FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

lunes, 29 de julio de 2013

Valle de Arán. Un mes después del desastre.

Un mes después de que los ríos del Pirineo central nos recordaran quién, en último término, tiene la sartén por el mango, el valle de Arán estaba de lleno volcado en recuperar la normalidad.
Desde Baqueira hasta la frontera un espectacular despliegue de máquinas, camiones y trabajadores se afanaban por limpiar y reconstruir, borrando así en la medida de lo posible, la huella de la naturaleza desatada.
Todo va volviendo a su sitio. En quince días que hemos estado se ha notado. La mayoría de infraestructuras están casi como estaban o mejor, y el impacto estético va borrándose poco a poco, pero la ribera del río ya nunca será igual. El Garona, en el valle de Arán, se ha creado a sí mismo un nuevo paisaje. Es la naturaleza viva y poderosa.
Aunque las fotos impacten, hay que decir que sí se puede ir al valle de Arán, como al de Benasque, a pasar el verano. Están trabajando mucho y duro para que así sea. Mientras las montañas, aún en primavera, desde su altura, parecen contemplar con cierto desdén el afán de los hombres por devolver las cosas a su sitio después del zarpazo.
Y es que, este verano, el Pirineo está como nunca lo había visto, ¡soberbio! Porque, como un hombre del valle de 87 años nos decía, nunca había visto nevar tanto como este invierno, ni llover como esta primavera, “ i el juliol amb tempestes tots els dies, ¡qué anem a fer! “.
     Sí, qué le vamos a hacer. Somos lo que somos. Hombres. Ni más ni menos. ¡Tan pequeñitos y tan vulnerables después de todo!

A la entrada  de la Artiga de Lin este puente estaba sobre el río. 
En Artíes, el Garona se llevó la carretera de acceso al camping y parte de esta casa entre otras muchas cosas...
Los semáforos regulan la circulación por la carretera del valle con tramos de paso alternativo.
Montones de escombros se apilan en espera de ser retirados. Los camiones trabajan sin descanso para hacerlo.
Algunos vehículos aún permanecen donde les pilló la inundación como testigos del desastre.
En Viella,la unión del Nere y el Garona estuvo apunto de montar un desastre mayor del que veis.
Nuestro "querido" puente del campìng Artigané desde el "rinconcito"  que ya no existe. El camping sigue funcionando.
El camping Prado Verde, pequeño y muy agradable, uno de los más afectados. Las cabañas resistieron  en su sitio.
La piscina del camping Verneda, uno de los primeros en reabrir . Al lado mismo se sigue trabajando.
A la entrada de Bossost, el río alcanzó una extraordinaria anchura arrasándolo todo a su paso.
Justo a la salida de Viella hacia la frontera, las máquinas amontonan fango y escombros.
El santuario del Mig Arán, próximo al río fue totalmente inundado.

NOTA:
             Si queréis ver más fotos pulsad aquí Valle de Arán. Un mes después del desastre. Advierto que están sacadas entre los días 15 y 27 de julio. Trabajan deprisa y todo va mejorando.

miércoles, 24 de julio de 2013

Series de fotos. Ruinas 1.

Recorriendo nuestra tierra, paso muchas veces por ruinas que son recuerdo de otros tiempos, testigos de otras formas de vida ya extinguidas. Algunas están ahí hace casi 2000 años, son romanas, otras no llegan a cien, pero todas nos dicen algo. Tienen además, una belleza triste. El acueducto por el que ya no pasa el agua, la puerta abierta al campo, el arco que resiste a la intemperie, la ventana de la estancia sin techo, el hogar sin fuego...
            Aquí tenéis cien fotografías de ruinas. Podéis verlas sólo, o verlas y escucharlas; a ver qué os dicen.

Muro de arcilla de una antigua masía en Casinos.
Nevera en la sierra de Chiva. Nevaba entonces tanto que eran rentables.
Restos del acueducto romano de Calles.
Ruinas del Castillo morisco de Serra.
Fue el hogar de una casa en los montes de Alcublas.
Ventana cerrada en una masía cerca de Barracas.
Fortaleza morisca en el cañón del Júcar, cerca de Millares.
Fachada de lo que fue una gran masía en los montes de Altura.
El sol entra hasta el fondo. La sombra de las vigas  nos dice que ya no hay techo. Alcublas.
Un arco resiste solitario en medio del pinar. Es el último testigo de que allí vivió el hombre.

Si quieres ver más fotos, hay 100, pulsa el siguiente enlace Ruinas 1.

sábado, 20 de julio de 2013

Una cosa más que no os perdono.


