FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

jueves, 27 de febrero de 2014

Evocando la fogata en la montaña...


Evocando aquel fuego que en julio del 83 nos iluminó y calentó durante una semana a orillas de la Basa de la Mora, en el corazón del macizo de Cotiella. Sólo nos encontramos con dos personas, una de ellas un pastor…un zorro cruzaba el prado, al atardecer, todos los días.

Cuando perdidos en el bosque sentimos ese especial aroma a leña, y presentimos la presencia de alguien que nos devolverá al camino…
Cuando desorientados en la noche vemos allá a lo lejos, en el valle, esa luz insignificante, ese leve resplandor que nos alegra y destensa…
Cuando en la noche fría o el día gris, lo cuidamos, lo mimamos, porque nos sabemos dependientes de él y nos alegramos al verle crecer fuerte y vigoroso…
Cuando más allá de los bosques, más allá de los prados, en el desierto de roca y nieve de la alta montaña lo echamos de menos y hemos de acostarnos con el sol…
Entonces entendemos profundamente el fuego, entendemos por qué no cansa mirarle, por qué alarga la noche, por qué crea leyendas, por qué hace grupo y llena el silencio.
Porque este espacio habitable ha sido quizá el primer espacio humano, verdaderamente humano en la historia del mundo.
En la inmensa grandeza de las montañas buscamos, como hace miles de años buscaron nuestros antepasados, ese hueco cálido, luminoso, ese punto de referencia, ese lugar de reposo, de encuentro, ese refugio seguro.
El frío, la noche, el miedo, quedan misteriosamente fuera, aunque estén ahí, acechando.
Cuando se acabe la leña…

martes, 25 de febrero de 2014

¿Y si los encerramos en el Congreso?


Me gustaría decirles a nuestros más altos políticos, hoy que están reunidos para analizar el estado de la nación, muchas cosas. Una de ellas es ésta.
En treinta y cinco años de democracia han puesto ustedes en marcha siete reformas educativas. Salimos a una cada cinco años. Una cada cinco años, y ya anuncia la oposición la octava en un ejercicio de irresponsabilidad monstruoso, puesto que a ese juego absurdo también se apuntarán “los otros” cuando tras una eventual salida del gobierno, vuelvan a él.
Y así estamos. Y así estaremos porque no veo luz al final del túnel, luego sigue habiendo túnel. Un túnel muy largo, demasiado largo para que una sociedad, un país pueda soportarlo sin resentirse hasta en lo más hondo.
Hace tiempo que cuando ustedes, los políticos, hablan de educación por la radio o la tele, cambio de canal. Y también lo hago cuando quienes hablan son miembros de su corte de pedagogos, psicólogos, intelectuales, a veces artistas, necios adalides de lo políticamente correcto, irritantes estómagos agradecidos. Por mi salud. Porque si les oigo se me retuerce el hígado, y sólo tengo uno.
¿No les puede caber en la cabeza que éste no es el camino?¿No ven los resultados?¿No ven que por encima de ustedes, de su partido, de su ideología está el país?¿Tan convencidos están de poseer la razón absoluta?¡Qué miedo!¡Qué miedo da eso!
Todos ustedes dicen que quieren negociar, que el que no quiere es el otro. Como los niños en el patio del “cole”: has sido tú, no “seño”, ha sido él…
Hace muchos siglos, alguien tuvo la feliz idea de encerrar a los cardenales y no dejarles salir hasta que eligieran Papa. Así nació eso de los cónclaves a puerta cerrada y sin intervención exterior. Y hubo Papa. La cristiandad no podía estar sin Papa.
España no puede estar más tiempo sin un sistema educativo mayoritariamente aceptado y estable, al margen del juego político, autonomías incluidas. El daño que están  haciendo a nuestros niños y jóvenes es inmenso, de consecuencias incalculables. ¿Qué no lo ven?
Por eso estaría muy bien que un nutrido grupo de profesores, padres y alumnos de todos los colores e ideologías, pusiera un buen día sitio a la bonita y conocida sala donde están ustedes sesudamente reunidos, tal día como hoy, por ejemplo, podría haber sido, y no dejaran salir ni entrar a nadie hasta que consensuaran una ley de educación y se comprometieran a dejarla quieta, por lo menos, 25 años, por decir algo.
Por supuesto les llevaríamos bocadillos de mortadela y de jamón, agua, zumos y pastelitos de boniato. Nada de alcohol, para que no se les nuble la mente. Les exigiríamos escucharse con respeto unos a otros, les permitiríamos ir al aseo por turnos, como en el “cole” e ir a ducharse una vez al día. 
Y cuando tuviéramos “fumata blanca” les abriríamos las puertas y saldrían entre vítores y aclamaciones, les haríamos la ola, el pasillo, les tiraríamos flores y hasta les pediríamos autógrafos.
Y si pasaran días, semanas e incluso meses y no fueran capaces de ponerse de acuerdo, que es lo que están haciendo, nos habrían demostrado que no son dignos de representarnos ni capaces de gobernar...
Pero supongo que el orden establecido y el estado de derecho no permitirían semejante insurrección popular. Llamarían a la policía, y al ejército si hace falta, para desalojar de indeseables los sagrados lugares de la patria donde reside la voluntad soberana del pueblo.
Con todos mis respetos, ¡imbéciles! La voluntad del pueblo, del no manipulado, es que se pongan ustedes de acuerdo de una puñetera vez y dejen la educación en paz, la educación y otros asuntos que no vienen ahora a cuento… Oposición no quiere decir hacer la contra sistemáticamente al gobierno y gobierno no implica avasallar con transitorias mayorías absolutas. ¿Es que aún no se han dado cuenta que eso no es la democracia? Lo que en treinta y cinco años han hecho con la educación es la más vergonzosa y patética adulteración de la democracia que pueda imaginarse. El ataque más silencioso y devastador a una sociedad que pueda concebirse. Y con consecuencias que ya estamos sufriendo.
Siete reformas en treinta y cinco años y la octava anunciada…pero ¡que vergüenza! 

domingo, 23 de febrero de 2014

En el corazón del invierno.


