FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

domingo, 28 de enero de 2024

Invierno desvaído.

Una semana de invierno desvaído es la que nos espera. Temperaturas mínimas alrededor de los 6 grados y máximas entre 16 y 19. Vientos flojos de dirección variable con predominio de levantes y cielos más o menos nubosos aclarando hacia el fin de semana. Visibilidad mala o muy mala y calidad del aire también mala a causa del anticiclón salvaje que está sobre nosotros.

De momento, nada es normal. Ni la larga sequía, ni la persistencia de los ponientes, ni este anticiclón de ahora. Nada es normal.


29 litros en 139 días.


domingo, 21 de enero de 2024

Primavera en medio del invierno.

Cuando nos hacen falta para normalizar algo la situación unos 250 litros, los 18 que nos trajo esta borrasca son sencillamente ridículos, pero peor hubiera sido lo que nos viene pasando desde mediados de septiembre; y además, el viernes fue bonito.

O sea que conformémonos con lo llovido y agradezcamos una semana sin viento fuerte, que así va a ser la próxima. Al menos no molestará aunque seguirá siendo del noroeste, para variar. El levante se ha olvidado de nosotros.

Por lo demás, primavera avanzada en medio del invierno. Cielos despejados y temperaturas, tanto mínimas como máximas, al alza, pasando de los 5-18 de mañana a los 10-24 del jueves, bajando un poco, solo un poco, de cara al fin de semana.

Una semana muy cómoda, bonita, agradable, si estuviéramos en abril. Pero un desatino estando en enero.

Algo gordo está pasando con el clima. Y las consecuencias ya están aquí.


29 litros en 132 días.


sábado, 20 de enero de 2024

Una historia perruna.


 

Andaba un día de estos por un sendero de la sierra largo y pedregoso, cuando sentí que algo venía por detrás; me giré y vi a un precioso pastor alemán que bajaba trotando junto a su amo. Tras el saludo pertinente (dos individuos de la misma especie se saludan cuando se encuentran en el monte; hay quien no lo sabe) siguieron su camino, pues yo iba a mi marcha, haciendo fotos y disfrutando del entorno. Yo no corro a no ser que me persigan o tenga prisa por algo. No me gusta.

Y entonces sucedió. El animalito, en un gesto muy "inclusivo" por su parte, me adoptó. Se empeñó  en que fuera con ellos, con lo que empezó a correr de uno a otro, esperándome en cada recodo del sendero si me perdía de vista. Cuando nos distanciábamos mucho, se paraba en un punto más o menos equidistante hasta que nos acercábamos y nos controlaba a los dos.

Al final, optamos por acabar caminando, juntos. Su amo ralentizó el paso, yo lo apreté un poco. Cuando el sendero desembocó en una pista, nos tuvimos que separar, ya que yo la tomaba en dirección a la sierra, y él a una urbanización próxima.

Hubo de atarlo, pues venía a por mí. Y cuando se fue, aún me miraba, atado, volviendo la cabeza, mirando cómo me iba. ¿Qué pasaría por su mente perruna? Quizá, “se va solo, ¡quien cuidará de él si no estoy yo!, guau, guau”.

Me pareció una anécdota bonita. Por eso la cuento. ¡Hermoso mundo perruno! Mucho tenemos que aprender también de ellos.


29 litros en 131 días.


viernes, 19 de enero de 2024

Actualización fin de semana del 20-21 de enero de 2024.

Después de este viernes, nuevamente decepcionante, tendremos un fin de semana con dos caras. El sábado más gris con alguna posible llovizna y temperaturas entre 9 y 12, o sea húmedo y fresco. El viento, cosa rara, soplará de levante flojo. El domingo, sol, regreso del noroeste, también flojo, y temperaturas entre 7 y 15.

Y he dicho decepcionante porque ha llovido muy poco para lo que hace falta que llueva. Desde luego, menos da una piedra. Pero da rabia ver cómo diluvia al norte, al sur, al este y al oeste y aquí nos quedamos con las migajas.

Como no haya una sorpresa esta noche…


La palabra iglesia viene de inglesia, inglés. Segunda parte.