Hoy es tu primer día libre este verano, buen amigo. Hoy, tu tiempo vuelve a ser más o menos tuyo. Se acabó. Me alegro por ti, me alegro mucho, de verdad.
Pero me indigna y me da rabia lo que te ha pasado, me da mucha rabia. Salió convocatoria para tribunales de oposición y tú no te presentaste. No te interesaba, no querías. De tu colegio, se presentaron siete. Y te eligieron a ti, y aún hubo quien te dio la enhorabuena.
No lo entiendo. No lo entiendo como no sea desde la perspectiva de que quien paga manda, y eso le da derecho a putear, a abusar, a avasallar; como no sea desde la perspectiva del placer morboso y enfermizo que a mucha gente con autoridad le produce actuar sobre la vida de los demás; como no sea desde la perspectiva de una burocracia torpe y estúpida; como la causa no sea, en fin, una mezcla malsana y nauseabunda de las tres anteriores.
No lo entiendo. Vamos a ver. Hay personas a la que les gustan esas cosas, o a las que aunque no les gusten, les resultan útiles, y se ofrecen. ¿Por qué no aceptar su ofrecimiento, siempre y cuando cumplan unos criterios previamente establecidos? Y eso sí, asumiendo todos que si con los “voluntarios” no se cubren plazas, cualquiera podría ser “víctima”, y así habría que aceptarlo. Eso sería lógico y justo.
¿Por qué de siete que se ofrecen no eligen a ninguno y sí a uno que no lo ha hecho? Por qué joroban así a todos.
Estas cosas me dan miedo. Me recuerdan hasta qué punto es vulnerable nuestra libertad, y cuánta gente hay que se cree con la autoridad suficiente para manipular nuestra vida, robarnos nuestro tiempo y llevarnos en nombre del bien común y de la legalidad vigente, por donde a ellos se les antoja. ¡Qué miedo!
Al final conseguirán, que a la vejez, me haga anarquista. ¡Ya está bien, hombre, ya está bien! Lo que este año le habéis hecho a mi amigo no os lo perdono. Una cosa más que no os perdono.

jueves, 18 de julio de 2013

Aleix y el refugio de La Honería.

Hay en el valle de Arán muchos, muchísimos rincones “con encanto”, como acostumbran a decir los folletos turísticos. Pero claro, esos “encantos” deben ser bien diferentes según la persona que de ellos goce.
En mi caso, uno de esos rincones es el valle de Torán, y en concreto el refugio de La Honería, situado justo al pie de las vertiginosas y altísimas paredes del Tuc d´Hermer, y envuelto en bosques de cuento, habitados por ciervos, gamos, osos...
El rincón es perfecto, de una belleza y grandeza absolutas; el refugio, humilde y acogedor, como debe ser. Es uno de estos refugios de montaña que pese a estar a pie de carretera, cosa harto peligrosa, mantiene su ambiente de refugio de montaña.
Pero lo que acaba de darle el toque es Aleix, el guarda del refugio. No es joven, pero en él se sigue viendo claro al montañero de toda la vida, que tiene el singular privilegio de seguir viviendo en la montaña, uniéndose así en él, el montañero y el montañés.
La última vez que estuvimos allí, en abril, comiendo una deliciosa sopa de cebolla y un buen plato de chuletas, nevaba, una vez más, nevaba. Y charlando junto al fuego de avalanchas, de osos, de las grandes nevadas del invierno, nos habló de la reciente inauguración de un parque de animales en el valle, junto a la carretera del Portillón. Y nos dijo que, como “hostelero” estaba invitado, pero sonriendo añadió, “Yo no fui, demasiada gente de corbata; yo sólo soy guarda de un refugio pequeñito. Ya iré más adelante.”
Y en ese momento, vi muy claro que Aleix estaba en su sitio. Presentí una coherencia absoluta entre el entorno, el refugio y él mismo. Y me pareció bien, me gustó, sí me pareció muy bien. Y me sentí profundamente identificado con él. Aquello sí es un rincón con encanto.
Bueno, si vais al valle de Arán, podéis acercaros al refugio de La Honería, en el valle de Torán. Eso sí, id con respeto, abiertos a escuchar. Dejaos envolver por el ambiente…No es un lugar cualquiera. Podéis hacer una pequeña pero espléndida excursión que Aleix os explicará gustoso, y luego comer en el refugio.
            Si el día es azul, es precioso, pero si es gris, es ya el colmo. ¡Disfrutadlo!

