FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

jueves, 28 de febrero de 2019

Acaba el invierno meteorológico. Pero ¿hemos tenido invierno?

Hoy acaba el invierno meteorológico. El astronómico acabará el 20 de marzo. Pues bien, ni uno ni otro pasarán a la historia en estas tierras como un invierno de verdad. Seco y caliente ha sido el meteorológico; sólo algunas noches nos ha recordado que era invierno.
Llovió un poquito a principios de diciembre, 9 miserables litros,  y se acabó. Luego llegó un largo anticiclón, después una inacabable racha de ponientes, y para acabar otro anticiclón. Y en él estamos hasta que lleguen otra vez los ponientes, temo. ¡Qué bonito!
Además se ha dado la circunstancia de que, por primera vez en 20 años, no ha llovido nada en dos meses seguidos, enero y febrero. Vengo controlando las lluvias, con un pluviómetro en la terraza de mi casa, desde el año 1999. Nunca se habían sucedido dos meses sin recoger, al menos, un par de litritos en uno de ellos.
Cierto que gracias a las abundantes lluvias del otoño hay agua en el subsuelo, pero la superficie está reseca y polvorienta, con el peligro que eso supone si vuelven otra vez los ponientes, cosa muy probable según los mapas a medio y largo plazo.
Con lo bonito que es un día gris y lluvioso de vez en cuando, o dos o tres. Y luego, ese día en el que vuelve el sol sobre la tierra bendecida por la lluvia…
Pues no, aquí, como dicen, ajo y agua. ¡Qué clima más bonito que tenemos! Con tal de no tener la más mínima conciencia ecológica es un clima perfecto. ¿A que sí?



miércoles, 27 de febrero de 2019

Ni un lado ni el otro.



Habría que recordar que, a lo largo de la historia, si los excesos de la llamada derecha han provocado millones de víctimas, no menos lo han hecho los excesos de las llamadas izquierdas.
También habría que recordar que estos excesos, tanto de unos como de otros, han conducido a terribles dictaduras, algunas de las cuales todavía subsisten.
Y también habría que recordar que los valores cívicos más básicos, tales como la tolerancia, el respeto a la pluralidad, a la libertad de expresión, a los resultados de las elecciones, han sido pisoteados sistemáticamente tanto por las derechas como por las izquierdas cuando han radicalizado sus planteamientos.
Y todo esto y más habría que recordarlo en un país como el nuestro que como consecuencia de una guerra civil y una dictadura de derechas, sigue escorado emocionalmente a la izquierda. En esto no hay razonamiento, no hay discernimiento; hay emoción, hay sentimiento. Y esto último es tan manipulable…
Un país que no se espanta cuando el presidente del gobierno socialista, que pacta sin reparo alguno con la extrema izquierda, dice que con la extrema derecha no se puede ir ni a la vuelta de la esquina, es un país vulnerable a cualquier atrocidad, tanto de un lado como del otro. No, señor Sánchez; con ellos no, pero con los otros tampoco.
Lo que está en juego con esta situación es ni más ni menos que la libertad y la democracia, que nunca se han llevado bien con los extremos, con ninguno. ¡Ojo! con ninguno.
Y con el país dividido, como antaño, en dos bloques bien enfrentados, está claro que para llegar a La Moncloa habrá que pactar o con un extremo o con el otro. Lamentable y peligroso.
Pero los partidos moderados no serán capaces de ponerse de acuerdo para no pactar con los extremos. Sería el modo de que los radicales quedaran como la necesaria voz de unas minorías que a veces tienen razón, y que pueden tener sitio en el parlamento, pero que nunca deberían llegar al poder, ni directamente ni entre bambalinas. Esto requeriría una madurez política que por estas tierras no existe. Ni creo que vaya a existir.

martes, 26 de febrero de 2019

¿Me dejas mirar tu móvil, hijo?