 

Después de escribir la entrada titulada “La palabra iglesia viene de inglesia, inglés”, caí en la cuenta de que hacía falta una segunda parte, y voy a escribirla.

En la citada entrada hablo exclusivamente de educación. Ciertamente que un alumno de 4º de secundaria, que lleva toda su vida “aprendiendo”, que se supone que ha estudiado historia, arte, tres lenguas entre otras muchas disciplinas y alguna que otra imbecilidad, debe haber adquirido los conocimientos y las estrategias suficientes como para detectar que eso de que iglesia viene de inglesia, y esta de inglés, es una majadería.

Pero también ha podido ocurrir que algún adulto, leyendo la primera parte de la entrada, haya tragado, y que luego, al continuar leyendo, se haya sentido ofendido, pensando quizá que de esta forma me estaba burlando, tachándolo de inculto, falto de actitud crítica o de mente cerrada.

Nada más lejos de mi intención. Y si para alguien así ha sido, ruego acepte mis más sinceras disculpas. Porque que eso le pueda pasar a un adulto, se entiende; a un joven de 4º de secundaria, no. Ellos deben tenerlo todo fresco, y se supone que disfrutan de un excelente sistema educativo. Suposición falsa, por eso pasa lo que pasa. Y a fin de cuentas ellos no son los culpables de su situación.

Pero un adulto es diferente. Unos hace ya mucho que estudiaron, otros no pudieron estudiar demasiado, otros viven absorbidos por mil tareas y responsabilidades, y todos estamos sometidos a un constante bombardeo de mentiras y medias verdades que acaban por impedirnos distinguir lo verdadero de lo falso, pese a la cultura, la capacidad crítica y la apertura al mundo que tengamos.

Valgan pues estas dos entradas para hacernos caer en la cuenta de la inmensa mentira en la que vivimos, y no solo en la educación. Basta con hacer un razonamiento lógico, incluyendo datos ciertos junto a falsedades, y que lo exponga en el lugar y momento oportunos la persona adecuada, para que la mayor mentira sea verdad.

Me decía una buena amiga que leyó la entrada y se quedó a cuadros, pues pareciéndole verdad, y más habiendo sido escrita por mí, chocaba frontalmente con sus conocimientos e incluso el sentido común. Al seguir leyendo, quedó claro el asunto.

Pero si no hubiera escrito esa segunda parte, ella hubiera investigado, se habría informado y pronto habría descubierto la verdad. Esa es la actitud que hemos de tener ante el mar de información en el que vivimos. Una actitud crítica.

Y un apunte más. Una de las cosas que la descolocó fue el que lo hubiera escrito yo. Ahí está el famoso argumento de autoridad. Peligrosísimo. Una verdad nunca es verdad por quien la diga, por mucho aprecio y respeto que nos merezca. Esa es la herramienta que los líderes sin escrúpulos utilizan magistralmente. Y ante la que hay que defenderse siempre.

Poncio Pilato le dijo a Jesús, ¿qué es la verdad? Esa pregunta debemos hacérnosla continuamente. Está en juego nuestra libertad.


130 días sin llover. Solo 11 litros

Hoy llueve. Veremos cuánto. De momento, poco.

¡Por fin llueve!


 

Llueve. No sé cuánto lloverá, aunque desde luego, por mucho que llueva, seguirá faltando agua, pero al fin llueve. Después de 130 días con tan solo 11 litros, llueve. Esto es buen tiempo, con mayúsculas. El buen tiempo necesario y urgente que durante meses hemos esperado. Será breve, muy breve, pero en estos momentos, es.

Día de estar en casita, leer, escribir, mientras escucho el delicioso sonido de las gotas de lluvia sobre las plantas del patio. O de oír música o ver una buena película. El fuego, en la estufa, me recuerda que aún estamos en invierno, y sé que poco a poco hará más frío. No durará mucho, pero vivamos el presente.

Llueve bien y hace frío, por primera vez, desde mediados de septiembre. Eso es el presente.