Los bosques que envuelven al refugio este pasado mes de abril.
Uno de los valles que bajan hacia el refugio.
Otro valle secundario que baja hasta el refugio.
Desde uno de los senderos que rodean el refugio.
El sendero por el que iríais si hacéis la excursión.
Una bonita cascada ameniza la excursión a medio camino.
Contraste entre abetos y hayas nevados, los árboles predominantes.
Isabel saluda al perro del guarda.
Después de comer la nevada se intensificó. Es un mundo distinto.

martes, 16 de julio de 2013

Oda a la vida retirada, de Fray Luis de León.

Qué descansada vida la que huye del mundanal ruido...

Recorriendo caminos y senderos, que es lo mío, en ocasiones, llego a lugares de éstos que rápidamente me envuelven en una suerte de embrujo. Tienen algo, algo que me toca hondo. Son como puertas entreabiertas apenas a otra forma de vivir. Y entonces me paro, contemplo, me asomo, me entrego...

Y siempre, en estos momentos especiales, me vienen a la mente las bellísimas palabras de Fray Luis de León, en su inolvidable “Oda a la vida retirada”.

Entonces saboreo sus palabras, las entiendo profunda y cabalmente, y las hago totalmente mías.

¡Qué mal nos lo hemos montado! ¡Cómo la ambición, la envidia, la vanidad, el orgullo, el dinero, acaban arrastrándonos, imperceptible pero eficazmente, hacia una vorágine de acción sin futuro posible, sin futuro digno!

Me encanta el deleite que le produce al poeta la naturaleza y la vida en ella; comparto ese deleite. Y siento en carne propia las palabras de estos versos que transcribo en forma de  prosa: “no quiero ver el ceño vanamente severo de quien la sangre ensalza o el dinero”, y  de esta otra estrofa  “y mientras miserablemente se están los otros abrasando con sed insacïable del no durable mando, tendido yo a la sombra esté cantando”. Lo intento, siempre que puedo, que me dejan, de verdad que lo intento.

A continuación, tenéis algunas estrofas del poema. Si lo queréis leer entero pulsad el siguiente enlace: Oda a la vida retirada.

¡Qué descansada vida
la del que huye el mundanal ruido
y sigue la escondida senda
por donde han ido los pocos sabios
que en el mundo han sido!

¡Oh monte, oh fuente, oh río!
¡Oh secreto seguro, deleitoso!
Roto casi el navío
a vuestro almo reposo,
huyo de aqueste mar tempestuoso.

Un no rompido sueño,
un día puro, alegre, libre quiero;
no quiero ver el ceño
vanamente severo
de quien la sangre ensalza o el dinero.

Despiértenme las aves
con su cantar sabroso no aprendido,
no los cuidados graves
de que es siempre seguido
el que al ajeno arbitrio está atenido.

Del monte en la ladera
por mi mano plantado tengo un huerto,
que con la primavera,
de bella flor cubierto,
ya muestra en esperanza el fruto cierto.

Y como codiciosa
por ver y acrecentar su hermosura,
desde la cumbre airosa
una fontana pura
hasta llegar corriendo se apresura.

Y luego sosegada,
el paso entre los árboles torciendo,
el suelo de pasada
de verdura vistiendo,
y con diversas flores va esparciendo.

El aire el huerto orea
y ofrece mil olores al sentido,
los árboles menea
con un manso rüido
que del oro y del cetro pone olvido.

A mí una pobrecilla
mesa de amable paz bien abastada
me basta, y la vajilla de fino oro labrada
sea de quien la mar no teme airada.

Y mientras miserable
mente se están los otros abrasando
con sed insacïable
del no durable mando,
tendido yo a la sombra esté cantando.

lunes, 15 de julio de 2013

Ésta va de imbéciles.