Pillaron a un chiquillo de unos doce años haciendo fotos con el móvil en clase. La profe le cogió el aparatito y se lo entregó al jefe de estudios que llamó a los padres de la criatura para informarles y comunicarles las medidas pertinentes. Este era el procedimiento establecido en el centro donde ejercía, y ejerce, quien me contaba esto, amigo mío de toda la vida.
Ya en la reunión, mi amigo recordó al padre que está prohibido hacer fotos a profesores y compañeros en el colegio, con el agravante de que lo hacía a escondidas, sin su conocimiento. Entonces el padre, ante la estupefacción del jefe de estudios, le dijo a su retoño," hijo, ¿me das permiso para que vea tu móvil?"
Ante esta pregunta, mi amigo, ya baqueteado en este tipo de situaciones cortó y dijo, "mire usted, ya no tenemos nada de qué hablar, ya le llamará nuestro abogado". Y dio por concluida la entrevista.
¡Muy bien! ¡Ahí tus huevos! (perdonadme la expresión pero es que imaginar el momento me produce gran regocijo) Eso es lo que había que hacer. Y de esa forma, clara, cortante, breve.
Porque es hora de empezar a plantar cara a la imbecilidad absoluta que, entre otros lugares, ha arraigado de un modo muy especial en la educación, y que está produciendo ya frutos más que ponzoñosos, pero muy, muy monos, muy políticamente correctos.
Ese señor no tenía ni la más ligera idea de qué es educar y de cuál es su función como padre, probablemente por sintonía con las modernas corrientes pedagógicas que están arrasando con los principios más básicos de lo que realmente es educar.
Y ahora te hablo a ti, papá.
Tu hijo se ha saltado las normas del colegio, que ambos conocíais y que tú firmaste como enterado a principio de curso, y probablemente ha incurrido en un delito. Te llama el jefe de estudios, y tú, ante él, le pides permiso para ver su móvil. ¿Tú eres tonto?
Primero, el móvil no es suyo, es tuyo, se lo has comprado tú. Segundo, su privacidad no es más importante que el control que tienes obligación de ejercer sobre él. Tercero, él lo ha hecho mal y lo sabe. Cuarto, te está haciendo perder el tiempo por hacer el imbécil… Y aún podríamos sacar más punta al asunto.
Lo más educativo en este caso lo tengo muy claro, pero no lo puedo decir porque igual hasta me denuncias. Menos educativo, pero también educativo, sería exigirle que te diera la contraseña para acceder, si has cometido el error de no saberla, y quitárselo durante un mes, por ejemplo. Y todo con la mejor de las sonrisas. Y agradecerle ante tu hijo al jefe de estudios, la ingrata labor que está haciendo él y su colegio para educar en los tiempos “gilis” que corren.
¿Sabes qué te digo, papá? Que estás más perdido que un pulpo en un garaje. Y que lo pagarás si no cambias. Porque el nene, alumno es unos años; hijo, toda la vida. Y otra cosa, como tú hay más, pero no te consuele eso, que mal de muchos consuelo de tontos.

lunes, 25 de febrero de 2019

Whymper, Carrel y el Cervino.

El Cervino, desde las proximidades de donde estábamos acampados la primera vez que lo vi.

Es la historia de la conquista del Cervino, o del Maternhorn, de 4778 metros, una de las más conmovedoras que conozco. Y eso que la relación entre la montaña y el hombre ha tenido y tiene muchas historias conmovedoras.
Es esta una de las montañas más hermosas de los Alpes. Aunque mi nivel de escalada no me ha permitido alcanzar su cima, sí he podido disfrutarla desde montañas vecinas y desde su misma falda, donde estuve acampado varios días. Es la belleza en estado casi puro.
Los protagonistas son dos hombres singulares, Whimper y Carrel, inglés e italiano respectivamente. Whimper alcanzó su cima por la arista de Hörnli, en Suiza, el 14 de julio de 1865. En el descenso, 4 de los 7 participantes en la ascensión murieron despeñados. Gloria y tragedia muy juntos.
Mientras tanto, por la arista italiana, la arista de Lion, Carrel estuvo a punto de llegar el mismo día. Terrible coincidencia, pues él quería que la primera ascensión fuera desde su valle. Después de años de intentos, por unas horas, le habían arrebatado su montaña. Decepcionado, regreso al valle sin hacer cima, cuando ya la tenía al alcance de la mano.
Whimper no volvió nunca al Cervino. Siguió su carrera de alpinista por el mundo, donde logró otras primeras ascensiones, acompañado en ocasiones por Carrel con quien siguió manteniendo estrecha relación. De hecho, algunos de los intentos los hicieron juntos, sin embargo el del día de la conquista no coincidieron.
Pero, ¿qué hizo el italiano? Tres días después, el 17 de julio, volvió a su montaña e hizo la segunda ascensión, la primera por la arista de Lion, mucho más difícil. Y a su montaña dedicó el resto de su vida. La volvió a subir 53 veces, que se dice pronto.
Su última ascensión la hizo como guía, acompañando a una cordada. Salieron el 23 de agosto y les sorprendió un temporal. Tuvieron que pasar dos noches en terribles condiciones. El descenso fue durísimo, pues el frío intenso, el viento y la nieve impedían toda visibilidad y complicaban cualquier movimiento. Sólo su extraordinario conocimiento de la montaña y su experiencia les salvaron. Al fin salieron de las paredes y llegaron a los pastos superiores, ya fuera de peligro. Había salvado a su cordada, y entonces allí, al pie de su montaña, se desplomó sobre la nieve y murió. Tenía 61 años. En ese lugar una cruz recuerda su hazaña.
Esta historia siempre me ha gustado por muchos motivos. Uno de ellos es que creo que deja muy clara las dos formas que ya entonces, igual que hoy, había de relacionarse con las montañas. El que las conquista y el que las ama.
Whimper conquistó. Carrel, amó. Conquistar es llegar, dejar tu sello, e irte a otra parte. Ya está todo hecho. ¿Para qué volver? Amar es llegar, dejar también tu sello, pero luego, volver y volver y volver, ¿por qué no? Volver a estar, a admirar, a contemplar…
Yo me identifico plenamente con Carrel y sé que, en los tiempos que corren, esta forma de acercarse a las montañas es cada vez menos frecuente. Pero es la mía. No quiero conquistar, quiero conocer; no quiero llegar antes, quiero llegar; no quiero batir nada, quiero estar. Y siempre saborear la vida, gozarla intensamente, pues en las montañas es más honda, más alta..., más vida.

domingo, 24 de febrero de 2019

Más de lo mismo, pero a peor.


