o lo estén haciendo desde donde sea. Y de
un modo particular al Papa Francisco que, desde su dificilísima posición, de un
modo claro y rotundo, pelea también para que llegue el día en que el Primero de
Mayo ya no haya nada que reivindicar.
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