Aún es invierno, pero los almendros ya anuncian la primavera. Contemplar un almendro en flor, sin prisa, de cerca, dejándonos envolver por su copa, es toda una experiencia.
Hacía frío esta tarde de domingo al ponerse el sol. Es lo que toca, los almendros en flor se disfrutan con frío, porque sus flores son eso, el anuncio del retorno de la vida en el corazón del invierno. Y eso es muy digno de ser contemplado.

sábado, 22 de febrero de 2014

Aquella tarde en Collioure...

Texto escrito sobre la tumba de Antonio Machado en Collioure.

Hoy hace 75 años que murió en Collioure Antonio Machado, uno de mis poetas preferidos y quizá la puerta por la que entré a la literatura.
Leyendo sus poemas en las clases de literatura en la EGB y luego en BUP y COU fui descubriendo cómo a través del lenguaje se podía acceder a un mundo diferente, un mundo que por una parte sirve de refugio para mejor soportar las inclemencias de lo real, y que a la vez te sumerge en lo más hondo de ti mismo, para poder así regresar a él renovado.
Desde aquí, mi agradecimiento a los “profes” de literatura que me llevaron por esas sendas y mi agradecimiento a los alumnos que me han dicho de palabra y obra que de algún modo, humildemente, hice lo mismo con ellos.
Y quiero en este aniversario, acordarme de aquel viaje de fin de curso de 8º de EGB al Pirineo que acabó con una visita a Collioure y un homenaje a Antonio Machado, en cuyo cementerio reposa junto a su madre.
Habíamos estudiado literatura en serio durante el curso, en la EGB se estudiaba literatura en serio. Los alumnos sabían de qué iba. Yo, que ya había estado en varias ocasiones en Collioure, les había dicho que siempre hay flores frescas en su tumba, como dicen los libros. Así que nosotros hicimos también varios ramos de flores del Pirineo para llevárselas a Antonio Machado.
Recuerdo aquella tarde. Éramos muchos, alrededor de 60, pero al entrar al cementerio y ver la losa que cubre su sepultura, es lo primero que se ve al llegar allí, las voces se hicieron murmullo y el murmullo silencio. Había flores frescas. Y aquel silencio espontáneo de mis alumnos me sobrecogió.
Y como otras veces hago, salí de mi mismo y gocé la escena desde fuera y desde muy dentro. Un grupo de chavalillos alrededor de una tumba, a la sombra de unos cipreses. Unos dejaron los ramitos que habían preparado y otros recitaron varios poemas que se habían aprendido de memoria. Escuchar a un alumno allí en Collioure, en medio de un impresionante silencio recitar a Machado, es una experiencia que no se olvida, que un “profe” nunca olvida.
Como otras veces, la literatura se hace experiencia, conciencia, vida. Y entonces deja de ser una asignatura más. Experiencias como aquellas revientan las estrechas paredes del aula. Y el “profe”, consciente de haber facilitado, no más que facilitado, la conexión entre Antonio Machado y sus alumnos, se hace un lado, y deja, gozoso, que se produzca  el encuentro, más allá del tiempo y del espacio, entre un poeta, un hombre muerto en el exilio y un grupo de jóvenes con toda la vida por delante, para trazar en ella sus propios caminos, porque como Antonio el Bueno les diría, les dijo, “…caminante no hay camino, sino estelas en la mar” Estelas como aquel día, estelas que nos dicen, por aquí pasó un buen caminante, estelas que nos ayudarán a andar nuestro propio camino y que dejarán a su vez,  una estela para otros, para los niños, por ejemplo, que ya tienen muchos de aquellos alumnos.

viernes, 21 de febrero de 2014

Como respuesta, el silencio.

He dejado pasar 15 días desde que publiqué la carta abierta al Presidente de la “Generalitat” titulada Estamos en emergencia medioambiental. Esta carta la envié directamente, a parte de a la “Generalitat”, a diversas instituciones de ámbito comunitario relacionadas con el medio ambiente, a varios ayuntamientos y personalmente, a los representantes de todos los partidos políticos con presencia en el consistorio de Ribarroja.
A fecha de hoy, solamente he recibido respuesta del ayuntamiento de Náquera, donde muy atentamente se me dice que el alcalde suscribe una a una mis palabras, que está cansado de decirlo a las autoridades pertinentes y que está trabajando con otros ayuntamientos de la zona, en la creación de un plan de autoprotección.
El resto, silencio.
Es cierto que el mejor desprecio es no hacer aprecio. El desprecio explícito que supone ni siquiera contestar con un recibido (no automático, claro) al no hacer ni siquiera aprecio formal de mi escrito, no me molesta personalmente. No soy yo quien se siente ignorado y despreciado, de verdad, es el problema que planteo, es nuestro medio ambiente, nuestra naturaleza la que veo ignorada y despreciada. Y eso sí me duele, eso sí me irrita.
Os invito a releed la carta. Está en el blog, en favoritos. No creo que diga ninguna barbaridad, que falsee la realidad o que exagere en modo alguno. No es la carta de un demente ni de un  radical. ¿Por qué no hay respuesta alguna?
Lo triste es que creo que lo sé. No hay respuesta porque no miran a donde deben. ¿A donde miran nuestros políticos? Al pasado, para seguir haciéndolo rentable. Al adversario para sacarle y airear sus trapos sucios. A sus mismas organizaciones heridas por ocultas luchas internas. A su situación personal, para que cuando se les acabe el chollo quedarse bien situados. A sus propias ideologías sacralizadas e inamovibles, incapaces de soportar la menor crítica seria. A sus tristes prejuicios, fruto directo de una incultura esencial ¿A dónde miran nuestros políticos?
Al campo, no. A los montes resecos y vulnerables, no. A lo que fueron pinares, no. A los pirómanos sueltos, no. A los que hacen negocio del desastre, no. A una legislación defectuosa, no… A una tierra que fue muy, muy hermosa, no.
Y luego se les llena la boca cuando declaran un nuevo parque natural, sin caer en la cuenta, que el hecho de tener que declarar parques naturales a diestro y siniestro es la prueba más contundente del fracaso rotundo de la política medioambiental. La naturaleza entera es el parque natural que debemos proteger.
Pero bueno, como dicen, es lo que hay. Yo no puedo hacer mucho más. Escribir, hablar y seguir recorriendo campos y montes, siempre con el miedo de ser ésa la última vez que los pueda disfrutar.
Y para acabar estas palabras, una reflexión al hilo de una frase de Don Miguel de Unamuno, uno de los muy grandes de nuestra historia.