NOTA DE LA SEMANA: 0

Más de lo mismo pero a peor. Sigue sin llover; las temperaturas al alza, un poco las mínimas y mucho las máximas, sobre todo a partir del martes; los cielos despejados o casi; los vientos flojos y variables sin predominio de ninguno.
Es decir, estabilidad, estabilidad y estabilidad. Para toda la gente, que es mucha, que piensan sólo en estar ellos cómodos, una semana excelente. El tiempo no molestará en absoluto, acaso por exceso de calor en algún momento, o por el fresco nocturno.
Pero para el medio ambiente, del cual, aunque no nos enteremos, dependemos, un desastre, porque hace falta que llueva, hace falta el frío, hace falta un invierno que aquí, en el Mediterráneo, no hemos tenido. Y lo peor es que ni a medio ni a largo plazo se ve ningún cambio. Es muy posible que este año nos quedemos sin invierno, y eso se paga.
Por todo esto, si yo fuera un urbanita de los que entienden la naturaleza y el mundo rural como un parque de atracciones a su servicio, le pondría a esta semana un diez; pero por la perseverancia de esta situación y sus consecuencias, le voy a poner un cero, por “buenos y agradables” que sean todos los días.

sábado, 23 de febrero de 2019

Dejad que los muertos entierren a sus muertos.


Hace tiempo que tengo escrita esta entrada, y no me he decidido a publicarla hasta hoy. El motivo es muy sencillo, no quiero hacerle daño a nadie. Por eso, después de escribirla la he leído muchas veces, intentando ponerme en lugar de los "malos" de entonces, que son los "buenos" de ahora; y de los "malos" de ahora, que fueron los "buenos" de entonces.
Y he de decir que hacer este ejercicio mental me ha dado mucha pena. No por el ejercicio en sí, sino por el lamentable hecho de sentir la necesidad de hacerlo casi 80 años después. Y esto me ha decidido a publicarlo.

                                                          ***********************

Al hilo de los acontecimientos que vivimos, me ha venido a la cabeza ese versículo del Evangelio que dice, "dejad que los muertos, entierren a sus muertos". Y se me ha ocurrido aplicarla a lo que está pasando. Diríamos entonces, dejad que los muertos entierren a su muerto..., después de haberlo desenterrado. En cualquier caso hablamos de muertos que entierran o desentierran muertos.
Si a esta cita bíblica unimos la frase de Unamuno "miremos más que somos padres de nuestro porvenir que no hijos de nuestro pasado", el macabro cuadro de la resurrección de Franco que estamos viviendo, queda completo. Los hijos del pasado, estériles para el futuro, retozan complacidos ante su tumba, buscando, en nombre de la justicia, alimentar el odio de los vivos, como diría Vicente Aleixandre,*
Tú amontonas el odio en la charca inverniza
del corazón del viejo, (y del niño, y del joven)
y azuzas el espanto
de su triste jauría abandonada
que ladra furibunda en el hondón del bosque…
Porque hacía tiempo que no se hablaba en España tanto de Franco como se habla ahora, y se hablará. Parece estar muy vivo otra vez, y en qué momento. ¡Qué momento han elegido para sacarlo de la historia y devolverlo al presente!
¡Qué inaudita torpeza política! ¡Qué ceguera! ¡Qué servidumbre del pasado! ¡Qué falta de visión del futuro! Y no es que no hubiera que hacerlo, ¡Claro que sí! aunque sólo fuera para que la Cruz de los Caídos fuera de todos los caídos. Pero en otro momento, con un amplio consenso y con el respeto que merece la gente a la que no le va a parecer bien, que también tienen sitio en la democracia. Desde luego no es el momento esta legislatura tal y como estaban las cosas al principio, tras una moción de censura; y más aún como están ahora, ante unas elecciones anticipadas. En los tiempos que corren hay otras prioridades, otras urgencias, otros riesgos mucho más importantes que el daño que la permanencia de sus restos bajo la losa pudiera hacernos, si es que pudiera hacernos alguno.
Si de verdad pensaran en lo que el ciudadano de a pie necesita, piense como piense, y fuesen libres de la servidumbre del ayer, trabajarían para construir el mañana, y no estaríamos hablando de esto.
Pero no es el caso. Como ya he dicho Los hijos del pasado, como no podía ser menos, se afanan en desenterrar a su muerto estrella, para volverlo a enterrar. Y en su inoportuna torpeza lo devuelven a la vida cuando más daño nos puede hacer, porque ahora sí puede hacérnoslo, y mucho.
Es lo que pienso. 

* El poema completo y un comentario están en una entrada de la sección literatura, publicada el 15 de enero de 2013.

viernes, 22 de febrero de 2019

Modas que hacen mucho daño.


