FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

lunes, 29 de febrero de 2016

Fuimos a encontrarnos con el invierno.

Pues sí, tal y como dije en la anterior entrada, como el invierno no hay manera de que venga a nosotros, nos hemos ido nosotros a buscarlo a él, a los Pirineos, ¡claro! Allí sí va todos los años.
Y vaya si lo hemos encontrado. Y en el valle de Pineta, ni más ni menos, a los pies del Monte Perdido.
Ahí van unas primeras fotos. En cuanto tenga tiempo de hacer una selección, he hecho 800, las subiré a Picasa.

Desde la ventana de la habitación.
Una farola con sombrero.
Ermita de la Virgen de Pineta.
El río Cinca, recién nacido.
El bosque de hayas de Pineta.
El parador de Pineta, donde estábamos alojados, desde la orilla opuesta del río Cinca.
Isabel camina abriendo huella por el bosque.
De los árboles, caía a veces la nieve que ya no podían soportar, con un rumor sordo.
Tejado y chimenea de un refugio en la linde del bosque.
Por la tarde empezó a despejar. Vista de las paredes de Pineta desde Espierba.
Las impresionantes paredes de Pineta desde Espierba, ya más claras.
Iglesia de Espierba.
Al atardecer subí a un alto y vi caer la noche sobre el valle nevado.
El domingo estaban así las paredes frente a la habitación.
Y así. Con teleobjetivo, claro.
En la mañana del domingo. El río y el circo de Pineta.
Luego fuimos a Gistaín. Cima de la Punta Llerga.
Y cima de la Aguja de Lavasar.
Otra del Cotiella desde Gistaín.
Y otra. ¡Una pasada!

domingo, 28 de febrero de 2016

Les pegaría una" leche".


¡Increíble! ¡Inaudito! ¡Inenarrable! ¡Impresionante! ¡Extraordinario! Tres litros, ni más ni menos que tres litros. Estamos estupefactos. Isabel y yo nos hemos ido este fin de semana a buscar el invierno, ya que éste no viene a buscarnos a nosotros, y al regresar, nos hemos encontrado con la sorpresa. ¡Tres litros! ¡Qué barbaridad más bárbara!
Mañana acaba el invierno meteorológico que ha dejado en el pluviómetro de mi casa, situada en Ribarroja del Turia, en el centro de la Comunidad Valenciana, la friolera de cuatro litros y medio. Uno y medio en enero y tres en febrero.
Y más aún. Si al invierno (meteorológico) le añadimos los últimos 29 días del otoño (meteorológico), seguimos sumando cuatro litros y medio. Sí señor, cuatro litros y medio en 117 días. No sé qué vamos a hacer con tal cantidad de agua. De verdad. No sé qué vamos a hacer.
Es “una delicia” el tiempo que está haciendo. Cuatro litros y medio en cuatro meses, calor y ventoleras, ventoleras y ventoleras… Por eso, cuando en la tele, un reportero o reportera de estos un poco tontos del culo, pregunta a un “guiri”, sonriente y con piel de gamba, por el "buen tiempo" ¡¡¡¡!!!! que hace por estas tierras, me entran ganas de pegarle una "leche" al “guiri” y dos al del micro y la cámara, dos a cada uno. No lo haría, pero me entran ganas. ¡A ver si se enteran!

jueves, 25 de febrero de 2016

La redacción de Martina.

114 días sin llover.

Me alegra poder compartir la redacción que ha sido galardonada con el primer premio del concurso organizado por el ayuntamiento de Ribarroja del Turia, con ocasión del medio maratón que se celebrará el domingo, 6 de marzo.
Y me alegra de un modo especial porque su autora ha sido mi sobrina Martina, que cursa en este momento 6º de primaria en el colegio Asunción de Nuestra Señora.
¡Enhorabuena Martina! Se hacen cosas bonitas con el lenguaje, ¿verdad? Aquí tenéis la redacción, que además de estar bien escrita, tiene un fondo que comparto plenamente.


miércoles, 24 de febrero de 2016

Dice el director de la RAE: papanatismo y complejo de inferioridad.

113 días sin llover.