Procuremos más ser padres de nuestro porvenir que hijos de nuestro pasado.

Ojalá se den cuenta nuestros políticos que han de ser padres del porvenir, no hijos del pasado, en este y en todos los demás terrenos. ¡Ojalá! Y ojo, sé que hay quien lo está haciendo bien. Lo sé. Pero, al menos en este caso…sólo ha respondido el alcalde de Náquera.
Gracias señor Alcalde.

Ribarroja desde Las Rodanas.

miércoles, 19 de febrero de 2014

Nosotros también necesitamos "ver pinos".


            Respuesta a nuestro amigo José Luis, con quien tanto hemos vivido en la montaña, que nos dice en su blog, Umbral de zona, que ¡necesita ver un pino!


Dice Unamuno:

Allí, a solas con la montaña, volvía mi vista espiritual de las cumbres de aquella a las cumbres de mi alma, y de las llanuras que a nuestros pies se tendían a las llanuras de mi espíritu. Y era forzosamente un examen de conciencia. El sol de la cumbre nos ilumina los más escondidos repliegues del corazón.

Y dice también:

Lo he sentido, lo he sentido así, en la cima, en el reino del silencio; he sentido la inmovilidad en medio de las mudanzas, la eternidad debajo del tiempo, he tocado el fondo del mar de la vida.


¡Pues claro que hemos de ir a ver un pino! ¡Pero ya! Nosotros también lo necesitamos.

Isabel y Jesús.

martes, 18 de febrero de 2014

Evocando la primavera de la alta montaña...


Evocando la primavera de la alta montaña en el valle de Bohí. Era junio del 86. Durante días no vimos a nadie.

Aún no había entrado julio, y en el alto valle de Bohí, a los pies del Montardo, la primavera de la alta montaña se encontraba en todo su esplendor.
Las nubes, la luz, la nieve, las flores apuntando en los prados aún pardos, los lagos, de un azul profundo, rizados de nuevo por el viento…
Y un rumor envolviéndolo todo, el del agua libre ya del frío. Sí, es el agua la protagonista indiscutible.
El agua hecha nube, el agua hecha hielo, el agua salvaje del torrente y el agua serena del lago, el agua bárbara de la tormenta y el agua tierna del rocío.
Y así, vivificada por el sol, moverá los insondables resortes de una profunda voz biológica, y a su convocatoria la hierba brotará verde y pujante, las flores se abrirán a la luz, y la vida, poco a poco irá, como cada año, ascendiendo a las altas montañas,
Entonces será el verano.

lunes, 17 de febrero de 2014

El barranco de la Escarihuela. Liria.

Las montañas que hay al norte de Liria, no hace demasiado tiempo cubiertas de de hermosos pinares, están hoy en su mayor parte arrasadas por el fuego, no obstante quedan todavía algunas zonas aún verdes.
La excursión que os propongo arranca de las proximidades del Mas del Frare, donde dejamos el coche. De allí, por un bonito camino, aún verde, llegamos a la Bodega de las Cerveras, en ruinas, curiosa de visitar. Luego pasamos bajo la hermosa Masía de Abanillas para acabar entrando en el barranco de la Escarihuela y ya por fuera de camino, seguimos hasta una antigua pista por la que volvemos al camino de Abanillas por donde regresamos al punto de partida.
Este viernes pasado, por la tarde, hice esta ruta de unos 15 kilómetros y 348 metros de desnivel. Cuando estaba en lo más alto del recorrido una hermosa luna llena se elevó sobre las montañas, hacia el este, y a su luz, envuelto en soledad y silencio descendí hasta el coche. ¡Precioso!
          Es una excursión interesante y variada, de la que os pongo algunas fotos y el track que he colgado en wiquiloc. El único problema para hacerla es que si no se conoce la zona, es un poco difícil llegar al Mas del Frare. Podéis pedirme más información si quisierais hacerla.

            Si quieres el track pulsa Barranco de la Escarihuela. Liria.

Olivos, cipreses y pinos nos rodean al empezar la ruta.
A medida que ascendemos vemos al oeste la tierra quemada. Antes todo eran densos pinares.
Las ruinas de la Bodega de las Cerveras nos recuerda otras formas de vida.
Los almendros anuncian la primavera.
Olivos y almendros siguen acompañándonos.
Junto al camino, un hermoso olivo de tres troncos merece un alto en nuestra ascensión.
La masía de Abanillas, bien cuidada,  queda a nuestra izquierda.
La rambla de la Escarihuela nos ofrece curiosas formaciones calizas.
Grava y roca se combinan formando curiosos rincones.
Las montañas se tiñen de color con el sol poniente.
Y hacia el oeste leves nubes de colores nos anuncian la puesta de sol.
Mientras, una hermosa luna llena asciende hacia el este, sobre las montañas. El momento es mágico.

domingo, 16 de febrero de 2014

Llueve.


Esta foto, que me parece genial, no es mía, la hizo Mª José a mi hermano, en Vitoria, hace algún tiempo. Es una foto para contemplar. Llueve, como aquí hoy, y la ciudad adquiría ese ambiente especial que le da el agua, tan frecuente allí, tan raro aquí. Pasear por las calles del casco antiguo, junto a la catedral, bajo un paraguas, tenía su magia. Y ellos, aquel día, la disfrutaron; no me cabe la menor duda.

viernes, 14 de febrero de 2014

Tu eres los ojos con que miro...