Y ahora, todo ese monte, esos campos, esos pinares resecos y polvorientos estarán reencontrándose con la vida. No hay riesgo de incendio. Animales, plantas y cultivos están de fiesta, porque hoy, la naturaleza, aquí, está de fiesta. Yo estoy de fiesta.

¡Por fin llueve!


130 días sin llover. Solo 11 litros

Hoy llueve. Veremos cuánto.

jueves, 18 de enero de 2024

La palabra iglesia viene de inglesia, inglés.


 

La palabra iglesia, viene de inglesia. La explicación de esta curiosidad, que no conoce mucha gente, es muy sencilla. Hasta el siglo XII, los cristianos se reunían para hacer sus reuniones, celebrar la misa etc, en casas particulares o en edificios civiles. Esto sucedía porque en la Biblia, en el libro de Isaías, capítulo 66, versículo 1, dice, “así dice el Señor: el cielo es mi trono y la tierra el estrado de mis pies. ¿Dónde, pues, está la casa que podríais edificarme? ¿Dónde está el lugar de mi reposo?

En el siglo XII, el 3 de julio de 1156, el papa Adriano IV, nacido en Inglaterra, y que murió por asfixia al tragarse una mosca, autorizó la construcción de edificaciones exclusivas para los actos religiosos. De ahí que a esos edificios la gente empezara a llamarlos inglesias, de inglés. Un siglo más tarde, Alfonso X el sabio, escribe por primera vez esta palabra en su obra Cantigas de Santa María. Con el paso del tiempo, se perdió la n, quedándose la palabra iglesia tal y como la conocemos hoy.

 

Le propuse el otro día a un amigo que trabaja en educación que hiciera el experimento de explicar a sus alumnos de 4º de secundaria el origen de la palabra iglesia tal y como lo cuento al principio de esta entrada. A ver qué pasa.

Probablemente, un número muy elevado de sus alumnos, quizá todos, se la creerían sin más. Y he dicho 4º de secundaria, ¡ojito!

Es demoledor, descorazonador y peligroso.

Si un alumno, ya a esa edad, se cree semejante imbecilidad es por tres motivos. Uno, por la pavorosa falta de cultura en la que viven. Otro, por la nula capacidad crítica que tienen. Y finalmente, por la indiferencia hacia todo lo que no sea su próximo y estrecho mundo.

Este es el resultado, en gran parte, del sistema educativo que tenemos, en manos de políticos sin escrúpulos a los que les interesa que esto sea así, y de iluminados sinvergüenzas que se lucran de hacer experimento tras experimento con los niños y jóvenes sin comprobar objetivamente el resultado de dichos experimentos.

Ante esto, los docentes poco pueden hacer, pues después de todo, de algo hay que vivir. Y siempre hay quien se apunta a cualquier “modernez” con tal de que no le señalen como de la vieja escuela; son los esquiroles de cualquier intento de hacer las cosas de otra manera.

La consecuencia final es terrible. Si no tienen la capacidad de discernir que eso que les está contando el profesor es una solemne imbecilidad, ¿cómo la van a tener para votar con una actitud crítica y responsable cuando ya muy pronto puedan hacerlo?

Cualquier cantamañanas, con argumentos menos ridículos y absurdos que los arriba expuestos, pero tan falsos o más, les convencerá de que el círculo es cuadrado. Utilizarán además, no datos, no realidades objetivas, sino eslóganes, frases hechas, mantras que nada significan pero que funcionan con quien tiene poca cultura (aunque haya pasado por la universidad), con quien no se pregunta jamás el porqué de las cosas, con quien no sale de su mundo nunca, porque eso le haría hacerse preguntas embarazosas.

Y así estamos, y así seguiremos.

Amén.


130 días sin llover. Solo 11 litros.

miércoles, 17 de enero de 2024

Un almuerzo en la aldea.


 

Había llovido bien, y la humedad y el viento daban una sensación de frío que, aunque no era tal, hacía que te abrigaras. Pese a eso había decidido salir todo el día y hacer una excursión tierra adentro, donde sí llueve; y no me equivoqué.