He oído en la radio que se va a celebrar un evento, no sé cómo lo han llamado, para analizar el impacto en la población de las zonas costeras de la contaminación que producen los barcos. Lógicamente los ecologistas estaban por el medio del asunto.
No digo que los barcos no contaminen, y no sé qué impacto puede tener esta contaminación en el personal, pero he de decir que me ha sorprendido, y he pensado, ¡sí que hilan fino! ¿Estará en peligro la salud de la gente de los poblados marítimos por el trasiego de los barcos que entran y salen en nuestro puerto? No lo sé.
Y he pensado también en la capacidad de ver lo lejano e ignorar lo próximo que suelen tener los ecologistas, individuos preocupados oficialmente por nuestro medio ambiente; en la facilidad con que hilan muy fino en unas cuestiones y tragan sin rebozo en otras. 
Por esto no me extraña que ninguno levante la voz para exigir un plan integral y a largo plazo contra los incendios forestales, o para poner coto al destrozo imparable de nuestros senderos provocado por la moda de las carreras de montaña y las bicicletas todo terreno. Problema este del que nadie habla. Y ellos, menos. Yo hoy sí voy a hablar de él.
Muchos de los que han encontrado la gracia a eso de correr por el monte, suben y bajan por los senderos atajando siempre que se les antoja, rompiéndolo en muchos puntos y facilitando así la erosión. En los Pirineos, por ejemplo, todos los itinerarios que salen del balneario de Panticosa están reventados gracias a estos indeseables, y aquí, en Serra, por poner otro ejemplo, la parte baja del sendero del Oronet es ya una pedrera. ¡Y era un bonito y cómodo caminito!
¿Y las bicis? Cuando un senderito que llevaba años, a veces siglos cumpliendo su función, es descubierto por estos nuevos depredadores, está condenado. Le quedan pocos años de vida, porque los senderos, y más cuando hay pendiente, están hechos para pies, no para ruedas que frenan, que derrapan… que lo revientan.
Y de todo esto nadie dice nada. Más aún, se promociona alegremente, y muchas veces, son los individuos más comprometidos con el medio ambiente los que con más ahínco entran en este juego insensato.
Por eso, cuando oí lo del aire contaminado de los barcos, me chocó. A ver cuando hacen una reunión, o como diablos quieran llamarle, para poner freno a la masiva agresión que está sufriendo nuestra red de senderos, y por lo tanto nuestros montes.
Habría que educar a la gente, regular, vigilar, sancionar, porque siempre hay listillos e imbéciles, reparar el mucho daño hecho… Pero, ¡sabéis qué os digo? Que a esto no se atreverán.
Porque hay intereses, y porque es esta forma de acercarse al monte una moda políticamente correcta, correctísima, pero para nada respetuosa con el medio ambiente, para nada ecológica, para nada sostenible. Y lo pagaremos, las futuras generaciones, si no se pone coto a tanto desatino, pagarán nuestra imbecilidad. Aunque ya no tengamos la contaminación de los barcos.


Observad el sendero roto por las ruedas. El agua acabará la faena. En poco tiempo será impracticable, tanto para andar como para ir en bicicleta. Entonces lo abandonarán y buscarán otro. Esto no es sostenible.

El sendero va por la derecha y gira a la izquierda por detrás de la valla que han tenido que poner para evitar que la gente baje a lo recto desde arriba, convirtiendo la ladera en una pedrera y reventándolo. Es la subida al castillo de Serra.

miércoles, 20 de febrero de 2019

Amor, de Pablo Neruda.



Ni ayer, ni mañana. Hoy, 20 de febrero, comparto este poema de Pablo Neruda titulado Amor. No necesita demasiadas explicaciones. Basta con leerlo sin prisa una vez y después volverlo a leer, y ver si lo que estás leyendo, en realidad no lo lees, sino lo dices porque lo sientes. Si es así, estás enamorado.

Tantos días, ¡ay! tantos días
viéndote tan firme y tan cerca,
¿cómo lo pago, con qué pago?

La primavera sanguinaria
de los bosques se despertó,
salen los zorros de sus cuevas,
las serpientes beben rocío,
y yo voy contigo en las hojas,
entre los pinos y el silencio,
y me pregunto si esta dicha
debo pagarla, cómo y cuándo.

De todas las cosas que he visto
a ti quiero seguir viendo,
de todo lo que he tocado,
sólo tu piel quiero ir tocando:
amo tu risa de naranja,
me gustas cuando estás dormida.

Qué voy a hacerle, amor, amada;
no sé cómo quieren los otros,
no sé cómo se amaron antes,
yo vivo viéndote y amándote,
naturalmente enamorado.

Me gustas cada tarde más.
¿Dónde estará? Voy preguntando
si tus ojos desaparecen.
¡Cuánto tarda! Pienso y me ofendo.
Me siento pobre, tonto y triste,
y llegas y eres una ráfaga
que vuela desde los duraznos.

Por eso te amo y no por eso,
por tantas cosas y tan pocas,
y así debe ser el amor,
entrecerrado y general,
particular y pavoroso,
embanderado y enlutado,
florido como las estrellas
y sin medida, como un beso.

martes, 19 de febrero de 2019

Estas cosas me abren la jaula.