El director de la Real Academia Española (RAE) Darío Villanueva, calificaba esta mañana, en los Desayunos Informativos de Europa Press, la elección de la canción que representará a España en el Festival de Eurovisión, de papanatismo y complejo de inferioridad, por el hecho de que es una canción en lengua inglesa. Y no es la primera vez.
Sí señor. Sí, señor director. Totalmente de acuerdo con usted. Es de ser papanatas y de tener un complejo de inferioridad atroz, considerar que la lengua más apropiada para representarnos en el exterior es el inglés, como usted mismo también ha dicho.
Estos desprecios a nuestra lengua me ofenden y me irritan. Llevo 34 años enseñando lengua y literatura. Primero en la EGB, luego en FP, después en la ESO. Me he emocionado y sé que, a veces, algunos de mis alumnos también se han emocionado con el español. Siempre trato de contagiarles mi admiración por la perfección de nuestra lengua, y mi casi “adoración” a su literatura, a mi juicio la más alta y hermosa que haya existido jamás en la historia.
Por eso, esta decisión me ofende, me irrita, me duele, me da una infinita vergüenza. Y me hace pensar. ¿Y sabe lo que pienso, don Darío? Que de aquellos polvos vienen estos lodos. Pienso que estamos recogiendo los frutos de un sistema educativo en quiebra permanente, sin norte alguno, en manos de los vaivenes políticos, que no ha sido capaz de enseñar a nuestros niños y jóvenes su propia lengua de un modo cabal y completo y, claro, lo que no se conoce no se puede amar, ni tan siquiera respetar.
Tiene usted razón. Es de papanatas, que según el diccionario significa "persona simple y crédula o demasiado cándida y fácil de engañar". Sí, simples, crédulos, cándidos, fáciles de engañar. Por ignorancia, por incultura, por la falta de criterio que la ignorancia y la incultura conllevan.
Y habla usted también del complejo de inferioridad. Cierto, don Darío. En este país somos muy dados a destacar lo oscuro sobre lo claro y, en base a magnificar las sombras, a perder de vista las muchas luces que también tenemos. Y desde luego si esta España difícil, en perpetuo parto de sí misma, tiene algo por lo que sentirse absoluta y definitivamente orgullosa es por la lengua.
El español es más que España. Está muy vivo. Crece fuerte y robusto, bellísimo entre todas las lenguas del mundo. Que en la tierra que le vio nacer lo desprecien, lo ignoren, lo oculten, no le afecta. Nos afecta a nosotros, los que vivimos aquí, los que lo conocemos y lo amamos.
Como dijo Cabrera Infante, el español es demasiado importante para dejarlo en manos de los españoles. Frase esta tan cierta, como triste.
Gracias por sus declaraciones públicas. ¡Ojalá impulsen a las personas, que son muchas, que no aprueban estos disparates, a manifestarlo también públicamente!
Yo, por mi parte, puede usted estar bien seguro, no veré el Festival. Me daría muchísima vergüenza, aunque a decir verdad, aunque hubieran cantado en español, tampoco lo vería.

Receta.Un cocido cualquiera.

113 días sin llover.

          Esta tarde he tenido tiempo para hacer un cocidito. Me he metido en la cocina y con la única intención de relajarme un rato, y luego poder degustar los frutos de mi rato de relajación, me he puesto manos a la obra, sin prisa, y con mi cucharón de Gistaín en ristre.
Lejos de mi ánimo estaba cortar las zanahorias o los nabos más deprisa que nadie, o hacer el mejor cocido del mundo. Sólo pasar un buen rato y hacer un buen cocido, quería. Aquí tenéis la receta.

Ingredientes:

-Un hueso de jamón.
-Un trozo de tocino.
-Un par de huesos de cerdo.
-Tres morcillas.
-Un chorizo.
-Un buen trozo de ternera para cocido.
-Un par de huesos de ternera.
-Dos carcasas de pollo.
-Un par de muslos de pollo.
-Media docena de alitas de pollo.
-Media docena de zanahorias.
-Dos nabos.
-Tres puerros.
-Unas ramas de apio.
-Un paquete de acelgas.
-Aceite de oliva.
-7 pastillas de caldo de carne.
-1 litro de vino blanco.

Troceada la verdura, introdúzcase en la olla a presión, donde habremos puesto un buen chorro de aceite de oliva, y rehóguese removiendo para que no se queme.
Cuando esté bien rehogadita la verdura, deposítese la carne, el vino, las pastillas de caldo y el agua hasta llenar la olla. Remuévase bien, ciérrese la olla y cuando pite, redúzcase el fuego. A la media hora larga, sáquese del fuego, déjese enfriar y ábrase la olla. Y ya está.
Con los ingredientes indicados, hay para comer unas doce o quince personas, haciendo con el caldo, bien arroz o bien fideos, y sirviendo la carne y la verdura aparte.
Otra opción es hacer el cocidito con la idea de que sobre de todo. Esa era hoy mi intención. El caldo lo guardo en fiambreras y lo congelo para cuando sea menester. Con la carne y la verdura hago unos pastelitos de cocido buenísimos, que serán objeto de una próxima entrada en el blog.
Pues nada. No será el mejor cocido del mundo pero está muy bueno, es fácil de hacer, y sale barato. Y deja un aroma en la casa...