La mañana, gris y ventosa, era desapacible. Llegué a la aldea temprano. Me recibieron las cenizas de la hoguera de san Antonio; no había nadie en la calle. Busqué el bar, al que no había ido nunca, para almorzar antes de la marcha.

Fue una delicia. Nada más entrar me resultó grato y acogedor. No era muy grande, pero estaba muy limpio y ordenado. En cada una de las seis o siete mesas de madera rústica esperaban un platito con aceitunas, uno con cacahuetes y unas guindillas.

Una señora, muy amable, me recibió y me dijo que me sentara donde quisiera. Lo hice en un rinconcito desde el que veía casi todo el establecimiento. Almorzaban dos trabajadores con mono azul y tres abueletes, dos juntos y el otro en mesa aparte. Pero la separación por mesas era puramente circunstancial, pues la conversación era entre todos.

Me encantan estas situaciones. Mientras daba cuenta de un exquisito almuerzo, servido con una rapidez asombrosa, escuchaba y miraba. La señora del bar iba de una mesa a otra charlando y atendiendo a los comensales. Se habló de todo y de nada. De lo cotidiano de una aldea perdida en las montañas.

De la reforma de una vivienda que se eternizaba, de la hija que sin salir de casa se cambia de ropa varias veces al día, del colesterol de unos, del azúcar de otros, de alguien que enfermó pero ya está bien, de la carne y el embutido que asaron en la hoguera de san Antonio, de los tres carajillos de uno de los abueletes…

En un momento determinado salió el cocinero. Un chaval joven, tatuado y melenudo que, por cómo almorcé y la carta que tienen, debe ser muy bueno en su oficio. Se puso a trastear con un portátil que había a un lado de la barra. No habló mucho, pero se notaba que escuchaba y sonreía de vez en cuando.

Se fueron primero los trabajadores porque “alguien ha de levantar el país”; el que estaba sentado solo, marchó, tras despedirse, a “contar pinos”. Decía que unos días los cuenta de derecha a izquierda y otros de izquierda a derecha. Allí se quedó la pareja con sus carajillos.

Le hice saber a la señora lo bueno que había estado el almuerzo y tras pagar, nueve euros, salí a la calle donde seguía el viento y el cielo gris. Pero también donde había charcos en las calles mojadas. ¡Cuánto tiempo sin ver esto!

Tras nueve horas largas de marcha por parajes extraordinarios, pinares, paredes, cañones, agua, regresé al pueblo ya de noche cerrada. La aldea, solitaria, seguía castigada por el viento y hacía frío, aunque no el que debería. Es bonito llegar a la luz del pueblo cuando llevas horas de oscuridad en el monte.

Y pensé en el almuerzo. En la gente que tiene la iniciativa de abrir un bar restaurante en una aldea minúscula y perdida, y hacerlo bien, muy bien; en cómo esto les devuelve la vida a sus 53 habitantes; ¿dónde estaría la gente que vi allí si no lo hubieran abierto?

Pensé también en el privilegio de poder disfrutar, antes de la marcha, un día cualquiera entre semana, de alguno de los baretes de nuestros pueblos y aldeas, y sumergirte en el encanto discreto de lo cotidiano, de la vida sencilla y tranquila, mientras almuerzas, viendo pasar el tiempo en paz y sosiego.

Es otra forma de vivir.


129 días sin llover. Solo 11 litros.

domingo, 14 de enero de 2024

Vuelve la maldición del poniente.

Decir, como mucha gente dirá, que esta semana que viene hará buen tiempo y alegrarse por ello, es la prueba más clara del alejamiento de la naturaleza y del egoísmo radical de nuestra especie. Yo estoy cómodo y a gustito, lo demás me importa un bledo.

Va a hacer el peor tiempo posible. Va a pasar lo último que debería pasar.

 Después de habernos quedado con dos litros tan solo en el último temporal, entra el poniente, hoy ya ha entrado, y suben las temperaturas. Viento seco y caliente, a ratos fuerte, al menos hasta el viernes cuando aflojaría. Además el miércoles y jueves, muy fuerte. Las mínimas subirán hasta los 14 y las máximas hasta los 24. ¡En enero! Y el cielo, típico de este maldito viento, con nubes de paso, de esas que a lo sumo dejan lloviznas.

