FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

viernes, 29 de julio de 2022

Actualización fin de semana del 30-31 de julio de 2022.

Dos días calcaditos. Mínimas de 24 y máximas de 32, con viento de un mar a 30 grados, nos regalan un ambiente agobiante; difícil de aguantar tanto de día como de noche.

Algunos modelos dan un sábado cubierto con riesgo de tormenta seca. Espero que se equivoquen y que como máximo esté solo cubierto, sin más consecuencias. 


miércoles, 27 de julio de 2022

Relaciones domésticas osunas.

Pudimos disfrutar la semana pasada de un par de osos, en un parque faunístico, ¡claro!, desarrollando ante nosotros una curiosa y divertida escena familiar que resultaba muy humana.

El macho es grandote; la hembra, más pequeña. Estando nosotros allí, la cuidadora les dio dos melones, uno a cada uno. Tranquilamente se dispusieron a comérselo pero de una forma bien diferente. El macho a mordisco limpio, sin más contemplaciones. La hembra lo partió y con las uñazas fue sacando la pulpa y llevándosela a la boca.

Lógicamente el grandullón acabó antes con su melón del que no quedó ni la corteza, y entonces se fue junto a su compañera que seguía a lo suyo sosegadamente.

Se le arrimó y esperó pacientemente a que acabara, mientras de vez en cuando, con la pataza hacía amagos de cogérselo, pero solo amagos, a la vez que emitía un gruñido grave y contenido. Parecía decirle en idioma osuno, dame un poquito, sé buena.

Ella seguía a lo suyo, muy segura de que no se lo quitaría, y cuando ya lo había vaciado del todo, le dejó la corteza y se alejó muy dignamente. Entonces, él acabó con lo que quedaba con unos pocos mordiscos.

Me pareció la escena tan humana, tan divertida y tan tierna que la cuento hoy con algunas fotos de aquella peluda parejita.





 

martes, 26 de julio de 2022

Incendio forestal en Calles.

Dicen que solo se ama lo que se conoce; y es verdad. Por eso me duele tanto el incendio forestal que ayer por la tarde se inició en Calles y que aún sigue. No sé en estos momentos cómo está, porque las informaciones a las que tengo acceso son contradictorias, pero aún en el caso de que ya esté controlado y en vías de extinción, la zona que ya ha devastado la conocía muy bien.

Frondosos y antiguos pinares, algunos de regeneración natural tras un anterior incendio, barrancos profundos, paredes rocosas y laderas verdes… E inmensos panoramas desde las cimas.

He recorrido sus sendas y caminos con sol y cielos azules; con nubes, nieblas, lluvia y tormenta; con frío y calor o con esa temperatura envidiable de nuestros otoños y primaveras. Me he tropezado con cabras montesas, con corzos, con jabalíes, con zorros. Han volado sobre mí águilas y buitres, y he sorprendido alguno en un peñasco, oteando el horizonte.

Es aquella una región hermosa y solitaria.

No quiero pensar qué me encontraré cuando pase todo, cuando todo se olvide, cuando casi todos lo olviden. Yo no lo olvidaré, no puedo olvidarlo, como no puedo olvidar tantos y tantos rincones que año tras año me han ido arrebatando.

Porque me los arrebatan. Me los roban. El monte no arde él solo por  mucho calor que haga; antes moriríamos nosotros asfixiados. Salvo los rayos, y solo alguna vez, todos los fuegos los iniciamos nosotros.

Con o sin intención, somos nosotros, nuestra estupidez, nuestra dejadez, nuestra indiferencia, nuestra maldad. Cierto que está el accidente puro y duro, aunque la mayoría de las veces sería evitable con prudencia y sentido común. Y a esto hemos de añadir el abandono, la gestión torpe e ineficaz y el cambio climático que nos augura veranos todavía peores que este que estamos sufriendo.

El monte, los árboles, son vida; malos tiempos corren para la vida. Pero, ¿a quién le importa? De verdad, ¿a quién le importa el fuego de Calles, el de Venta del Moro, el de la sierra de la Culebra…?