La carne, el vino y las acelgas.
La verdura pochándose antes de poner las acelgas.
Apetitoso panorama antes de cerrar la olla.
La olla y el cucharón de Gistaín.

martes, 23 de febrero de 2016

23 F. Tuve miedo y tengo miedo.

112 días sin llover.

Resultado de imagen de 23f

          Tal noche como ésta, hace 35 años tenía miedo. Acababa de jurar bandera y estaba de permiso en casa, antes de incorporarme al “Goloso”, en Madrid, donde estuve un año haciendo “la mili”.
Mis padres habían vivido, de niños, la Guerra Civil. Aquella noche los carros de combate entraban por el puente de Ademuz, y desde la ventana del comedor con la luz apagada, los veíamos pasar. MI madre lloraba a ratos. Mi padre callaba. Por la radio y la “tele” oíamos música militar.
Creo que aquella experiencia me dejó muy clara conciencia de que la democracia, el estado de derecho, son bienes frágiles, bienes que no nos son regalados gratuitamente por el devenir de la historia, sino que hemos de cuidar día a día, porque pueden romperse, porque podemos romperlos.
Por eso, esta noche, 35 años después, vuelvo a sentir miedo, hace tiempo que lo siento. Porque no veo una diferencia esencial entre lo que ocurrió entonces y lo que está ocurriendo ahora. Hay muchas diferencias circunstanciales, sí, pero no esenciales.
La falta de diálogo, el desprecio por “los otros”, la corrupción, las provocaciones sin sentido (¿alguna lo tiene?), la ruptura de las reglas del juego, la incapacidad de asumir la historia…
Esto es lo esencial. Y esto sigue presente ahora. La única diferencia es que aquello acabó pronto y al día siguiente pude, con millones de personas, salir a la calle en defensa de la democracia y de la constitución.
Ahora, no sé qué vendrá después.

lunes, 22 de febrero de 2016

La última luna llena de un invierno fallido.

              111 días sin llover.

La luna llena de hoy desde la terraza de mi casa.
La última luna llena de un invierno fallido se ha elevado hoy sobre Valencia que camina con paso firme hacia el desierto. Una nube de polvo sahariano enturbia el cielo y en la tierra la falta de agua lo va agostando todo, en febrero.
El desierto en el cielo, el desierto en la tierra. 
Y seguirá sin llover. Y el odioso poniente vuelve, un día, y otro, y otro. Y el fin de semana se reforzará. Y lloverá al norte, al sur, al este y al oeste, y nevará. Pero aquí no. Aquí tendremos poniente una vez más.
Y llegará un día en el que la luna llena saldrá sobre un desierto que fue vergel. Y dirán que fue el cambio climático. Sí, por supuesto que el cambio climático, pero en firme alianza con un pueblo que no supo cuidar su tierra. Pero dirán que fue eso, el cambio climático, y punto.
Y los que amen la belleza, tendrán que ingeniárselas para encontrar la belleza de lo seco, de lo árido, de lo yermo, de las tierras baldías que antaño fueron bosques, del desierto…
También el desierto es bello. ¡Menos mal!

domingo, 21 de febrero de 2016

Don Rodrigo Díaz de Vivar. El Cid.

               110 días sin llover.