Entre las muchas agresiones que nuestra lengua está sufriendo, quiero destacar una que me parece extraordinariamente grave, pues no solamente tiene una causa vergonzosa, sino unas consecuencias devastadoras. Hablo de la simplificación, e incluso eliminación de las reglas de ortografía, como algunas mentes obtusas proponen.
El motivo que esgrimen es muy sencillo; hacer más fácil el acceso al lenguaje. Es decir, en vez de esforzarse por facilitar el acceso al conocimiento y uso de la lengua, simplificamos ésta y así podrán acceder todos mejor. Y aún se creerán, los muy imbéciles, que eso es inclusivo. ¿Es que tienen nuestros niños ahora menos capacidad que tenían los niños de hace 50 años?
Y además las consecuencias serían devastadoras. Por una parte consagraría, una vez más, la ley del mínimo esfuerzo en el proceso educativo, lo cual es inadmisible, aunque es lo que ciertos partidos políticos llevan haciendo años. Y por otra parte arrasaría la razón de por qué motivo cada palabra se escribe como se escribe. Porque detrás de la ortografía late la historia de todas y cada una de las palabras, y esa historia no solamente es muy bella, sino que aporta elementos esenciales de nuestra cultura que quedarían en el olvido, y al final morirían. Como ha muerto el futuro de subjuntivo.
Hay además motivos neurológicos y lingüísticos muy sólidos que demuestran la necesidad de la ortografía para un uso eficaz y adecuado del lenguaje.  Sobre este asunto podéis leer un interesante artículo que salió en el País el 16 de enero y que reproduzco a continuación.
Pensando en todo esto se me ha ocurrido comparar el lenguaje a un bosque antiguo, de estos que siguen casi intactos, donde el equilibrio entre todos sus elementos alcanza la perfección. Esta insensata propuesta, como otras, equivaldría a un monstruoso incendio forestal en ese bosque, que dejaría sólo el esqueleto calcinado de los árboles y el suelo lleno de cenizas. Claro que ese bosque quemado sería más accesible, más simple, pero no habría vida, y su futuro sería el desierto.
Así, todos más contentos, y sobre todo más tontos, ¿no? Sólo la ignorancia, la incultura, la estupidez pueden avalar planteamientos de este tipo. Y hay que estar muy atentos para no creer en los mensajes simplones y políticamente correctos con los que, desde determinadas ideologías, intentan convencernos de semejantes aberraciones.
Como todo bicho viviente tengo mi dosis de violencia interna debidamente enjaulada. Estos asuntos me incitan a abrir la jaula. Si un profe de estos “modernillos ellos” me dijera que es una tontería la “h” de la palabra hermoso, y que habría que quitar esa y todas para que los niños no se líen, pobrecitos… le soltaría un sopapo, por imbécil.
No es correcto hacerlo. Ya lo sé. Y llegado el momento, probablemente no lo haría, pero sentiría un golpe de sangre en la cabeza y unas ganas infinitas, casi incontenibles, de abrir mi jaula y soltar al mal bicho que todos llevamos dentro.
Y es que tanta sandez, satura.

                                                                    **********

Aquí tenéis el artículo del que os he hablado. Es de Ignacio Rodriguez Alemparte y se publicó como una opinión, el 16 de febrero, a la pregunta lanzada por el periódico de qué opinas sobre la abolición de la ortografía. Como si fuera esto un asunto opinable. ¡Qué atrevida es la ignorancia! ¡Y qué flaco servicio a la cultura hacen a veces los periódicos!

Broca y Wernicke

El cerebro usa dos rutas para leer: el área de Broca (lóbulo frontal) y el área de Wernicke (lóbulo temporal). La primera hace una conversión grafofonológica, mientras que la segunda reconoce la palabra atendiendo a su aspecto. Esta última ruta es más rápida y adquiere más importancia cuanto más experto es el lector. Por eso los lectores principiantes silabean, mientras que los avezados leen varias palabras de un golpe de vista. Es posible hacerlo porque gracias a la ortografía las palabras siempre se escriben igual. Es fácil darse cuenta si tratamos de leer un texto plagado de cambios ortográficos. Veremos cómo nuestra velocidad lectora cae enormemente.
Higual uz te no ze lo qree aun ke quisa hesté vreve i esa jerado hegemplo se ha balido.
Bloqueada la ruta de Wernicke, el cerebro no reconoce las palabras y debe identificar sus fonemas uno a uno, silabeando igual que hace un niño. Abolir la ortografía haría que cada cual escribiese cada palabra “como le suena” y nos entorpecería a todos la lectura. También a las personas supuestamente “discriminadas” por la ortografía, a las que dificultaría aún más el acceso a la cultura. Parece más sensato exigir una escuela pública de calidad para todos que suprimir la ortografía.
Dicho esto, estoy de acuerdo en discutir si las normas que hay son mejorables. Por ejemplo, si es preferible mantener la “h” de “hierro” o sería mejor escribir “ierro”, “yerro”, “yierro”, “llerro”, “llierro” o sus correspondientes con erre simple. Son 12 variantes. Podemos decidir cuál preferimos, pero, a partir de ese momento, todos deberemos escribirla igual. Y lo único que habremos hecho es sustituir una norma por otra, que igualmente habrá que aprender.
Vista la necesidad de unas normas y las variantes que la escritura fonológica puede producir, parece razonable mantener las que existen, que son, en gran parte, producto de la etimología. La “h” de “hierro” es el rastro genético que dejó la “f” de “ferrum”. Saberlo permite entender, por ejemplo, por qué decimos “cloruro férrico”. Es una realidad muy bella de las lenguas que no se debería despreciar con tanta ligereza.

domingo, 17 de febrero de 2019

Más o menos igual.