En el capítulo XXXII, Don Quijote explica a los Duques, en cuyo castillo está hospedado, que algún encantador le ha cambiado a su sin par Dulcinea por una aldeana, diciendo “halléla encantada y convertida de princesa en labradora, de hermosa en fea, de ángel en diablo, de olorosa en pestífera, de bien hablada en rústica, de reposada en brincadora, de luz en tinieblas, y, finalmente, de Dulcinea del Toboso en una villana de Sayazo” para acabar, triste y dolido, con estas hermosas palabras “porque quitarle a un caballero andante su dama es quitarle los ojos con que mira, y el sol con que se alumbra, y el sustento con que se mantiene. Otras muchas veces lo he dicho, y ahora lo vuelvo a decir: que el caballero andante sin dama es como el árbol sin hojas, el edificio sin cimiento y la sombra sin cuerpo de quien se cause”.
Feliz quien hoy, 14 de febrero, día de San Valentín, pueda hacer suyas estas palabras, que dedico a Isabel.

Tú eres los ojos con que miro, el sol que me alumbra y el sustento que me mantiene. Otras muchas veces lo he dicho, y ahora lo vuelvo a decir, tú eres las hojas de mi árbol, el cimiento de mi casa y el cuerpo de mi sombra.

            Tu caballero andante.

miércoles, 12 de febrero de 2014

El pajarito Federico y la zorra Matilde.


            A la memoria de mi padre.

Cuando era muy niño, recuerdo que las mañanas de domingo, al despertarnos, íbamos mis hermanos y yo a la cama de mis padres a que el papá nos contara un cuento. Es éste uno de esos recuerdos antiguos, pero que permanecen asombrosamente nítidos en la memoria, tan nítidos como entrañables.
Uno de los cuentos que más nos gustaba es el que os voy a contar. Se llama, o al menos así lo llamaba mi padre, el pajarito Federico y la zorra Matilde. El nombre del pajarito, siempre lo entendí, era el suyo, pero el por qué la zorra se llamaba Matilde, nunca lo supe.
Pero bueno ahí va el cuento. Por si queréis contárselo a vuestros hijos, nietos, sobrinos…
Érase una vez… en un bosque muy lejano vivía un pajarito muy bueno y valiente que se llamaba Federico. Vivía también allí una zorra malvada y perversa de nombre Matilde.
La zorra se alimentaba, entre otros animalitos, de pequeños pajarillos que conseguía engañando a las pobres mamás con palabras falsas. Se paraba bajo los pinos donde había nidos y gritaba, “pajarita, pajarita tírame un pajarito”, y cuando la asustada pajarita se negaba llorando, la malvada zorra le replicada “si no me echas un pajarito, con mi rabo haré, ris, ras, ris, ras, cortaré el pino, caerá al suelo y me comeré a todos los pajaritos”. Al final las pobres pajaritas, para evitar lo peor, le tiraban un pajarito. Y así un día y otro, y otro.
Una mañana de primavera volaba el pajarito Federico por el bosque cuando oyó el llanto de una mamá pajaril. Se acercó y le preguntó por la causa de tan desconsolado llanto. La pajarita le dijo que la zorra Matilde había pasado hacia un rato, y había tenido que tirarle a uno de los pajaritos.
Se enfadó nuestro héroe y le dijo, “tonta, más que tonta, ¿tú no sabes que por grande que tenga la cola, no puede cortar con ella un pino? Mira, la próxima vez que venga le dices, rabo rabosino no corta pino, sino el buen pan, el buen vino y el hacha del vizcaíno”.
Así lo hizo la pajarita cuando volvió la zorra unos días después. Al pedirle que le echara otro pajarito le dijo “rabo rabosino no corta pino, sino el buen pan, el buen vino y el hacha del vizcaíno”. Entonces la zorra Matilde, encolerizada, le preguntó “quién te ha dicho eso”, a lo que contestó “el pajarito Federico, que es el más listo y valiente de todos los pájaros del bosque”.
La zorra se fue rabiando y pensando una venganza. Durante días no se supo nada de ella, hasta que una tarde, el pajarito Federico se la encontró, panza arriba, rodeada de curiosos, con las patas y la boca abiertas, muerta, quizá de hambre, quizá de rabia.
Entonces nuestro pajarito, recorrió el bosque diciendo que la malvada zorra había muerto, y que ya no había nada que temer. Después del recorrido, se posó triunfal sobre ella y ante todos los reunidos, de saltito en saltito llegó a la boca y se metió en ella para demostrar a todos que de verdad no había peligro. Pero entonces, la zorra Matilde, que no estaba muerta sino haciéndose la muerta, la cerró de golpe y gruñó ”a Federico me comí”. Todos quedaron sobrecogidos. Entonces el pajarito le dijo “me has ganado zorra Matilde, ahora me vas a comer; dilo bien fuerte, para que todos te oigan” La zorra volvíó a gruñir, pues decía “a Federico me comí” sin abrir la boca, y nada se le entendía. El pajarito volvíó de nuevo a decirle “zorra Matilde, grita bien fuerte que te has comido al pajarito Federico, ¿no tenías tantas ganas de pillarme?” Entonces la zorra Matilde, cogiendo mucho aire gritó “a Federico me comí” y al hacerlo abrió un poco la boca, momento que aprovechó nuestro héroe para salir volando como una flecha y gritarle “a otro a otro, que no a mí”.
Todos los presentes aplaudieron al pajarito Federico y la zorra Matilde, llena de rabía, vergüenza y hambre huyó del bosque para siempre. Y todos, en adelante fueron felices y…no comieron perdices, claro.
Y colorín colorado este cuento se ha acabado.

martes, 11 de febrero de 2014

Y sucedió en Lourdes.