A mí sí me importa. Por eso no quiero ver imágenes del monte en llamas, sea el que sea, ni escuchar la declaraciones de los políticos, por “muy verdes” que sean. No hacen nada de verdad eficaz para evitar estos desastres.

Siempre me importa un incendio forestal, y me duele, pero cuando como el de Calles, lo que está arrasando formaba parte de mí desde hace tantos años, el dolor, la rabia, la indignación y la impotencia me hacen mucho, mucho daño.

Y el miedo también me hace daño, porque aún estamos en julio; aún queda mucho verano por delante. Y tengo un miedo que no consigo quitarme de encima.

 

A continuación, cinco fotos de algunas de las zonas a donde ha llegado o puede llegar el fuego. No lo sé con certeza. Las hice un día gris de primavera.






lunes, 25 de julio de 2022

Normalización de las temperaturas.

Parece ser que, al menos de momento, el calor extremo va a darnos una tregua. Excepto hoy, que seguirá agobiando, el resto de la semana las máximas no superarán los 32 y las mínimas irán descendiendo de los 24 de hoy a los 21 del próximo domingo. O sea un verano normal por estas tierras. Además seguirá entrando levante y según algunos modelos puede hasta haber alguna llovizna.

Sí, ya sé que agobia el ambiente de sauna que eso significa, pero tal y como están las cosas, es mejor que el poniente que podría desencadenar una catástrofe medioambiental.

Verano feo, muy feo. Y dicen que hemos de acostumbrarnos porque este será el mejor de los próximos. 

miércoles, 20 de julio de 2022

Golpe al montañero en el valle de Arán.


Me enteré un día de estos del veto a los montañeros en favor del turismo, y otras actividades de montaña, en el valle de Arán. Me explico tanto para quienes conocen el valle como para los que no.

Hay en Arán tres valles, Valartíes, Aiguamotx y la Artiga de Lin que dan acceso a amplias y hermosas zonas de altas montañas y lagos. Pues bien, las autoridades han cerrado los tres valles para evitar las aglomeraciones de coches que en sus cabeceras se producían. Hasta ahí, muy, muy bien. Era un desacato.

La solución ha sido poner en dos de ellos unos taxis que por un módico precio te suben hasta arriba, y en el otro un trenecito turístico. Muy bien también, en principio, porque esos vehículos inician el servicio todos los días a las ocho de la mañana. Antes, los tres valles permanecen cerrados con barrera.

Para el turista, que va a ver el valle y a hacer como más una pequeña excursión es buena hora. Para el montañero, que va a subir montañas más altas y lejanas, o a hacer grandes recorridos, es muy tarde. De hecho, empezando a andar más tarde de las ocho, cuando llegue arriba el vehículo que hayas cogido, es imposible acceder a muchas de ellas o hacer algunas travesías llegando a tiempo para coger el último taxi o trenecito del día.

Conclusión. El montañero que madruga para encontrarse con el sol en la montaña y ganar altura con el frescor de la noche, queda excluido. El valle se abre al turismo de masas y se cierra al montañero.

¿Alternativa? Contratar un taxi, pagando mucho más, y quedar con el taxista a una hora para salir y a otra para que suba a recogerte. O alojarse en un refugio, cosa difícil y a menudo imposible, pues están copados por las empresas de aventura. Además son pocos y pequeños.

Esto es un golpe injusto a quienes hacemos montaña, porque soluciones hay, como poder subir con tu coche mucho antes de la ocho, por ejemplo, de 4 a 6 de la mañana, y bajar antes del cierre de la barrera. No subirían tantos, y quienes lo hicieran serían de fiar

Pero no, eso (que lo hacen en Francia en muchos sitios) sería pensar en los montañeros que, después de todo, somos los que hemos dado a conocer aquellas tierras a la gente. Y no somos tantos.

De verdad que me ha dado mucha rabia. Porque no hay derecho. Me parece injusto y ofensivo, y por utilizar una palabra de moda, nada inclusivo. Me siento excluido, ignorado y olvidado.

Por eso, ante la lamentable deriva que está tomando la gestión del Pirineo, me aferro, como dije hace poco, a eso de “que me quiten lo bailao”, porque lo que entre unos y otros están haciendo con estas montañas es matar la gallina de los huevos de oro.

