Comparto
a continuación el poema que nuestro amigo José Luis publicó recientemente en su blog,
Umbral de zona, dedicándonoslo en nuestro XXVI aniversario de boda.
Gracias amigo.
A mis
amigos Isabel y Jesús en su XXVI aniversario: Que su amor siga tan firme como
este roble.
Este árbol me mira.
Es un viejo roble
que este otoño pasado
en la lejana serranía
salió a mi encuentro.
Este árbol me espera.
El noble y viejo roble
parece herido de muerte
pero su fortaleza lo reconstruye.
Lleva el tronco abierto en su corteza
como si fuera una herida sin cerrar,
una cicatriz abierta
que parece desnudar su corazón.
En su meollo, líneas dispersas,
seguramente trazos de sus venas
por donde subía la savia,
dibujan el enigma de unos bellos ojos
y los sesgados pómulos de una mujer.
Este roble me mira y me pregunta.
Lleva allí siglos atado a la misma tierra
contemplando el mismo cielo.
Está afirmando su empeño de estar en pie,
en su misión de vigilar la tierra del bosque.
Es memoria del tiempo que se fue,
afirmación del presente y de lo eterno.
Sus hojas y frutos han caído a su debido tiempo.
Es lecho y cobijo, alimento y sombra,
para pájaros, animales y alimañas.
Este árbol me mira: me inquiere,
me interroga sobre si
yo también ando herido,
si mis cicatrices no ahogan mi vida,
si no florezco o fructifico en vano.
Cuando esto ocurra,
en el próximo encuentro,
yo seré entonces quien al árbol mire.
No hay comentarios:
Publicar un comentario