La
montaña es el Midi d´Ossau, un volcán extinto. Con sus 2885 metros se eleva
altiva, atrayendo poderosamente las miradas. Atrae su presencia y todo
montañero siente el deseo de hollar su cumbre, cumbre cuyo conquistador
desconocemos; simplemente, un día apareció coronada por un inmenso hito. Nadie
lo reivindicó. Vanidad hubiera sido el hacerlo, después de todo.
Hoy, 13
de mayo, y no por casualidad, quiero recordar esta montaña, sin acceso fácil por ninguna parte, deseada desde el
primer momento, y alcanzada años después. Sólo me cabe el honor de habérsela
presentado. Todo un símbolo de vida y para la vida.
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