Menos mal que tengo ya 66 años…

domingo, 17 de julio de 2022

¡Ay bendito fresquito y bendita lluvia! ¡Qué lejos quedáis!

La única buena noticia es que siguen entrando levantes flojos durante toda la semana. Por lo demás, calor y más calor, algo menos agresivo que la semana pasada pero excesivo, desagradable y sofocante.

Por lo demás cielos despejados, como diría Juan Ramón Jiménez, "de plata calcinada". Y de lluvia, nada de nada.

¡Ay bendito fresquito y bendita lluvia! ¡Qué lejos quedáis! 

viernes, 15 de julio de 2022

Actualización fin de semana del 16-17 de julio de 2022.

Fin de semana horrible, sería el resumen. Máximas, sin dar tregua, de 36 o 37 y mínimas de 22 o más. Cielos despejados y viento, el sábado del noroeste, ¡¡¡peligroso!!! y el domingo del sureste.

No me gusta el verano, pero este menos. No hay por dónde cogerlo. Habrá que irse a Groenlandia cuando asome julio.


jueves, 14 de julio de 2022

No solo es cuestión de educación.


Digo yo que me sorprenden las palabras del señor Clariana aún estado de acuerdo con él en todo excepto en que es un problema de educación. Y lo es, pero no solo de educación.

De entrada no es respetar la montaña atraer a ella a multitudes cuyo objetivo no es el conocimiento y disfrute de la montaña sino otros ajenos a ella, y muy agresivos, sin tener en cuenta para nada la sostenibilidad de esas actividades en un medio tan frágil como el Pirineo.

Pero da dinero, y claro. Poderoso caballero…

Lo que está pasando es consecuencia directa y evidente de muchos factores.

Primero. Una publicidad exagerada y engañosa para atraer multitudes a las montañas. Ya están ahí, y ahora no sabemos qué hacer con ellas. Y luego pasa lo que pasa.

Segundo. La trasformación del medio natural, en particular las montañas, en un polideportivo. Las carreras de montaña y las bicicletas son una seria agresión que no solo no se regula sino que se incentiva. Y luego pasa lo que pasa.

Tercero. La confusión entre montañero, turista y deportista. Nada tienen que ver. El turista va una vez y no vuelve o lo hace de tarde en tarde. Al deportista le importa su deporte, no la montaña. Y luego pasa lo que pasa.

Cuarto. Las redes sociales y la obsesión de mucha gente por exhibir sus “proezas”. Son las redes las gradas de ese polideportivo en el que han convertido a los Pirineos y a la montaña en general.

Quinto. La nefasta influencia en muchísima gente de individuos como Kilian Jornet o Jesús Calleja que enseñan una forma de acercarse a la montaña muy agresiva y nada sostenible.

Después de todo recogemos lo que sembramos, como siempre. Pero no nos quejemos si siembro tomates y cosecho tomates. ¿Cómo pretenden que la gente vaya en condiciones por el valle de Benasque, por ejemplo, si dentro de nada tendrá lugar el trail del Aneto? ¿Cómo van en esa carrera?

Y como esto, todo.

Y a buen seguro que hay más factores que explican lo que está pasando. A mí me da pena y rabia, pero me consuelo pensando, “que me quiten lo bailao”. Durante años, muchos, disfruté de unos Pirineos limpios, libres, solitarios, donde sólo había montañeros y montañeses.

Y gracias a esos años, hoy puedo encontrar parajes intactos donde es posible no ver a nadie en un día espléndido de julio o agosto, aunque sea fin de semana. Sé cuándo y por dónde subir cimas “con nombre” como lo hacía hace 40 años. Y sigo descubriendo cumbres y valles, cuyos nombres a nadie le dicen nada, pero que tienen la rotunda belleza que cuando era un adolescente me cautivó enganchándome para toda la vida. Sé dónde encontrar la sagrada soledad de las montañas, y envuelto en esa soledad aún puedo escuchar los ecos secretos del silencio.

miércoles, 13 de julio de 2022

¡Ojito con el Aneto!