NOTA DE LA SEMANA: 5

Ni una miserable llovizna esta semana, ni las lluvias que parecían posibles para la que viene. Nada de nada. Ni gota. ¡Decepción! Y ya llevamos sin llover gran parte de diciembre, todo enero y lo que llevamos de febrero. Ya hace falta que llueva.
Seguirá todo más o menos igual. Mínimas y máximas parecidas a las de la semana pasada, con tendencia a subir, sobre todo las máximas. Los vientos seguirán flojos y variables, predominando los del este y el norte. La humedad, sólo cuando haya calma o vientos de origen marítimo.
En conclusión. Más de lo mismo, por lo tanto nota floja para la semana. Le pongo otra vez un cinco, pues en sí misma será una semana cómoda, incluso agradable meteorológicamente hablando, pero sigue sin ser lo que nos hace falta.

sábado, 16 de febrero de 2019

Nadie diría que está aquí cerquita.




Nadie diría que esta foto está hecha muy cerca de Ribarroja. En el cuarto pueblo, río arriba, Gestalgar. Las paredes que se ven en primer plano son las de la Peña María. Es bonito el sendero desde el que se pueden hacer fotos como estas. Un sendero que invita a la contemplación.

NOTA: La descripción y los datos de esta excursión están en la entrada del 5 de junio de 2018, en la sección Rutas cerca de casa.



viernes, 15 de febrero de 2019

Nos hemos puesto a tiro.



Cierto es que hace tiempo, desde el 9 de enero, que no escribo nada en la sección reflexiones políticas. Y no es porque no tenga “material” para hacerlo, pero es que ese material me resulta tan incomprensible, tan profundamente absurdo, que me cuesta el simple hecho de hablar de él, porque para hablar primero he de pensar. Y pensar sobre lo que está pasando, me duele, me irrita, me indigna, y me hace daño. Por eso no escribo; pero creo que a veces hay que ejercitarse en el doloroso ejercicio de llegar a conclusiones a las que no quisieras haber llegado, y compartirlas, aunque solo sea por hacer más llevadero el hecho de vivir con ellas. Porque duelen tanto...
La primera conclusión que comparto hoy es que he de seguir haciendo mía, y cada vez más, la total convicción de que, como decía Unamuno, me duele España. Porque me duele lo que está pasando. Porque no tenía que estar pasando.
No tenía que haber vuelto a nuestra historia el ya viejo y lamentable delirio del independentismo catalán, fruto de una antigua y constante manipulación de la realidad y de la historia; y en nuestra España democrática, de la más pavorosa ausencia de principios cívicos y morales. Nos está arrastrando al abismo, y haciéndonos perder a todos unas energías que deberían gastarse en el bienestar de la gente, y no perderse en ese pozo de emocionalidad irracional donde fácilmente podemos naufragar como sociedad, como país y como estado.
Al señor Sánchez no lo entiendo. Quiero pensar que actúa con honestidad, con afán de servicio. Pero siempre me ha parecido simplón en sus planteamientos e incoherente en su acción. Y turbio en sus intenciones. Y no le veo capaz de bregar con rectitud y eficacia en los difíciles momentos en que vivimos. Pero tenía tantas ganas de estar ahí. Ya está, y ahora ¿qué? Ni los de su propio partido tienen claro qué hace y por qué lo hace. Y encima le tumban, como era de esperar, los presupuestos. Elecciones anticipadas como desenlace de una extraña aventura  ¿Qué buscaba? ¿Qué creía que podría hacer? ¿Tan seguro estaba de sí mismo?
¿Y la aparición de Vox? Me dolió como la de Podemos. Su entrada en la escena política ha sido muy reveladora. A demasiada gente, que se las daba de demócrata, se le ha visto el plumero, descalificando con vehemencia un extremo y pactando con el otro. Igual que Podemos nació como reacción a la gestión de la pasada crisis económica, Vox surge como reacción a la crisis institucional que el independentismo ha provocado. Son ambos partidos claros indicadores de que vamos por mal camino. Proclaman ambos a gritos que demasiada gente está hasta las narices de lo que están pasando.
El resultado es una sociedad que merece seguir viviendo en paz, servida por unos políticos que deberían preocuparse por la educación, por la sanidad, por el trabajo, abocada a un conflicto que en otros tiempos, no tan lejanos, nos llevó a un desastre del que aún, algunos indecentes, mala gente, siguen viviendo.
Sí, me duele España. ¡Tantas veces lo he dicho en este blog! Me duele que, ante las burradas y mentiras que tenemos que oír, ante la demagogia apabullante de la mayoría de los políticos, ante la monstruosa deformación de la realidad y de la historia de otros, mucha gente se irritará y se radicalizará. Yo me irrito, pero intento no radicalizarme, aunque yo sé lo que me cuesta.
¡Qué miedo, ir a unas elecciones con el país en este estado! Y hoy mismo ya tenemos fecha. Pero hay que ir, porque sólo esa democracia, que dicen algunos que no tenemos, puede salvarnos. Y es que, entre unos y otros, han abierto la caja de Pandora, y una vez más, las dos Españas están servidas. Y enfrentadas. En orden de combate. Sea exterminado quien no piense como yo, puede ser el eslogan. Lo será. Esta es otra conclusión.
Y lo terrible es que  estoy seguro de que la gran mayoría de los españoles sólo quieren vivir en paz, trabajar a gusto, irse de vacaciones, tomarse una cerveza con bravas en el barete de la esquina, y ver crecer a sus hijos en una sociedad libre y con futuro. ¡Ojalá pensemos en esto cuando vayamos a votar, saltando por encima de la rabia y la indignación  que tantos sentimos!
Pero claro, todos tenemos una cierta capacidad de aguantar el cinismo, la estupidez y el despropósito, y cuando esta se supera, se ha superado ampliamente, nunca se sabe lo que puede pasar.
O sí. Y esta es la tercera y más inquietante conclusión. Todo dependerá de que a nivel internacional interese o no la voladura de España como estado europeo. Con todo esto nos hemos puesto a tiro de fuerzas ocultas y poderosas. Si interesa, vete tú a saber a quién y por qué, no dudéis de un desenlace trágico, más pronto o más tarde. Si no, hagan lo que hagan unos y otros, no pasará nada. Pero quedaremos rotos por dentro. Más aún de lo que estábamos. Y el sueño de la transición, que a tantos nos ilusionó, hecho añicos.
¡Qué lástima y que miedo llegar otra vez a este puerto! ¿Entendéis por qué hacía tiempo que no escribía en esta sección? Se me queda un mal sabor de boca…