Lourdes, a parte del nombre de mi hermana, es una ciudad del Pirineo francés que se ve desde muchas de las altas cimas de la cordillera. En su bonito castillo podemos disfrutar de un interesante museo pirineísta.
He ido muchas veces a Lourdes, ya desde bien pequeño, pues mis padres siempre han tenido mucha devoción a la Virgen. También he estado allí por motivos montañeros.
Pero no es de montañas de lo que voy a hablar en esta entrada, sino de algo que sucedió allí, que unos buenos amigos me contaron ya hace tiempo. La curiosa historia es la siguiente.
Unos familiares suyos, en un viaje, pasaron por allí. Uno de ellos, afamado médico, no creyente un punto combativo, dedicado a su profesión y a la buena vida que sus sustanciosos ingresos le permitían, se negó a entrar al reciento del santuario aduciendo que esas cosas no le iban y optando por darse un garbeo por las populosas y cosmopolitas calles de la ciudad.
Cuando un rato después se reencontraron, desde el primer momento su mujer notó que algo había pasado. Estaba diferente, especialmente silencioso. A la pregunta lógica de ¿qué te ha pasado? no hubo respuesta.
A partir de aquel día fue otro. Su profesión la orientó al servicio desinteresado a los demás, compartió sus ingresos con quien él sabía que lo necesitaba, se entregó a su familia como nunca había hecho, participó activamente en la vida de su parroquia, trabó amistad con uno de los sacerdotes más comprometidos de la iglesia en España… Su mujer dice que ha estado casada con dos hombres.
Nunca dijo a nadie qué pasó aquella tarde en Lourdes. Familia, amigos y compañeros se lo han preguntado mil veces. La respuesta siempre ha sido el silencio.
Esto no es un cuento. Es cierto. Conozco las circunstancias concretas de estos hechos, que lógicamente no puedo publicar. Lo que no he tenido el placer es de conocer personalmente a este hombre.
Por supuesto, no le preguntaría qué pasó, pero sí le diría que me hablara de Dios, porque una persona que ha vivido de un modo tan radical la conversión, seguro que tiene mucho que decirnos a los que andamos buscando. Aunque si bien lo miras, su vida ya lo dice todo. De hecho, según me han dicho, es parco en palabras. Quizá por eso. Porque habla con los hechos.
Y sucedió en Lourdes.

¡Felicidades hermana mía!

lunes, 10 de febrero de 2014

Por la manchega llanura...


Cuando estas pasadas Navidades visité la casa natal de Cervantes en Alcalá de Henares, y contemplé bajo una bendita lluvia a Don Quijote y Sancho sentados en un banco a la puerta de donde nació su creador, me sentí bien. Fue uno de esos momentos en que se evidencia que la literatura es algo más que papel. Se hace vida.
Siempre me ha gustado, más aún, fascinado la figura de Don quijote. He leído el libro, estudios sobre él, he releído capítulos, he visto películas, he hecho varias veces a lomos de “Roberta”, mi moto, la ruta de Don Quijote, recorriendo pueblos y caminos, durmiendo al raso, al abrigo de molinos de viento, o bajo una encina o en un pinar, leyendo “in situ” capítulos como el de la cueva de Montesinos, y acelerando la moto, “he cargado” contra los molinos de Consuegra, en un atardecer inolvidable, gritando “non fullades cobardes et viles criaturas, que un solo caballero es quien os acomete”. Luego frené a tiempo, claro.
Y aunque me sé indigno de ello, me he sentido algunas veces a lo largo de mi vida, identificado con el caballero de La Mancha; indigno porque la figura de Don Quijote me parece inmensa, de una tremenda grandeza, de una gran profundidad, por eso me sé y me siento indigno de tal identificación, profundamente indigno.
Recordando hoy, agobiado por el horror de este invierno insoportable, aquella bonita tarde en Alcalá lluviosa y sin viento, un punto fría, he escrito esta entrada en la que os invito a leer el precioso y conmovedor momento en que el buen Sancho, cae rendido ante la grandeza de su señor, que ya no es Don Quijote, sino un hombre, Alonso Quijano, que a las puertas de la muerte le pide perdón, para responderle “no se muera vuestra merced, señor mío…”, e invitarle, llorando, a salir al campo a buscar a Dulcinea.
Derrota fugaz del caballero en la playa de Barcino, victoria del hombre bueno, grande y loco; loco precisamente por esa bondad, por esa grandeza, que supera y trasciende cualquier derrota.

Y, volviéndose a Sancho, le dijo:
-Perdóname, amigo, de la ocasión que te he dado de parecer loco como yo, haciéndote caer en el error en que yo he caído, de que hubo y hay caballeros andantes en el mundo. 
-¡Ay! -respondió Sancho, llorando-: no se muera vuestra merced, señor mío, sino tome mi consejo y viva muchos años, porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir, sin más ni más, sin que nadie le mate, ni otras manos le acaben que las de la melancolía. Mire no sea perezoso, sino levántese desa cama, y vámonos al campo vestidos de pastores, como tenemos concertado: quizá tras de alguna mata hallaremos a la señora doña Dulcinea desencantada, que no haya más que ver. Si es que se muere de pesar de verse vencido, écheme a mí la culpa, diciendo que por haber yo cinchado mal a Rocinante le derribaron; cuanto más, que vuestra merced habrá visto en sus libros de caballerías ser cosa ordinaria derribarse unos caballeros a otros, y el que es vencido hoy ser vencedor mañana.

Miguel de Cervantes

           Y también os propongo que escuchéis la canción de Serrat Vencidos. A continuación tenéis la letra que es del poeta (que no poeto) León Felipe.
 .
Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar.

Y ahora ociosa y abollada va en el rucio la armadura,
y va ocioso el caballero, sin peto y sin espaldar,
va cargado de amargura,
que allá encontró sepultura
su amoroso batallar.
Va cargado de amargura,
que allá «quedó su ventura»
en la playa de Barcino, frente al mar.

Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar.
Va cargado de amargura,
va, vencido, el caballero de retorno a su lugar.

¡Cuántas veces, Don Quijote, por esa misma llanura,
en horas de desaliento así te miro pasar!
¡Y cuántas veces te grito: Hazme un sitio en tu montura
y llévame a tu lugar;
hazme un sitio en tu montura,
caballero derrotado, hazme un sitio en tu montura
que yo también voy cargado
de amargura
y no puedo batallar!

Ponme a la grupa contigo,
caballero del honor,
ponme a la grupa contigo,
y llévame a ser contigo
pastor.

Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar...


domingo, 9 de febrero de 2014

Un domingo por la tarde gris y lluvioso.