Así estaba el Aneto el 20 de julio de 1984, cuando lo subí por primera vez. Nada que ver con lo de ahora.

Comparto esta breve entrevista, publicada ayer en el Heraldo de Aragón, hecha al presidente de la Asociación de Guías del valle de Benasque, estando de acuerdo en casi todos sus planteamientos. Destaco tres frases que veo muy ilustrativas de la lamentable situación actual del Pirineo.

"Le hemos perdido el respeto a la montaña".

“El problema es que se prepara la montaña para la gente, en lugar de preparar a la gente para ir a la montaña”.

“Desde hace unos años viene mucha gente sin experiencia”.

 

Jordi Clariana: "Le hemos perdido el respeto a la montaña"

El presidente de la Asociación de Guías del Valle de Benasque se suma a las voces que piden prudencia evitando el glaciar del Aneto en la ascensión.

Jordi Clariana (Barcelona, 1955) lleva 30 años trabajando de guía y viviendo en Castejón de Sos.

La Guardia Civil ya ha avisado dos veces del peligro de subir al Aneto por el glaciar. ¿Aconseja renunciar a la ascensión?

La alerta partió de una reunión entre el Greim de Benasque, Montaña Segura, el Parque Posets-Maladeta, los guías y el guarda del refugio de la Renclusa. Incluso hubo comentarios sobre el cierre del acceso al Portillón, pero eso nos pareció muy drástico. Lo que sí intentamos es mentalizar a la gente de que en lugar de ir por la cara norte, por el glaciar, vaya por rutas alternativas, por la cara sur, por el ibón del Salterillo, que permite salvarlo.

¿Esta es una ruta más segura?

Es la que hacemos los guías a partir de junio y julio.

¿Y por qué todavía hay montañeros empeñados en ir por el glaciar sabiendo que al desaparecer la nieve aflora el hielo?

Porque es la ruta más conocida. La verdad es que algunos no saben ni dónde van. No llevan ni mapa ni nada y siguen a los demás. «¿El Aneto es por ahí?», preguntan. Les importa subir a la cima, la ruta les es indiferente.

Pese a la alerta sigue habiendo rescates.

Hay gente a la que no le llega la información y otra, que no hace caso. A alguno lo rescatan porque ha sufrido un accidente, pero a otros porque no llevan material. Tal y como está el glaciar, aunque sepas, tienes que ir controlando. Pero si además no sabes, es peligrosísimo. El problema es que desde hace unos años viene mucha gente sin experiencia. Han leído que se sube al Aneto, que es el más alto del Pirineo, y ¡hala!

¿Y qué les puede pasar?

Pues que se maten por un resbalón. O sufrir quemaduras por el rozamiento y golpes contra las piedras. Es como meterte en un tobogán de hielo gigante y deslizarte hasta una zona de piedras.

¿La información no llega?

El 10 de julio empezamos las charlas de Aneto Seguro, donde recalcamos las rutas alternativas.

¿Y se hace caso de las recomendaciones de los guías?

A veces me miran como si estuviera loco. Igual es que se le ha perdido el respeto a la montaña. Algunos se ven seguros porque hacen carreras por montaña y suben en 5 horas cuando a un guía le cuesta 10.

¿En algún momento se han planteado alguna restricción?

Se ha comentado, pero en la montaña ¿qué restricciones vas a poner? Es difícil. Se hablaba de instalar en el puente de Mahoma una cuerda fija o una cadena porque sería más fácil pasar, pero si lo ponemos más fácil va a subir aún más gente con menos nivel. El problema es que se prepara la montaña para la gente, en lugar de preparar a la gente para ir a la montaña. Intentamos que los recorridos sean más cómodos. Con la actual afluencia, hay más inexpertos, sin preparación, sin material. Preguntamos a alguien que quiere ir al Aneto: "¿Has usado alguna vez crampones y piolet?" Y contestan: "No, pero si se alquilan, los alquilo y voy".

En los Alpes hay restricciones.

La ruta más habitual del Montblanc cruza por una canal donde caen piedras como pianos. Existe un paso con un cable que te permite atravesar corriendo y si tienes suerte, no te toca. Lo llaman la bolera por lo de esquivar las piedras. El año pasado cerraron esa ruta por seguridad. Además, en un collado, guías o gendarmes controlan a los que acceden para ver si tienen reserva de alojamiento y llevan el material.