Un desastre absoluto, tan absoluto como discreto y casi invisible, excepto para los que tengan al menos una mínima sensibilidad hacia el medio ambiente que están, estamos, más que preocupados por esta situación.

No olvidemos que desde mediados de septiembre solo han caído 11 litros y hemos soportado incontables días de poniente y temperaturas altas o muy altas para la época.

Hay una esperanza. En este momento los mapas dicen que el viernes podría llover bien y bajar las temperaturas mucho. O sea normalizarse la situación, pero queda lejos y después de tantas y tantas decepciones, no quiero ilusionarme.

Así que me quedo con lo inmediato. Hasta el jueves, una vez más, mal, mal, muy mal. El peor tiempo posible. Sigue la maldición del poniente, el miedo por el monte, el desastre en la agricultura…


126 días sin llover. Solo 11 litros.


sábado, 13 de enero de 2024

Actualización fin de semana del 13-14 de enero de 2024.

Si no fuera porque este potente temporal que se nos echaba encima nos ha dejado tan solo dos litros escasos, diríamos que será un fin de semana este de buen tiempo. Pero no lo podemos decir. No es buen tiempo que siga este constante y agobiante “buen tiempo”.

El cielo estará con nubes y claros todo el fin de semana, pero la temperatura será bien diferente, y el viento también. Hoy estarán entre 3 y 15, normal para la época del año, y el viento flojo del noroeste; pero el domingo, el castigo del poniente volverá con ganas, cogiendo fuerza y disparando las temperaturas a mínimas de 9 y máximas de 23.

Sin comentarios.


125 días sin llover. Solo 11 litros.


jueves, 11 de enero de 2024

Receta. Tortitas de fray Ángel con canela.


 

Me regalaron Sus Majestades, los Reyes Magos de Oriente, un librito de recetas de cocina de Fray Ángel, franciscano, cocinero del convento de Santo Espíritu, en la sierra Calderona. Comida rica, saludable y económica, como debe ser la comida franciscana, es la que se puede ver a lo largo de sus páginas.

La primera receta que he hecho es muy fácil, y me ha salido buenísima, introduciendo alguna pequeña modificación. Aquí la tenéis.

Ingredientes para cuatro personas, más o menos. Vaso=150ml.

Un vaso leche.

Un vaso de aceite de oliva.

Dos vasos de harina.

Canela en polvo.

Corteza de limón.

Azúcar.

Empezaremos por calentar el aceite en una sartén y echarle las cortezas de limón cuando esté hirviendo, no más de cinco minutos. Luego dejaremos que se enfríe un poco y retiraremos las cortezas.

Después, en un bol, mezclaremos el aceite con la leche, dos cucharadas soperas de azúcar, la canela, y poco a poco la harina, de tal modo que no se formen grumos. Debe quedar una masa espesa.

Solo queda hornear. En una bandeja con papel de horno, depositaremos la masa con una cuchara sopera, de cucharada en cucharada, y luego espolvorearemos con azúcar los “mondonguillos” que, dada su textura, se habrán extendido un poco.

En el horno, precalentado a 180 grados, los tendremos una media hora o tres cuartos, y comprobaremos que ya están cuando se puedan manipular bien para sacarlos de la bandeja con una paleta.

Se les deja enfriar y ¡buen provecho!

 

El libro.

Las recetas de Fray Ángel.

Fray Ángel Ramón Serrano García.

Editorial Altaveu. Teruel. 1ª edición, marzo de 2022.

ISBN 978-84-122445-9-5.


123 días sin llover. Solo 11 litros.

miércoles, 10 de enero de 2024

Expedientado por defender la "Casa Común".

Titular en el Heraldo de Aragón del pasado 8 de enero.


Vaya por delante que me cuesta ser comedido a la hora de escribir esta entrada, pues la rabia y la indignación, junto a la impotencia, me generan una extraordinaria violencia que, como es lógico, he de contener. Por eso trataré de ser comedido sobre todo con los adjetivos.