Así como las  falleras mayores tienen corte de honor, los imbéciles también. Es este un hecho bastante fácil de observar si nos fijamos un poco. Y es importante hacerlo, para no acabar formando parte de una de estas cortes de honor, porque si es digno y respetable formar parte de la corte de honor de una fallera mayor, sobre todo si te gustan las fallas, es bastante estúpido y ridículo entrar en la corte de honor de un imbécil.
Me contaban el otro día unos amigos las andanzas de uno de estos imbéciles. Maleducado hasta el extremo, prepotente, avasallador, ofensivo, indeseable, anda por el mundo montando el numerito, dejando huella de su presencia por allá por donde pasa. Triste espectáculo, triste rastro el suyo, triste ejemplo de nuestra tierra y nuestra gente.
Pero no tiene él toda la culpa, aunque tiene mucha. Si su corte de honor, ese montón de amigachos, que no amigos,  que le ríen sus gracias y jalean sus desmanes, le pararan los pies, o al menos ignoraran sus estúpidos e injustificables comportamientos, otro gallo cantaría. El imbécil necesita espectadores para poder ser imbécil. Si no los tiene no es más que un triste y pobre diablo.
Para no caer en esto, hay que tenerlo claro, y “tener huevos”. Me contaban que un día habían quedado para irse de viaje y se apuntó el "imbécil" o alguien lo invitó, no se, y uno de los que iban, cuando fue al lugar de salida y vio que iba el susodicho, se volvió a su casa. Sí señor; con un par. Si hubieran más como él, habrían menos imbéciles, y algunos de ellos hasta se reconvertirían y se harían personas normales.
         Y así el mundo sería un poquito más habitable. Un poquito sólo. Pero mejor eso que nada. Y de paso ayudaríamos a estos pobres idiotas que, después de todo, sólo quieren que les hagamos caso pero, claro, han equivocado el camino para conseguirlo.

El de naranja es el imbécil Mayor. Los de blanco su Corte de Honor.

domingo, 14 de julio de 2013

Gorriones, de Juan Ramón Jiménez.


Ayer por la tarde me pareció escuchar unos leves ruidillos en la estufa, me acerqué, la abrí, miré dentro pero no vi nada. Esta mañana, un gorrioncillo, pegado al cristal, mirando la luz que entraba por la ventana, tan próxima y tan lejana, esperaba acurrucado y sucio de hollín. Había acabado su viaje a través del tubo de la chimenea hacia…ningún sitio.
Me he apresurado a cerrar puertas y ventanas, excepto la del patio, y cuando toda la luz de la mañana entraba por ella a raudales, he abierto la estufa y el gorrioncillo ha salido libre hacia el cielo muy azul todavía, por la hora temprana.
Ha sido una bonita forma de empezar un domingo de verano. Liberando, dando vida, aunque sea a un humilde gorrión.
Es además tan violento, tan brutal, el contraste entre el negro seco y ceniciento de la estufa que conduce irremisiblemente a la muerte, y el azul limpio que le llevará al verde, al agua y a la vida…
Me alegra haber podido salvar a este gorrioncito, que podrá seguir viviendo como Juan Ramón Jiménez nos dice que viven los gorriones, en el precioso capítulo 63 de mi querido libro Platero y yo, titulado precisamente Gorriones.
Disfrutadlo.

La mañana de Santiago está nublada de blanco y gris, como guardada en algodón. Todos se han ido a misa. Nos hemos quedado en el jardín los gorriones, Platero y yo.
¡Los gorriones! Bajo las redondas nubes, que, a veces, llueven unas gotas finas, ¡cómo entran y salen en la enredadera, cómo chillan, cómo se cogen de los picos ! éste cae sobre una rama, se va y la deja temblando; el otro se bebe un poquito de cielo en un charquillo del brocal del pozo; aquél ha saltado al tejadillo del alpende, lleno de flores casi secas, que el día pardo aviva.
¡Benditos pájaros, sin fiesta fija! Con la libre monotonía de lo nativo, de lo verdadero, nada, a no ser una dicha vaga, les dicen a ellos las campanas. Contentos, sin fatales obligaciones, sin esos olimpos ni esos avernos que extasían o que amedrentan a los pobres hombres esclavos, sin más moral que la suya, ni más Dios que lo azul, son mis hermanos, mis dulces hermanos.
Viajan sin dinero y sin maletas; mudan de casa cuando se les antoja; presumen un arroyo, presienten una fronda, y sólo tienen que abrir sus alas para conseguir la felicidad; no saben de lunes ni de sábados; se bañan en todas partes, a cada momento; aman el amor sin nombre, la amada universal.
Y cuando las gentes, ¡las pobres gentes!, se van a misa los domingos, cerrado las puertas, ellos, en un alegre ejemplo de amor sin rito, se vienen de pronto, con su algarabía fresca y jovial, al jardín de las casas cerradas, en las que algún poeta, que ya conocen bien, y algún burrillo tierno - ¿ te juntas conmigo ?- los contemplan fraternales.

viernes, 12 de julio de 2013

¿Que ya me conozco los Pirineos...?