Todo eran verdes pinares. Montañas entre Liria, Alcublas y Altura. ¿A quién le importa?
No me lo esperaba. De verdad que no me lo esperaba. Un domingo por la tarde gris, fresquito, lluvioso y con poco viento. Ya no tenía memoria de algo así. Recogerse en casa y pensar que fuera el agua bendice los campos y los montes, que la gente anda por las calles bajo los paraguas y que esta noche las luces sacarán brillo al suelo mojado, ese brillo que la luz saca al agua, a la vida.
Pero esto, al menos de momento, no es más que un breve, brevísimo respiro. Son las ocho y media de la tarde, y han caído cuatro litros. Cuatro tristes pero útiles litros. Por el interior parece estar cayendo más, pero no sé si seguirá lloviendo. ¡Ojalá! Y mañana, las previsiones anuncian vientos fuertes o muy fuertes, otra vez de poniente. Y el martes también, y el miércoles. Quizá aflojen el fin de semana.
Por eso seguimos igual. La situación de emergencia medioambiental continúa. Tendrían que entrar levantes, y llover durante días, y nevar en las montañas para poder dejar de mirar el monte con la constante preocupación con la que la gente que lo queremos lo miramos.
Por fin, la carta al Presidente de la “Generalitat”, la anterior entrada, no sólo se la envié a él y algunos alcaldes de la comarca, como en ella decía, sino a concejales, a partidos políticos, a periódicos, a otras instituciones más o menos relacionadas con el medio ambiente.
De momento, la respuesta es el silencio. Hay que decir que lo hice el viernes por la tarde; veremos mañana lunes. Sí es cierto que se han disparado las entradas al blog. Ha sido la única respuesta. Lo demás silencio.
Lo único que quiero es que se tome conciencia de la situación que tenemos en Valencia y que las autoridades actúen con rapidez y eficacia para prevenir, para evitar intervenir que es siempre el fracaso de la prevención.
Me resulta incomprensible cómo, según leí el viernes, el PSPV pide al Gobierno Valenciano que suspendan cautelarmente las quemas agrícolas. Con la situación que tenemos, hace ya muchos meses que tenían que estar suspendidas. Prohibidas terminantemente. ¿Hace falta que lo tenga que pedir la oposición?
Mientras escribía estas líneas, un buen amigo, hombre de monte de toda la vida, me decía que el otro día pidió un permiso de quema en un ayuntamiento, y cual fue su sorpresa cuando se lo dieron para varios días y para donde le diera la gana. Su explotación no esta en zona forestal, pero ¿y si hubiera estado? A quien le dio el permiso, le importaba un bledo si iba a quemar junto al bosque o al lado de la autovía, y le importaba otro bledo el que sigan los ponientes y desde agosto casi no haya llovido.
Y es que, la sensación que me da es que en el fondo, hay demasiada gente a la que la naturaleza le es indiferente. Les da igual, andar, correr, pedalear, conducir, vivir entre el verde que entre el negro. Por esto, porque a mucha gente le da igual, los políticos con hacer parquecitos naturales, poner señalitas monas en los senderos, celebrar ridículos días del árbol, organizar campañitas chorras para escolares y poner cara de preocupación en la “tele” cuando por estupidez e irresponsabilidad llega el fuego, tienen bastante. Ya han cumplido. Nadie les pide más.
¿Qué no es un delito grave que la “Consellería” de Medio Ambiente no haya prohibido las quemas ya hace tiempo, por ejemplo? Nos habríamos ahorrado el incendio de Soneja, y casi seguro, y sé por qué lo digo, el de Gilet. De momento. Y de paso habríamos ahorrado dinero, ¿no? Irresponsabilidad y negligencia con resultado de desastre natural entre otros. ¿No es esto un delito?
Bueno, a pasar buena "ponentá" mañana, y pasado, y el otro…Al menos mañana será fresquita.

viernes, 7 de febrero de 2014

Carta al Presidente de la "Generalitat". Estamos en emergencia medioambiental.


Señor Presidente de la "Generalitat":

            ¿Tiene que ser un ciudadano anónimo, asustado, cabreado, rabioso, al borde de la violencia, quien le diga que estamos en estado de emergencia medioambiental? ¿No tiene usted “conselleres”, asesores, técnicos que se lo digan? Sé que tiene usted grandes preocupaciones y muchos problemas que resolver. No lo dudo. Pero el medio ambiente, la naturaleza de su comunidad, la comunidad de la que usted es máximo responsable está en peligro, está en grave peligro. Y esto no es un problema menor.
            Mire usted, desde agosto que no llueve prácticamente nada. Desde agosto constantes vientos fuertes y secos han llevado a lo que queda de nuestros montes, no me atrevo a decir bosques, al límite. No sé si usted sale al campo. Hágalo y verá, aunque sea sólo un ratito. Y con el incendio de Soneja se ha abierto la Caja de Pandora del fuego. Pronto ha llegado el de Gilet. Hay mala gente, hay necios, hay enfermos por ahí sueltos. Y el monte está indefenso, seco, sin  agua, a menudo abandonado.
            ¡Por el amor de Dios¡ tome medidas urgentes. Actúe. Desde su autoridad mande al carajo a los que con burocracias y reglamentos le impidan tomar decisiones. La Comunidad Valenciana está en estado de emergencia medioambiental. Prevenga, alerte. No se conforme con apagar fuegos. Evítelos. Tómeselo en serio.
            Mientras siga sin llover, mientras siga azotándonos el odioso viento, y va a seguir, incluso a arreciar, que las brigadas forestales controlen el monte día y noche, que haya vigilancia en todos los observatorios forestales, que se prohíban terminantemente las quemas, que se cierre el acceso a determinadas zonas forestales incluso para el ocio, que esté en alerta máxima la policía local, los guardas rurales, los bomberos, protección civil, que se vigile a los elementos peligrosos que la Guardia Civil conoce porque ha detenido mil veces… ponga en marcha un gabinete de crisis mientras esta situación continúe.
            ¿A qué espera? A otro desastre monstruoso y vergonzoso como el de Andilla, Cortes de Pallás o Chulilla. A que haya muertos. ¿A qué espera?
            Y si hay recortes y no tiene dinero para esta movilización, pida ayuda a otras comunidades autónomas, solicite la colaboración del ejército, organice grupos de voluntarios. Yo me ofrezco a formar parte de estos grupos, y sé que mucha gente se ofrecería también.
            No exagero ¡eh!, no exagero. Mire usted, cuando hoy leía que el incendio de Gilet parecía intencionado, y que podía ser obra del pirómano de Segorbe, mi rabia y mi cabreo han tocado techo. ¿Hay un pirómano en Segorbe suelto y sin vigilancia? Con la que está cayendo sobre nuestros montes. ¿Suelto y sin vigilancia? Algo falla, algo muy importante falla. A ese repugnante y pobre enfermo o lo meten preventivamente en un calabozo, o si por culpa de muchas de las estúpidas leyes que tenemos no pueden hacerlo, lo vigilan, como quieran, pero lo vigilan. Pero no lo dejen suelto y solo.
            Yo sé que esta carta no la va a leer usted, tiene cosas más importantes que hacer, pero aparte de publicarla en mi blog y pedir por favor a quien la lea, que si le parece bien, la extienda como pueda, se la voy a enviar, no obstante, a usted a través de internet y la voy a hacer llegar a los alcaldes de los pueblos de mi comarca.
            Yo no puedo hacer más. Me siento triste, cabreado, preocupado, indignado, con mucho miedo y al borde de la violencia. Usted que puede, ustedes que pueden, por favor, hagan algo. Por favor.