Me llega la noticia de que la empresa que organiza esa aberración del helibike ha denunciado a un Agente de Protección de la Naturaleza de Bielsa, a quien han abierto un expediente sancionador por parte de la Administración, por su lucha contra esta barbaridad.

Se da la circunstancia de que el individuo que puso en marcha por las redes sociales este “deporte”, tras hacerlo él en Bielsa y Benasque, y contar sus excelencias, es Jesús Calleja, muy amigo del presidente Sánchez con quién ha estado estas fiestas practicando la bici de montaña en la casa que el “aventurero” tiene en León.

Llegados a este punto, cualquiera que me conozca o me siga en el blog comprenderá por qué me cuesta escribir estas letras sin perder la educación.

Afortunadamente ha habido un importante movimiento de solidaridad con este agente por parte de partidos políticos, asociaciones ecologistas, colectivos profesionales, clubs de montaña y particulares. Movimiento de solidaridad al que me adhiero.

Pero sé que todo va a ser en vano. Porque todo es mentira. El sr. Calleja y el sr. Sánchez, como tantos otros, dicen una cosa y hacen otra. Venden una imagen de preocupación por el medio ambiente, de respeto a la naturaleza, que no es verdad. Es justo lo contrario.

Uno es un parásito que rompe y contamina el medio natural allá por donde pasa. Ha encontrado el filón para enriquecerse y divertirse a la vez, apareciendo como un adalid del proteccionismo y amante de la naturaleza cuando es justo lo opuesto. El otro, estoy convencido de que tiene tantos frentes abiertos, que la naturaleza no es desde luego el más importante para él, así que le importa un bledo, y solo hará algo por ella si le da votos.

Y a ambos, mira por dónde, les encanta la bici de montaña que es una actividad extremadamente agresiva con el medio en el que se desarrolla. No me extraña. Revientan los senderos, erosionan las laderas, afectan severamente a la flora y la fauna, y si encima los suben en helicóptero a una cima y bajan de ella, la aberración es ya absoluta. Si descienden por caminos los rompen, y si lo hacen fuera de ellos, peor todavía. Pero qué más da, se divierten.

Pues bien, al agente en cuestión que ha plantado cara a esta barbaridad de un modo contundente, lo expedientan porque la empresa lo ha denunciado por persecución y acoso. Cuando lo único que está haciendo es defender la Casa Común, la naturaleza, esa maravillosa naturaleza de los Pirineos a la que tienen derecho las generaciones venideras tal y como la recibimos nosotros o mejor.

Pero no soy optimista. Viendo esto que está sucediendo allí no puedo menos que pensar en lo que también pasa aquí. Pienso en los senderos del Paraje Natural Municipal de las Rodanas, por ejemplo, por donde está prohibido explícitamente ir en bici, y los fines de semana son un putiferio, y nadie hace nada por evitarlo. Y así todo, la Calderona, Espadán, La Serranía… Todo. Porque ya no es cuestión de regular esto de las bicis de montaña, es cuestión, además, de hacer cumplir la regulación. Pues lo más sangrante es que al regular esta actividad están reconociendo que hace daño, y el no vigilar el cumplimiento de la regulación hace cómplice, por omisión, a la autoridad que regula.

Yo, a mi edad, bien puedo decir “que me quiten lo bailao”, pero pienso en los que vienen detrás y me dan toda la pena del mundo. Porque a fin de cuentas esto de las bicis de montaña no es más que una muestra de la enfermiza relación que tenemos con la naturaleza, enfermiza y destructiva. Insostenible, ahora que paradójicamente han puesto de moda la palabra sostenibilidad.

Y es que dime de qué presumes y te diré de qué careces.

No vamos por buen camino.

122 días sin llover. Solo 9 litros.

 

martes, 9 de enero de 2024

Decepción total.


 

Una vez más, y ya he perdido la cuenta, decepcionante. De una previsión que hablaba de lluvias muy importantes entre martes y jueves, hemos pasado a una ligera llovizna esta noche, y veremos.