¿Lo podríamos copiar?

Es complejo cerrar una ruta. Y además, ¿qué vas a poner, a la Guardia Civil para que no pasen? Hay rutas alternativas. ¿Quiénes somos para decirle a la gente que no puede ir por allí ?

¿Se frivoliza con una ruta que es muy exigente?

Ves en las redes sociales alguno que sube y baja en seis horas.

¿Qué es lo más inusual que ha visto en sus 30 años de experiencia como guía en el valle de Benasque?

Mucha gente en pantalón corto y zapatillas y sin material. El martes unos amigos vieron a un padre y su hijo de unos 12 años por el glaciar sin crampones ni piolet, con bastones. Es un problema de educación, y más ahora con el auge de las actividades de montaña. Por eso queremos incidir en la información y la difusión.


Y ahora digo yo…

Y lo que digo yo lo compartiré en la siguiente entrada, para no hacer esta demasiado larga. 

Porque tiene narices la cosa.



martes, 12 de julio de 2022

Ante el David de Miguel Ángel.

Cuando la semana pasada me encontré frente al David de Miguel Ángel, tras haber visitado un momento antes su tumba, me entraron unas ganas infinitas de poder estar allí un rato largo, largo, en silencio, tan solo con Isabel y mis amigos, contemplando; recreando con los ojos de la imaginación la trasformación de un bloque de mármol en aquella perfección.

No muy lejos está la altiva cordillera, los Alpes Apuanos, de donde salió esa piedra que Miguel Ángel elevó a la categoría de obra de arte absoluta. Poco quedará de su cuerpo en ese monumento ante el que, no sin emoción, acababa de estar diciéndome a mí mismo, ahí está.

Pero no, lo que allí queda no es nada. En verdad Miguel Ángel está en esa prodigiosa escultura que te deja boquiabierto, y en el Moisés, y en La Piedad, y en la Capilla Sixtina… Vive entre nosotros en su obra, en la belleza y la grandeza de una obra gigantesca que, como otras, es un rayo de luz en la oscuridad del mundo.




 


domingo, 10 de julio de 2022

En memoria de Miguel Ángel Blanco.


Hoy, cuando se cumplen 25 años del secuestro y luego asesinato de Miguel Ángel Blanco, quiero sumarme a todos los millones de ciudadanos que de un modo público o privado recuerdan a aquel chaval que debería estar hoy entre nosotros.

Duele recordar aquellos días, y duelen muchos de los acontecimientos posteriores y actuales que no hacen justicia, no solo a Miguel Ángel, sino a todos los que murieron víctimas del fanatismo y la barbarie.

¿Cómo hay gente capaz de hacer eso? La respuesta es sencilla. Gente así ha habido a lo largo de la historia por una razón: la idolatría. En la Biblia, tanto en al Antiguo como en el nuevo Testamento, se presenta como una de las fuentes del mal.

Me explico. Cuando elevamos a la categoría de lo absoluto, nuestra idea de Dios, en la religión; nuestra ideología, en la política; o una utopía más o menos fundamentada, como en los nacionalismos radicales y excluyentes, sacralizamos esa creación nuestra, aunque nos creamos ateos, y la convertimos en nuestro dios, y el hombre, los hombres, pasan a un segundo plano.

Los sacrificios humanos a los dioses se han dado siempre y siguen dándose actualmente. Lo hicimos los cristianos en las Edad Media, los comunistas en Rusia y los nazis en Europa no hace tanto, los islamistas radicales ahora, la ETA durante largos años, y todos los políticos que anteponen su ideología al bienestar de la gente, todos los días. Y hay más, pero baste esto como ejemplo.

Cierto que hay grados. Desde el asesinato hasta el desprecio, la exclusión, la persecución, el aislamiento… Pero la raíz es la misma.

Lo absoluto es el hombre, cada ser humano real y concreto, su vida, su libertad, su dignidad. Y en cristiano también, desde que Dios, al que no conocemos, se hizo hombre en Jesús. Es lo único que sabemos de Dios: Jesús de Nazaret, el Cristo. Y no hay más ley que la de amarnos unos a otros, que es amar a Dios. Eso nos dijo Él.

