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Cervantes en el Quijote.

martes, 29 de julio de 2014

Hotel Ciria, de Benasque. Las cosas bien hechas.


Es de bien nacidos ser agradecidos, dice el refrán castellano, y es muy cierto. La lástima es que a menudo somos parcos en el agradecimiento y la alabanza y nos explayamos en el desprecio y la censura.
No me gusta cometer este triste error que a buen seguro, y muy a mi pesar, habré cometido más de una vez. Por eso, y aprovechando este blog, quiero hacer pública mi satisfacción con el hotel Ciria de Benasque y con su restaurante, El Fogaril, y mi agradecimiento a la familia que los regenta, José Mari, Dionisio y Estrella.
Este mes de julio hemos gozado Isabel, un grupo de buenos y viejos amigos y yo, de las delicias de este entrañable rincón del maravilloso valle de Benasque, que se levanta en la Avenida de los Tilos.
El hotel siempre me ha resultado cómodo, amable y acogedor. Tiene esa elegancia típicamente pirenaica, que tanto me gusta, que dan la madera y la piedra sabiamente combinadas. Su ubicación en la calle principal del pueblo, nos permite sentir el pulso diario de lo que podríamos llamar, sin miedo a equivocarnos, la capital del Pirineo.
El restaurante, sencillamente espectacular. La cocina increíble. Calidad y cantidad. El servicio rápido y la atención exquisita. He llevado allí a bastante gente a lo largo de los años y todos han quedado muy, pero que muy satisfechos. El comentario suele ser, yo no sé cómo lo hacen.
Y la familia Ciria, José Mari en el hotel, Estrella en el restaurante y Dionisio en la cocina forman un equipo perfecto. Lo hablamos con los amigos, lo hemos hablado desde hace mucho tiempo con otros amigos. Son además de amables y acogedores, unos profesionales como la copa de un pino.
Benasque está en alma misma de mi vida pirenaica. En ese valle me enamoré de los Pirineos. En el pueblo estoy como en casa, o mejor. He recorrido muchos senderos, he ascendido a casi todas sus cimas, he dormido en algunas de ellas, como la Maladeta, el Mulleres o el collado Coronas, junto a lagos, como Remuñe, Lliterola o Batisielles, en tienda, al raso...También he tenido que ir a camping, para mí,  un inevitable mal menor…
Y siempre, desde mucho antes de que existiera el hotel, cuando aún los Ciria regentaban la fonda Barrabés, y en el pueblo había dos o tres bares tan solo, ya era para nosotros aquel sencillo y entrañable establecimiento el corazoncito de Benasque. La cervecita soñada cuando aprieta el calor, la cena reparadora cuando se siente el hambre, las rondas de pacharán para celebrar las ascensiones, la grata tertulia…Sí, allí íbamos cuando bajábamos al pueblo. Como ahora.
Luego, tras la fonda llegó el hotel, un buen hotel. Pero lo más importante, y eso es muy de valorar, en nada cambió. Siguió la amabilidad, el carácter acogedor, la muy buena cocina… Mejoraron mucho las instalaciones , claro. Pero no se perdió el alma. Sí, eso es muy de valorar. No pasa siempre. Lo sé por experiencia.
En fin, que como decía al principio, es justo reconocer y agradecer lo que está bien hecho, lo que es bueno, y decirlo. ¿Por qué no?

¡Enhorabuena y gracias!

Si queréis conocer más el hotel Ciria y el restaurante del hotel, El Fogaril, pulsad Hotel Ciria y restaurante El Fogaril.

3 comentarios:

  1. Hola Jesús, no suelo hacer comentarios a tus artículos porque casi siempre estoy de acuerdo con ellos y hoy no es una excepción, pero al ver la foto a venido a mi mente la imagen onírica de un trozo de carne de no menos de dos dedos en plato de pizarra con el Enate reglamentario que tras varios días de crestas, pedreras, corredores y "armeletes" no cae nada mal.
    Por supuesto me sumo al homenaje aunque habrá que hacerlo allí algún día cuando podamos coincidir.
    No te pierdas la experiencia de la cerveza en su terraza al caer la tarde devorando el recién comprado mapa o libro de Barrabes... No comment!!!
    Salud y Montaña

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    1. A ver, a ver si coincidimos y estos pensamientos se hacen realidad.

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