jueves, 6 de febrero de 2014

Tú empañas con tu mano...



          Obdulia ¿sabes qué? Nosotras, yo, tú, Hildebranda, Nicolaedna, Petronia y Macaria somos las Guais de la clase; ¿a que sí? Pero sólo nosotras, ya lo sabes ¿eh? Alberta no, porque es gorda, Rigoberta tampoco porque es fea, Liboria porque lleva gafas tampoco y Ernesta porque es repetidora no puede ser tampoco de las Guais. Pero tú, como sí eres de las Guais, tendrás que dejar de ser amiga de Segismunda, no traerla más a jugar y no hablar más con ella porque nunca lleva ropa de marca y su padre trabaja en la basura, ¿sabes? ¡Puaj!
Y entonces Obdulia tiene dos caminos, con ocho, nueve, diez, once años, tiene dos caminos. O el del “glamour” y el brillo de las Guais o decir, y permitidme la expresión soez, “vete a la mierda” e irse a jugar con Segismunda. Sí, decisión difícil que encima  pagará cara.
El problema es que hay que tener las cosas muy claras, tener un alma muy grande, para hacer esto a esta edad. Es difícil. Es muy difícil. La adolescencia es otra historia. No hablo de adolescentes, hablo de niños. Yo, ante un niño, una niña que fuera capaz de hacer esto a estas edades, me postraría ante él, ante ella, con respeto, con un profundo respeto, porque desde su infantil debilidad estaría enfrentándose, a pecho descubierto, al mal, al mal con mayúsculas.
Estas cosas, dicen, han pasado siempre. Cierto. Pero que hayan pasado siempre no significa que tengan que seguir pasando. Hemos de avanzar. No podemos decir que son procesos normales de socialización en los que los adultos no debemos intervenir. Los procesos normales que producen también un dolor, pero asumible, son el “no te ajunto” para volver a jugar mañana, el “eres tonto porque te han metido un gol”, para luego irse juntos a casa… El ejemplo que os he puesto no es lo mismo. Eso son comportamientos perversos, malignos y deben ser detectados y perseguidos. Ante estas conductas, que para nada son cosas de niños sin más importancia, como se dice ahora, tolerancia cero.
¿Las causas? Multitud de causas de todo tipo. Cuestiones genéticas, psicológicas, ambiente familiar, falta de valores, mala educación pura y dura, mimos excesivos, sobreprotección, padres incapaces, malas compañías…
¿La solución? Compleja, pero hay unas líneas de acción básicas. Tener las cosas claras, lo que implica analizar primero las situaciones, pues a menudo las cosas no son lo que parecen; no tener miedo a comprometerse con las personas; reconocer la realidad de los hijos; reconocer nuestros errores como padres, como profesores, como educadores en suma; tener capacidad de escucha, empatía, respeto por los demás…pero sobre todo, tener muy, muy claro que siempre hay que responder al mal con el bien. Y eso es lo más difícil.
Porque cuando unos niños, unas niñas hacen eso, es porque, por la causa que sea, el mal ha anidado en ellos, y la única manera que conozco de extirpar el mal es tener el coraje de detectarlo, aunque esté en mi propio hijo, y  la fuerza suficiente para extirparlo respondiendo al mal con el bien. Y hacerlo con decisión, con serenidad, con coraje.
Hay que decirles a los que hacen daño, con cariño, pero firmeza, que eso no se hace. Con nuestro ejemplo, demostrarles que nosotros no hacemos eso. Si lo hacemos no hay nada que hacer, desde luego. Hay que decirles que las gordas, las feas, las que llevan gafas, las repetidoras, las que no llevan ropa de marca, los que juegan mal al fútbol, los que hablan raro, los que sus padres son…”diferentes”, son personas con la misma dignidad y el mismo derecho a ser felices que las “Guais”.
Os soy sincero. A mí, estas élites, a veces estos individuos, porque a veces uno solo maneja todo el cotarro, me producen una infinita tristeza y me hacen sentir asco, verdadero asco. Y me cuesta, me cuesta responder a este mal con el bien, aunque creo que lo consigo. El cuerpo me pide pegarles un tortazo,  dejarles en ridículo ante sus víctimas, o hacerles sentir el dolor que ellos provocan. Pero no. Si respondemos al mal con el mal, éste se fortalece y se reproduce.
Paciencia, cariño, respeto, comprensión, misericordia y no perder la esperanza de que estos niños, estas niñas dejen de hacer daño y acaben encontrado el camino del bien y pronto, si es posible antes de la adolescencia. Y hay que hacerlo por ellos y por todos los que sufrirán por su culpa si no cambian de rumbo; por culpa de los que, en palabras de Dámaso Alonso, han sido empañados, ya desde muy pequeñitos, con la mano húmeda de la injusticia, del mal.

Tú empañas con tu mano
de húmeda noche los cristales tibios
donde al azul se asoma la niñez transparente, cuando apenas
era tierna la dicha, se estrenaba la luz,
y pones en la nítida mirada
la primer llama verde
de los turbios pantanos.

(“La injusticia” de Hijos de la ira)

martes, 4 de febrero de 2014

Son crímenes contra la humanidad.