Anteponemos el sábado al hombre. ¿Por qué? Idolatría. Somos capaces de inclinarnos ante nuestro dios hasta matar. Ejecutar la sentencia dictada es un honor para todos sus fieles, dice el salmo 149. La independencia de Euskadi era el dios de aquella gente. ¡Qué dios tan terrible y tan triste!

Y la voz de Dios, del verdadero Dios sigue preguntando a sus asesinos, a los simpatizantes de los asesinos, a los indiferentes ante aquel horror, a los que se alían con ellos por un supuesto bien superior, y a todos nosotros, ¿dónde está tu hermano Miguel Ángel?

Y llegó la maldición.

Y llegó la maldición. Una ola de calor sumirá esta próxima semana en un ambiente tórrido y asfixiante. No obstante hay que hacer algunas matizaciones porque la cosa podría ser peor.

Parece ser que las mínimas no subirán y seguirán instaladas en los 21 o 22. Eso está bien. El viento, de levante hasta el jueves, no será fuerte, y cuando gire al noroeste el viernes, tampoco. Eso también está bien. Y el cielo, despejado todos los días. Eso no está tan bien.

 Y en cuanto a las máximas, ¡ay las máximas! hay división de opiniones. Unos modelos hablan de 39 y 40, otros las dejan en 35. ¿Quién ganará? Espero y deseo fervientemente que estos últimos, y no por mí, y no por mí…

En cualquier caso parece que depende de una DANA que hay en el Atlántico. Según cómo se mueva hará más o menos calor. Y de lluvia nada, ¡claro!


domingo, 3 de julio de 2022

Otra semana normalita.

Parece ser que empezaremos mañana otra semanita normalita. Verano sin excesos. Monotonía estival. Las máximas algo por encima de 30 y las mínimas de 20 o poco más. El cielo despejado o con nubes de esas que nos entran del mar y viento flojo de este o sudeste todos los días.

En cuanto a las lluvias, algunos modelos hablan de algún posible chubasco tormentoso los primeros días, pero no está nada claro. Hoy nos han pasado rozando.

 Y poco más. ¡Ojalá sea así todo el verano! Aunque una tormentita de vez en cuando no nos vendría mal, con agua claro; como pasaba antes.

Pero mientras no nos vengan olas de calor o ventoleras de poniente, auténticas maldiciones por estas tierras, me doy por satisfecho.


sábado, 2 de julio de 2022

Que los poetas no dejen de alzar la voz.

 

El pasado 27 de mayo, Joan Manuel Serrat pronunció este discurso en la Universidad de Costa Rica, tras ser nombrado doctor honoris causa por dicha Universidad. Tras disfrutar ayer de su concierto de despedida en Valencia, en una plaza de toros abarrotada, comparto sus palabras que no tienen desperdicio. Aunque os parezca largo vale la pena dedicar un ratito a leerlo, o a escucharlo pulsando en el enlace del final de esta entrada.

Señor rector de la Universidad de Costa Rica; miembros del Consejo Universitario; autoridades que amablemente nos acompañan; profesores, alumnos, amigas y amigos:

Me enorgullece que una casa de estudios como ésta me haya premiado con un doctorado, gracias al cual puedo dirigirme a ustedes, mujeres y hombres, que desde la educación, la escuela y la universidad trabajan en la conquista de un mundo más justo, donde los sueños se acerquen más a la realidad. Estoy seguro de que quienes tan generosamente han considerado oportuno concederme esta distinción, lo han hecho con la intención de reconocer los méritos de una persona. Pero al hacerlo, deben saber ustedes, que también están reconociendo a un colectivo de mujeres y hombres que han construido su vida a partir del oficio de cantar y de escribir canciones, y para quienes el valor y la fuerza de la palabra es fundamental en su quehacer. Con todos ellos, quiero compartir este reconocimiento.