No, aquí no va a llover. Prácticamente en toda España lloverá, pero aquí no. Lloverá y nevará, pero aquí no. No y no. Si recogemos tres o cuatro litros, ya nos podemos dar por satisfechos. Lo dicho, decepcionante. Y peligroso.

El monte y el campo no pueden estar más secos. Las plantas y los árboles se agostan (la palabra viene de agosto) en enero. Muchas se secarán del todo, y los ciclos naturales de la agricultura de secano se cortarán con las consecuencias que ello conlleva. El riesgo de incendio, y más cuando vuelvan los ponientes, es extremo.

Porque, y esta es otra, el domingo se iniciará una entrada de ponientes que seguirá la semana que viene con vientos fuertes y subida drástica de temperaturas. Mínimas de 13 y 14 y máximas entre 23 y 25. Lo peor que puede pasar.

No recuerdo una situación meteorológica tan desastrosa y tan larga. Y nada podemos hacer. Contemplar impotentes cómo la lluvia pasa por el norte y el sur, por el este y el oeste, y aquí nunca llega. Parece que sí, como esta vez; parecía que sí, y al final nada. Y aguantar los vientos secos, que nunca faltan a la cita, castigando y castigando sin compasión.

Hay un salmo, el 64, en el que se da gracias a Dios por sus beneficios. Uno de ellos es la lluvia, el agua que da vida. Con el final del salmo, bonita descripción de la tierra bendecida por el cielo, acabo esta triste entrada.

 

Tú cuidas de la tierra, la riegas

y la enriqueces sin medida;

la acequia de Dios va llena de agua,

preparas los trigales;

 

riegas los surcos, igualas los terrones,

tu llovizna los deja mullidos,

bendices sus brotes;

coronas el año con tus bienes,

tus carriles rezuman abundancia;

 

rezuman los pastos del páramo,

y las colinas se orlan de alegría;

las praderas se cubren de rebaños,

y los valles se visten de mieses,

que aclaman y cantan.

 

Sal. 64,10-13.


121 días sin llover. Solo 9 litros.

domingo, 7 de enero de 2024

Igual llueve, pero no lo que necesitamos.

Por primera vez, desde mediados de septiembre, puedo hablar de la posibilidad real de que llueva de verdad. Pero solo de la posibilidad, porque aún no está claro en qué va a acabar esto. Podríamos volver a pasar la mano por la pared o caer cuatro gotas mal contadas. El hecho de que cayeran 10 o incluso 20 litros, sería cuatro gotas mal contadas.

Hace falta mucha agua, y las previsiones hablan de la posibilidad de precipitaciones entre la tarde del martes y el miércoles. Mucho tendría que llover en tan poco tiempo para lo que necesitamos.

Pero en fin, menos da una piedra.

Así pues, mañana y el jueves, viernes, sábado y domingo tendremos cielos despejados o poco nubosos y temperaturas entre 2 y 15 grados, con vientos secos del noroeste, ¡cómo no! Y el martes y el miércoles, nubes y vientos variables, siendo esto lo que me mosquea, porque aquí llueve cuando el viento viene del mar, no cuando cambia de dirección continuamente. Y en cuanto a las temperaturas en estos dos días, subirán las mínimas y bajarán las máximas.

Entonces, ¿qué decir como resumen? Que igual tenemos un regalito atrasado de Reyes que, por muy generoso que sea, no llegará más que a mojarnos los labios.

Y por cierto, caiga lo que caiga, tierra adentro y en las montañas más altas será nieve.


119 días sin llover. Solo 9 litros.


sábado, 6 de enero de 2024

En el Día de Reyes.


 

Comparto este Día de Reyes, el tuit del Papa de ayer por la noche, esa noche en la que tantos niños viven momentos de los más emocionantes de sus vidas. La magia de esa noche se irá disolviendo, siempre hay algún “listillo” que la rompe, pero el recuerdo de ella perdura.

Permanezcamos abiertos a las sorpresas de Dios, dice el Papa, como los niños a las sorpresas de los Reyes Magos. Y ojalá que ningún “listillo” nos quite nunca la capacidad de emocionarnos y sorprendernos.