jueves, 14 de febrero de 2019

Puestos a hablar del amor...



Puestos a hablar del amor tal día como hoy, es prudente hacerlo desde la buena literatura que, a modo de paraguas, nos puede proteger de la tormenta de cursiladas y ñoñerías que se desencadena cada año el 14 de febrero.
Tenemos en español textos muy serios, muy hondos, muy bellos sobre eso que llamamos amor, pero no voy a compartir este año ninguno de ellos. Sí que pondré al final de esta entrada una lista de todos los que he subido al blog hasta hoy, por si alguien quiere ojearlos.
Hoy quiero compartir el que me parece más rotundo, más redondo, más claro de todos los que conozco, aunque este no se escribió en español. Lo escribió hace unos 2000 años un tal Pablo, en una carta dirigida a los habitantes de la ciudad de Corinto. Es muy conocido, ¿verdad? Corintios 13.

El amor es paciente, es bondadoso; el amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no es arrogante; no se porta indecorosamente; no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal recibido; no se regocija de la injusticia, sino que se alegra con la verdad;  todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

Más claro, agua.
Es posible que alguien piense que es una beatería compartir este texto con ocasión de san Valentín; que hoy es día de otro amor. No, amor solo hay uno, y es esto que nos dice san Pablo. Ese es el amor que permite una conversación como la siguiente:
Le dijo él a ella, cuando se sabía y se sentía amado así, "es que eres muy buena". Y la respuesta fue, "no soy buena, es que te quiero". Y él respondió lo mismo. Ese es el quid de la cuestión.

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El amor en la literatura del blog.

29 de octubre de 2012. Para vivir no quiero…
11 de febrero de 2013. Amor constante más allá de la muerte, de Francisco de Quevedo.
12 de febrero de 2013. Desmayarse, atreverse, estar furioso, de Lope de Vega.
13 de febrero de 2013. Unidad en ella, de Vicente Aleixandre.
14 de febrero de 2013. Te quiero, de Mario Benedeti.
14 de febrero de 2014. Tú eres los ojos con que miro.
14 de febrero de 2015. Es la vida la que no tiene límites.
20 de febrero de 2015. Literatura, música y flores. ¡Feliz cumpleaños, Isabel!
14 de febrero de 2016. El alba perfecta de mi vida.
21 de marzo de 2016. ¿Qué es poesía? Poesía... eres tú.
14 de febrero de 2018. … más polvo enamorado.
11 de marzo de 2018. Si me quieres, quiéreme entera.
13 de mayo de 2018. Me gustas cuando dices tonterías…

miércoles, 13 de febrero de 2019

Receta. Pollo en jesusitoria.

Iba a hacer pollo en pepitoria, pero excepto el pollo y algo más, no tenía los ingredientes, así que le dije al pollo, voy a hacer un experimento contigo. Le pareció bien. El resultado fue un guiso muy, muy sabroso. Y fácil.

Ingredientes:

1 pollo troceado para guisar.
2 zanahorias.
2 rebanadas de pan.
5 o 6 dientes de ajo.
1 huevo duro.
Laurel.
Pimiento negra en polvo.
1 pastilla de caldo de carne.
Aceite de oliva y sal.
Vino blanco.

Doraremos el pollo en el aceite removiéndolo con frecuencia. Después añadiremos las zanahorias, cortadas a rodajas, dorándolas también, y cuando todo esté bien doradito, echaremos medio litro de vino blanco, un vaso de agua, el laurel, la pastilla de caldo y la pimienta en polvo.
Mientras dejamos el guiso a fuego medio, en una sartén tostaremos el pan con los ajos, luego lo picaremos junto con el huevo duro, y la mezcla la añadiremos al hervor del guiso removiendo todo bien.
Y ya está. Sólo queda vigilar para que reduzca y quede una sabrosísima salsa que llama a gritos al pan y a un buen vaso de vino.

NOTA: Como el pollo en pepitoria lo debió inventar un tal Pepito, y este lo he inventado yo, he decido llamarle pollo en jesusitoria. Ahora bien, si queréis conocer el verdadero origen de la palabra pepitoria, pulsad el siguiente enlace: etimología de pepitoria.

martes, 12 de febrero de 2019

Evocando una semana entre sarrios...

Evocando una semana larga, pasada en el Parque Nacional de Aigües Tortes, en Agosto del 87, entre sarrios, lagos y crestas. Discretos y escurridizos fuimos parte de la montaña. Nadie nos vio.