De otros aprendí el oficio de cantar y hacer canciones. De otros que antes lo aprendieron de otros. Y me hace feliz pensar que, tal vez, con mi trabajo habré podido ayudar al aprendizaje de los que siguen. Me siento un hombre privilegiado que trabaja en lo que le gusta, y al que —además— le pagan por hacerlo. Me siento una persona querida y respetada que canta por el gusto de cantar… Y además siempre me dan mesa en los restaurantes.

Con canciones me expreso y me comunico con los demás. Escribo mirando a mi alrededor, pero también volviendo la mirada a mis interiores. Escucho las voces de la calle, pero también oigo los ecos. Escribo dejando volar los pensamientos, pero también clavando los codos en la mesa. Que escribir es mucho más que el fruto de momentos inspirados. Es el resultado del esfuerzo, de la porfía por amasar palabras, por tejer y deshacer mimbres. Y si las musas, siempre escurridizas y engañosas, acudieran a darme una mano, serán bienvenidas. Y les agradezco lo que vale, pero sin confiar absolutamente nada en su voluble lealtad.

Dice el refrán que quien canta, su mal espanta. Y es verdad. Cantando, conjuras los demonios y conviertes sueños en realidades. Cantando compartes lo que amas y te enfrentas a lo que incomoda. Las canciones viven en la memoria de la gente, viajan y nos transportan a tiempos y lugares donde un día tal vez fuimos felices. Algunas son personales e intransferibles. Otras aglutinan sentimientos comunes y llegan a convertirse en himnos. Todo momento tiene una banda sonora y todos tenemos nuestra canción. Esa canción que se hilvana en la entretela del alma y que uno acaba amando como se ama a sí mismo.

Entre las muchas cosas que he de agradecerle a la vida, es este oficio que me ha llevado a caminar al mundo, sin que las penurias económicas o políticas me empujaran a hacerlo. Y es ese ir y venir donde he conocido gentes de todo tipo y condición, en lugares distintos, diferentes a aquellos lugares en los que crecí, con otras costumbres, con otras maneras. Todo ello, lejos de llevarme a consolidar y concretar una idea de patria sublimada y distante, me fue consolidando en el descubrimiento: la patria para unos es el territorio, para otros es el idioma, para otros la niñez, para algunos algo con lo que llenarse la boca y otros con lo que llenarse la bolsa.

 Yo he reconocido mi patria por los caminos. Lo aprendí de mi madre, que decía que su patria estaba donde sus hijos comían. Probablemente eso deben pensar las miles de madres que a lo largo y ancho del planeta caminan con sus hijos a cuestas, huyendo del dolor y de la guerra, dejando atrás la tierra que los vio nacer y buscando un lugar en donde sus hijos coman, crezcan y aprendan a convivir en paz, en una nueva patria temporal o definitiva. Viéndolos atascados en los barrizales, aguardando reemprender el camino, atorados en el descansillo, pongamos de una Europa, una Europa mezquina y desalmada, la orilla de un Mediterráneo que otrora fue cuna del pensamiento y puente de culturas. Viéndolos así, me pregunto: si alguien sabe decirme, ¿dónde queda la patria de esta gente? ¿Queda atrás, queda por delante?

Soy como todos ustedes fruto del tiempo y del mundo que me ha tocado vivir. Un tiempo de confusión y angustia, de soledad, de falta de referentes, donde se ha perdido la confianza en el sistema, en sus representantes y en sus instituciones. Donde los jóvenes se sienten engañados y los mayores traicionados y donde más que nunca nos necesitamos los unos a los otros, porque todos somos importantes, porque todos tenemos que sentirnos importantes.

 En los últimos años, ha sido extraordinario el crecimiento tecnológico y científico que hemos experimentado. Pero también ha sido muy grande la pérdida de los valores morales de nuestra sociedad. Se han producido daños terribles a la naturaleza, muchos de ellos irreparables. Y es vergonzosa la corrupción que desde el poder se ha filtrado a toda la sociedad. Más que una crisis económica, diría que estamos atravesando una crisis de modelo de vida. Y, sin embargo, sorprende el conformismo con el que parte de la sociedad lo contempla, como si se tratara de una pesadilla de la que tarde o temprano despertaremos.