Hay quien me dice que ya debo conocerme todos los Pirineos. Pues no. Estos días pasados, hemos estado Isabel y yo en el valle de Tena, una vez más, y hemos seguido descubriendo nuevos y sorprendentes rincones.
Este, del que pongo algunas fotos, se llama Barranco del Arrigal. ¡Qué barranco Señor, pero que barranco!
Es una excursión sencilla, que corona dos modestas pero espectaculares cimas, y atraviesa parajes de auténtico ensueño. Con tiempo pondré una entrada con todos los datos de la excursión y más fotos.
De momento sirva esto de aperitivo. Las imágenes hablan por sí solas.

Prados verdes llenos de flores y montañas aún nevadas.
Los torrentes de agua limpísima bajan entre los prados muy verdes.
A mí me parece éste un paisaje perfecto. ¿Qué más se le puede pedir?
¿Y a éste otro? La Peña Telera se recorta entre el verde y el azul.
Pico Arroyetas. Una de las montañas que subimos hace nada Ramón, Rubén, Juancho y yo.
La cadena Peyrelue, l´Ouradé, Soques y Soba tan desconocida y solitaria como hermosa.
Balaitus y Frondiellas, los primeros tresmiles empezando por poniente. Así están este mes de julio.

martes, 2 de julio de 2013

Circo de Anayet. Nieve en verano. Junio de 2013.

Acababa junio, pero en las montañas la nieve seguía siendo la indiscutible protagonista. Rubén, Juancho, Ramón y yo disfrutamos de un día azul de montañas nevadas este pasado sábado, en el valle de Tena, concretamente en el circo de Anayet.
Nos despertó la burra del valle con un monstruoso y salvaje rebuzno a las seis menos diez de la mañana. Tras desayunar y dejar el coche en el parking de Anayet, iniciamos, con mucho frío, la excursión. Es larga, y recorre uno de los rincones más sorprendentes del valle.
Aparte de la nieve que cubría gran parte del recorrido, había mucha agua por todas partes,  y pocas flores todavía en la hierba que iba asomando aquí y allá.
Remontamos el torrente hasta los ibones de Anayet, aún helados y nevados. Después ascendimos por una fuerte pala al collado sureste del Vértice Anayet, y desde él hasta el pico. Luego recorrimos la cresta hasta el Pico Arroyetas pasando por el Garmo de Izas. Tras disfrutar del excepcional panorama del Arroyetas, bajamos de nuevo a los lagos y subimos, como colofón, el Pico Espelunziecha, desde donde se ve todo el recorrido realizado.
En once horas y media,  4 cimas, 1400 metros de desnivel acumulado y casi 20 km. Fue una excursión tranquila, con frecuentes paradas y buenos ratos en las cimas. Había que disfrutar y no hacía falta correr. El día era perfecto y no nos esperaba nadie.
Una muy buena cena y un sueño reparador nos dejó nuevos, para hacer otra excursión, ésta más suave, el domingo por la mañana. Había que hacerse los 500 km. para volver a casa y no era cuestión de cansarse demasiado y coger luego el coche.

NOTA:
En algún lugar en las proximidades del camping, habita una burra que emite, cuando se le ocurre, unos rebuznos salvajes y desaforados. En este viaje sólo disfrutamos de ellos una vez, y es toda una experiencia.

Ascendiendo a los lagos de Anayet.
Pico de Anayet.
Vértice de Anayet. Nuestra primera cima.
El Midí emerge sobre los lagos helados de Anayet.
Ascendiendo hacia el collado sureste del Pico.
Juancho y Rubén  en el collado sureste.
Ramón pocos metros antes del collado.
En la cima del Vértice Anayet.
Bisaurín y Puntal de Secús desde la cima.
Infiernos desde la cima.
Vignemale, Garmo Negro, Algas y Argualas.
Peña Telera desde la cresta entre el Vértice y el Garmo de Izas.
Rubén, Juancho y yo en la cima del Garmo de Izas.
Desde el Garmo de Izas al norte.
Macizo de Gavarnie-Monte Perdido desde el Garmo de Izas.
Pico Tendeñera desde el Garmo de Izas.
Balaitus y Frondiellas desde el Pico Arroyetas.
El llano de los lagos con nieve y mucha agua
Cima del Pico de la Punta de la Garganta.
Desde el lago superior de Anayet nevado, Balaitus y Frondiellas.
Si quieres ver más fotos de la excursión pulsa a continuación Montañas del circo de Anayet.
Si quieres el track está en wiquiloc. Pulsa Montañas del Circo de Anayet. Junio de 2013.
Si quieres la web del camping donde estuvimos pulsa Camping Gavín.