El sarrio sigue trotando por pedreras y neveros, con lo cual aún podemos soñar con una naturaleza virgen, como debieron conocerla aquellos pioneros, que se adentraron en un mundo, para ellos, grande y misterioso.
En un mundo mineral y severo también, donde el medio es poco propicio para el desarrollo de la vida. Pero el sarrio es el latido biológico capaz de animarlo.”.
                                   D. Bidaurreta.

Sí, ciertamente capaz de animarlo y de trasladarnos con él, a través del tiempo, al Pirineo grande y salvaje que fue alguna vez.
He visto ya muchas veces sarrios; he “tropezado” casi literalmente con ellos en crestas y paredes; los he escuchado recostarse junto a mi tienda, y me he dormido sintiendo su respiración, separado de ellos sólo por la levedad de la lona; he visto sus despojos entre las rocas; y los he contemplado, símbolo mismo de la vida, recortándose vigorosos sobre el cielo azul. Hasta sorprendí, a la sombra de La Munia, en los albores del verano, a una hembra velar el cadáver de su cachorro, nacido muerto.
Y siempre, siempre me han transportado más allá del tiempo, en esa misma tierra, muchos años atrás.
Y cuando durante días han sido mi única compañía…




lunes, 11 de febrero de 2019

Creo que tenía que decirlo.



Me pasa a veces que después de publicar una entrada me doy cuenta de que me he dejado algo. Esto me ha ocurrido con la del día 7 de febrero, titulada ¡Cuánto daño! ¡Cuánto dolor! Y voy a decirlo ahora porque me parece injusto no hacerlo.
Hablé del dolor y del sufrimiento de las víctimas de abusos sexuales en la Iglesia. Hablé de otras víctimas, de toda esa gente que, escandalizada, la ha abandonado y con ella, le fe; y también de los que, estando fuera, tendrán más difícil todavía de lo que ya lo tenían, el poder acercarse algún día.
Pero no hablé de todos esos sacerdotes, frailes, monjes, que nada han tenido que ver con todo esto en modo alguno, que son la inmensa mayoría, y que son metidos muchas veces en el mismo saco que los otros por injustas generalizaciones.
Me parecía de justicia decirlo, primero porque es verdad, y después porque yo, personalmente, quiero dar testimonio de ello. Tengo mucho que agradecer a un buen puñado de sacerdotes, Enrique, Francisco, Antonio, Alejandro, Vicente, Rafael, José Luis, José Andrés, Diego, Juan, Ricardo… que desde mi infancia hasta hoy, me han acompañado y me acompañan en mi vida y en mi fe con su testimonio, su entrega y siempre con un gran respeto. Y a otros que, de un modo más puntual, y quizá sin ellos saberlo, han aparecido en momentos clave. Son todos un regalo de Dios.
Y sé que como ellos, hay muchos en todos los rincones del mundo, dando la cara por el hombre en nombre de Jesús, con una honestidad sin tacha y una honda coherencia con el Evangelio.
Creo que tenía que decirlo.

domingo, 10 de febrero de 2019

Al menos tendremos levantes.


NOTA DE LA SEMANA:5

Aunque para la semana que viene no se ponen muy de acuerdo los modelos, parece ser que será parecida a ésta. Lunes y martes vientos flojos y variables, y el resto de la semana levantes ¡ojalá así sea! De agua, nada de nada, como no sea, y con mucha suerte, algún chubasquillo o llovizna. Las temperaturas, un puntito más bajas, sobre todo las máximas, si se afianza el levante. El cielo estará unos días despejado, otros más cubierto.
Tampoco es esto lo que nos hace falta, pero si de verdad predomina el viento que nos viene del mar, al menos habrá humedad por las noches que aún son largas, y puede, como he dicho, haber alguna llovizna. Las temperaturas serán más propias de febrero. Eso es bueno para el monte.
Con este panorama puedo ponerle a esta semana un 5. Aprobadito raso, más por las semanas pasadas que por ella misma. Pero un cinco ya es más que un cero o un tres. Vamos progresando.
Sin embargo existe el peligro de que a mitad semana nos entre un frente por el oeste rompiendo esta previsión y trayendo otra vez ponientes. Espero que no ocurra, crucemos los dedos.
Y una esperanza. A medio plazo, o sea la semana del 18 al 24 podría llover de verdad. Los modelos hoy, así lo dicen. Pero queda muy lejos, y a saber.


viernes, 8 de febrero de 2019

Aquella casita de gnomos.


Hace ya de esto muchos años, tantos que mis sobrinas, Nuria y Laura, andaban por el bosque de Laberouat, en el Pirineo francés, buscando gnomos entre las hayas y las rocas cubiertas de musgo.
Su busca tuvo éxito porque, aunque no vieron ninguno, sí descubrieron, asombradas,  una casita de gnomos. Los gomos no estaban en ese momento en su hogar. Aún recuerdo sus caritas cuando les explicamos que ellos tienen mucha faena en el bosque para mantenerlo tan bonito, y que por eso no estaban en casa.
Hoy, son ellas las que llevan a sus hijos a los bosques. Y quizá ellos también descubran una casita de gnomos, y a lo mejor vean, con los ojos de la infancia, alguno escondido entre las hojas, o detrás de una piedra, o tras el tronco gris de un haya. ¡Quién sabe!
Le tengo cariño a esta foto.