Espectadores y víctimas parecemos esperar que nos salven aquellos mismos que nos han llevado hasta aquí. Es necesario que recuperemos los valores democráticos y morales que han sido sustituidos por la vileza y la avidez del mercado, donde todo tiene un precio, donde todo se compra y donde todo se vende. Es un derecho y una obligación restaurar la memoria y reclamar un futuro para una juventud que necesita reconocerse y ser reconocida. Tal vez no sepamos cuál es el camino. Tal vez no sepamos por dónde se llega antes. Pero sí sabemos qué caminos son los que no debemos volver a tomar. Espero que ustedes, gente buena, instruida y tolerante, sabrán juzgar mis palabras con su intención, más que por la manera en que he sido capaz de expresarme.

Mientras tanto, que los músicos no paren de hacer sonar sus instrumentos y que los poetas no dejen de alzar la voz. Que los gritos de la angustia no nos vuelvan sordos y que lo cotidiano no se convierta en normalidad capaz de volver de piedra a nuestros corazones.

Muchas gracias.

Si prefieres escucharlo en vez de leerlo pulsa el enlace Serrat. Costa Rica.

viernes, 1 de julio de 2022

Niños, niñas y "niñes".


¡Qué difícil lo tienen los papás que quieren educar a sus hijos en libertad, habida cuenta de que tienen que llevarlos al colegio donde pueden ser víctimas de hábiles manipulaciones ideológicas!

Hablo de la manipulación que supone “comerles el coco” a los niños inculcándoles formas de pensar, incluso de hablar, del todo discutibles, y a menudo contrarias a las de sus padres.

Ayer mismo, viniendo del monte, escuché en la radio a una profesora que había desarrollado un proyecto cuyo objetivo era romper estereotipos para conseguir una sociedad inclusiva, plural, diversa y bla, bla, bla…

Habló ella, pagadísima de su trabajo, y dos de sus alumnos, ambos chicos, cuya comedura de coco se notaba a la legua, dando toda la pena del mundo.

Escuchaba asombrado e indignado, cuando la individua habló de lo motivador y liberador que su maravilloso proyecto era para los niños, las niñas y los "niñes" de su curso. ¡¡¡!!!

No pude evitar un violento exabrupto que se quedó en la intimidad del coche. Sus alumnos, alumnas y "alumnes" (deberá decirse así) tenían entre 11 y 12 años, o sea primero de secundaria.

¿Sabe esta señorita que a esa edad la identidad sexual está en plena formación? ¿Sabe esta señorita que si mal está interferir en ese proceso con planteamientos machistas  igual de mal está hacerlo con planteamientos feministas? ¿Sabe esta señorita que ante todo un docente debe respetar el desarrollo natural y la libertad de sus alumnos?

Lo que hay que hacer es dejar que jueguen a lo que quieran y con quien quieran, dejar que descubran la amistad con quien sea, dejarles que estudien tranquilos, facilitar el encuentro con sus padres, y no el enfrentamiento. En resumen, dejar que la naturaleza siga su curso en un entorno de seguridad, cariño y libertad.

El final de la obrita de teatro era la bronca entre un niño y  su padre al que le gritaba que era gay, con once años. Y le echaba en cara, a gritos, a su padre, que nunca le había hecho caso porque a él le gusta escribir poesías, mientras que a su otro hermano, muy macho él, si le demostraba cariño y aprecio desde siempre.

Repito.

¡Qué difícil lo tienen los papás que quieren educar a sus hijos en libertad, habida cuenta de que tienen que llevarlos al colegio donde pueden ser víctimas de hábiles manipulaciones ideológicas!

¿Verdad?

Actualización fin de semana del 2-3 de julio de 2022.

El “fresquito” de hoy no va a durar mucho. El fin de semana será algo más calentito, sin excesos. Máximas alcanzando los 30 el sábado y un poquito más el domingo. Las mínimas acercándose a los 20, dejando atrás esos 17 tan agradables del amanecer de mañana.

Verano tranquilo, de momento, con vientos flojos de origen marítimo que frenan las temperaturas pero elevan la sensación de calorcillo pringosito. Es lo que pasa en el golfo de Valencia por estas fechas.