Al salir esta mañana del “cole” al final de la calle, sobre mi querida sierra Calderona, una impresionante columna de humo anunciaba un nuevo desastre. Pronto he averiguado que el fuego se había iniciado en la Masía de Ferrer, en el término de Soneja.
La Masía de Ferrer estuvo abierta como restaurante durante algunos años, comiéndose muy bien, por cierto, hallándose situada en un paraje encantador. Un llano, al pie de las cumbres más altas de la Calderona, desde donde se contempla, al norte, la sierra de Espadán en toda su extensión; cerca, un madroño espectacular centenario y un olivo, la olivera Morruda, de unos mil quinientos años. Desde allí, yendo hacia Segorbe, un par de espectaculares e inesperadas lagunas ponen una nota azul a un paisaje siempre verde, que en primavera se torna más verde todavía y se cubre de flores.
Pero la sequía, el odioso y persistente viento y la imbecilidad llevada al límite o la maldad en estado puro, quizá estén hoy acabando con todo esto.
Me han dicho que el fuego ha empezada hacia el medio día. Ahora, son las seis y media y ya no veo humo. Las últimas noticias, sin embargo, no dicen que esté controlado. No sé el daño que estará haciendo. No sé que parajes habré perdido para siempre. Más parajes perdidos para siempre. Me siento triste, rabioso e impotente.
Sólo puedo escribir. Recordar que nos estamos quedando sin bosques, sin monte, sin vida. Y pedir, rogar que se haga algo eficaz, rotundo, para evitar este camino a ninguna parte. No basta con tener buenos equipos de extinción, no basta con repoblar, plantando un árbol por cada mil que se queman, no basta con campañitas de concienciación. Mi propuesta es concreta. Quien me conoce me la ha oído mil veces. Que provocar, sea como sea, un incendio forestal, se considere un crimen contra la humanidad, y como tal sea juzgado. Y que se dicten las sentencias más duras posibles. Hay otras medidas que deberían tomarse también, pero ésta creo que es fundamental. Esto sería tomarse en serio el medio ambiente.
Provocar un incendio forestal es un atentado gravísimo contra la vida, contra las personas, contra el aire que respiramos, contra el paisaje en el que vivimos. Es un atentado de consecuencias que se nos escapan siempre de las manos, consecuencias que no llegamos ni a imaginar. Y al menos aquí, en estas tierras, sin posible marcha atrás. Esto es evidente para cualquiera que salga a nuestros montes y abra los ojos.
Pero claro, señores y señoras enfundados en trajes caros, de esos que me dan miedo, con coches caros, y que se reúnen y hablan sesudamente en salones elegantes con ramitos de flores de invernadero, dirían que no, que no hay para tanto. Los crímenes contra la humanidad son otras cosas más graves. Y nos envolverían con palabras y palabros, creando un galimatías tan incomprensible como estéril. Porque lo que pasa es que, en realidad, todo eso les importa un bledo.
Y mientras, entre la autárquica estupidez de estos señorones y la indiferencia de la mayoría, cada vez es más difícil salir al campo verde, hacer un recorrido sin atravesar extensos y tristes parajes donde en otros tiempos había vida, y vida en abundancia. En otros tiempos.
Hace algunos meses, quedé con unos amigos en pasar con  los niños un día de primavera por las lagunas de Segorbe, subir al puesto de observación de aves, disfrutar de la olivera Morruda, del madroño centenario, de los pinares y las flores, recoger espárragos... No sé, pero creo que esos niños nunca podrán disfrutar de ese hermoso rincón de la sierra Calderona. A ellos, y a todos nosotros, nos lo han robado. Sé que la Guardia Civil hará su faena. Y sé que luego no pasará nada.

NOTA. A continuación tenéis unas fotos de algo que quizá ya no sea como lo veis.






lunes, 3 de febrero de 2014

Seis perlitas muy tontitas.

Una de las cosas que más risa me da es ver a mucha gente complicando innecesariamente el lenguaje, imagino que para demostrar lo muy cultos que son, lo mucho que saben y lo bien que hablan. De verdad me da risa, y vergüenza ajena.
He seleccionado seis palabritas, cuatro de ellas admitidas por la Real Academia, pero absolutamente innecesarias, o mal empleadas, por existir otras más breves, más claras y más nuestras de toda la vida.
La primera es concretizar en vez de concretar. Son sinónimos. Si significan exactamente lo mismo, por qué usar la más larga y ampulosa. Además concretizar viene del francés, mientras que concretar del latín. Me gusta más concretar.
La segunda visionar en vez de ver. Sólo se debe utiliza visionar, de no ir de tontones por la vida, si se trata de ver películas o televisión desde un punto de vista técnico o crítico.
La tercera, muy de moda, posicionar. Hoy en día todo el mundo se posiciona. Ésta la odio, de verdad. Hay formas muy normales de decir lo mismo, como situarse, tomar posición, tomar postura. Pero claro, no viste tanto.
La cuarta, inicializar. Con lo sencillito que es iniciar o empezar, por ejemplo. Pero claro, ¿y lo chulo que queda decir “vamos a inicializar la reunión”? ¿Por qué esta palabra no la dejamos sólo en la informática, que es lo suyo?
La quinta y la sexta ni siquiera están admitidas por la Real Academia. Son dos perlitas que indican ya un nivel de imbecilidad extremo. A saber, aperturar y aperturable. Ahí queda eso. Yo he leído en unos grandes almacenes, “días aperturables del mes de enero” y he escuchado, “vamos a aperturar un negocio de…” 
Se tendrá que ser tonto. Lo que sucede es que, como en otros casos, no sé si tonto del culo, del haba o del bote, que son tontos diferentes aunque parecidos.
Y es que la sencillez y claridad en el lenguaje, incluso diría, la humildad, dice mucho de la sencillez, la claridad y la humildad de la gente que lo usa.
Por eso me inspiraría desconfianza y me daría grima, si alguien dijere, por ejemplo: “Concreticemos y posicionémonos antes de inicializar el visionado de las instrucciones que nos permitirá aperturar, siempre que sea aperturable, el hondo pozo de gilipollez sin fondo en el que hemos caído, estimados compañeros”, ¡ah! y compañeras.