118 días sin llover. Solo 9 litros.

viernes, 5 de enero de 2024

Actualización fin de semana del 6-7 de enero de 2024.

Cuando con 500 litros no tendríamos suficiente para paliar la sequía que arrastramos, (8 litros desde mediados de septiembre) el litrito que nos cayó ayer es sencillamente insultante. Además el viento seco y fuerte que se ha levantado hoy, y que seguirá el sábado y el domingo, se ha encargado de acabar con la poca humedad que hemos tenido esta mañana. Así que Sus Majestades de Oriente no han tenido a bien regalarnos más que carbón…

Será este un fin de semana antipático por ventoso y frío. Cielos despejados y temperaturas entre 7 y 16 el sábado y algo más bajas el domingo. No son muy bajas, pero el odioso viento dará la sensación de mucho frío.

Y poco más. Mal, mal, muy mal.

Es posible que la semana próxima tengamos una agradable sorpresa, pero me da miedo ilusionarme, así que de momento, más de lo mismo, basura.


117 días sin llover. Solo 9 litros.


miércoles, 3 de enero de 2024

Misterio en la noche.


 

Me quedaban dos kilómetros escasos. Ya era de noche, aunque una luna en cuarto creciente iluminaba más que suficiente para andar. Además era ya una carretera de buen firme por donde caminaba hacia el pueblo que, iluminado por Navidad, lucía de un modo especial, allá abajo, junto al barranco. Hacía frío.

Entonces distinguí algo en medio de la carretera. Era algo grande y no se movía. No se veía muy bien, así que seguí caminando y pronto me di cuenta de que era un coche parado en el medio, entre ambos carriles. No tenía encendida ninguna luz y el motor estaba al ralentí. Mosqueado, seguí mi camino, pase junto a él y no vi a nadie dentro.

No sé qué hubiera hecho en el caso de ir acompañado, pero como iba solo, no me pareció prudente hacer averiguaciones por el monte que se extendía alrededor, así que seguí caminando.

Unos cinco minutos largos después, escuché cómo se ponía en marcha y vi las luces que poco a poco se acercaban a mí. Seguí caminando por la izquierda, como se hace por carretera, mirando de reojo hacia atrás.

Fue el momento más…, emocionante.

Pero el misterioso vehículo pasó junto a mí, y siguió su camino en dirección al pueblo. No pasó nada.

No diréis que no puede ser esto el principio de una película de terror, pero afortunadamente no fue más que un extraño incidente sin ninguna trascendencia. Pero me quedé con una pregunta sin respuesta.

¿Qué haría aquel hombre en medio de la noche, solo, en el monte, dejando el coche sin luces, con el motor en marcha y en medio de la carretera? A saber. De todo hay en la viña del Señor. De todo.


115 días sin llover. Solo 8 litros.

martes, 2 de enero de 2024

Me parece muy ridículo.




Dedico la primera entrada del año a hablar brevemente de una serie de anuncios con los que nos están machacando estos días a causa de Papa Noel y Sus Majestades de oriente. Me parecen ridículos, ridículos, muy ridículos. Me dan risa. Y vergüenza ajena por lo que supone. Estoy hablando de los anuncios de colonias y perfumes que, por lo que parece ser, deben estar, salvo alguna honrosa excepción, en una lengua que no sea el castellano. Normalmente inglés o francés.

Me pregunto por qué. ¿Es que nuestra lengua es demasiado vulgar y poco elegante como para utilizarla en productos de “tan alta alcurnia”? ¿O es que saben que haciéndolo así venden más?

No hay salida en ningún caso. Tan malo es el estúpido desprecio por lo nuestro, como la gilipollez extrema que supone comprar algo porque me lo anuncian en lenguas “más glamurosas”.

De verdad que no lo entiendo. ¿Tan imbéciles somos, tan manipulables, tan tontos del culo, tan predecibles? Debe ser que sí, y eso es lo que me da vergüenza. Y también risa. Como cuando nombran a esa tal Carolina; parece que tengan una nuez en la boca o alguna malformación. También me da risa.


114 días sin llover. Solo 8 litros.