Valoro mucho los esfuerzos que la Televisión Española está haciendo para acercar la historia a la gente. Las series de Isabel y luego de Carlos, o el Ministerio del tiempo que se reinició este pasado lunes, son una forma interesante de entretener y de paso enseñar aunque sólo sea un poco de historia. O como mínimo de despertar un cierto interés por ella.
Y esto es muy bueno, pues un pueblo que no conoce y por lo tanto no valora su pasado, está abocado a repetirlo a modo de remolino estático al margen de la gran corriente de la historia.
¡Pero cuidado! Cuidado con qué historia “vendemos”.
El pasado lunes el episodio estaba dedicado al Cid. Me dije, vamos a ver, porque me lo veía venir. Y no me equivoqué. Y me desagradó.
Quedaba muy clara la diferencia entre el Cid del Cantar, el de la literatura, el bravo, el noble y el leal caballero castellano, y el Cid histórico. Hasta ahí muy bien. De este último se dejaba ver, de un modo bastante claro, que era un mercenario y una mala persona, pues la mismísima doña Jimena vive su muerte, imprevista y temprana, como una liberación, enamorándose del falso Cid, enviado desde el siglo XXI, y que entrega su vida por salvar la leyenda.
No me parece bien el enfoque. Una vez más entramos en el haraquiri histórico al que somos tan aficionados en España. Una vez más nos entregamos a esa obsesión malsana por destacar las sombras, sobre las luces de nuestra historia.
¡Pues claro que el Cid histórico poco tiene que ver con el literario! Eso es una obviedad. Pero si no queremos contemplar arrobados a don Rodrigo Díaz de Vivar cabalgando sobre Babieca, Tizona en mano, por los campos de Castilla y las tierras de Valencia en el siglo XI, al menos no juzguemos su figura histórica desde la perspectiva del siglo XXI. Ni una cosa ni la otra.
No es justo decirle a la gente que el Cid fue un mercenario. En plena Reconquista, ¿quién que pudiera serlo no era un mercenario? Y no comparemos la relación que un hombre de nuestros tiempos, un buen hombre, pueda tener con una mujer, con la que el Cid pudo tener con doña Jimena, por muy “tierno” que fuera.
El Cid no era un mercenario en el sentido que le damos hoy a esta palabra. Era un soldado del siglo XI. El Cid no era un machista, era un hombre del siglo XI. Un hombre de su tiempo, con sus luces y sus sombras, cuya vida dio lugar a un precioso texto, clave en la inmensa literatura del castellano.
Por este camino de juzgar la historia desde nuestra visión actual del mundol, lo único que hacemos es falsearla, y sobre una historia falsa, actuamos en el presente hipotecando el futuro.
Y así es como podemos llegar, por ejemplo, a que algún cantamañanas ignorante y necio, quiera quitar el nombre del Cid a calles, plazas, pueblos, quiera quitar monumentos, porque claro, ¿a santo de qué un mercenario, machista y matamoros (en sentido literal) va a tener una de las principales avenidas de Valencia con su nombre? Más de uno sería capaz.
Cuidado con la historia. Cuidado. Este primer capítulo de la segunda temporada del Ministerio del tiempo no me ha gustado. Por lo demás, la serie muy bien. Es buena idea. A seguir adelante. Pero con cuidado. No está el horno para bollos.

sábado, 20 de febrero de 2016

Hoy cumple años alguien muy especial.

109 días sin llover.

Dice Abraham Lincoln:
“Y al final, no son los años de tu vida los que cuentan. Es la vida de tus años".
Y yo digo, sean muchos años llenos de vida.

 Dice Franz Kafka:
"La juventud es feliz porque tiene la capacidad de ver la belleza. Cualquiera que conserve la capacidad de ver la belleza jamás envejece".
Y yo digo, sigue gozando de la belleza como lo haces ahora.

Dice Bob Dylan en su canción My Back Pages”:
"Ah, pero yo era mucho más viejo entonces, ahora soy más joven".
Y yo digo, sé siempre cada vez más joven.

Dice Jonathan Swift:
"Que vivas todos los días de tu vida".
Y yo digo, y que los vivas con intensidad y sentido.

Dice Ethel Barrymore:
“Maduras el día que por primera vez te ríes de ti mismo”.
Y yo digo, nunca pierdas tu capacidad de reír.

Dice García Márquez:
“No es verdad que la gente pare de perseguir sus sueños porque sean mayores, se hacen mayores porque dejan de perseguir sus sueños.”
Y yo digo, nunca te hagas mayor.

Dice Friedrich Von Schille:
“Sé fiel al sueño de tu juventud.”
Y yo digo, seamos siempre fieles al sueño de nuestra juventud.

 ¡Feliz cumpleaños, Isabel!

viernes, 19 de febrero de 2016

Hoy ha muerto Harper Lee.

               108 días sin llover.

¡Qué libro! ¡Qué película! Matar a un ruiseñor es una obra transcendental en la literatura norteamericana y una gran película.
Harper Lee, la autora de la novela, ha muerto hoy silenciosamente, en una humilde residencia de ancianos, en su pueblo natal, Monroeville, Alabama. Tenía 89 años. No estaba casada ni tenía hijos.
Una obra rotunda, deslumbrante…y el silencio. ¿Por qué? No lo sabemos. La publica en 1960 y en agosto de 2015 Ve y pon un centinela, novela escrita con anterioridad a su gran éxito, pero oculta hasta el año pasado. Y nada más.
Sí, una obra rotunda y el silencio. La discreción absoluta. Lejos de los periódicos, de la radio, de la televisión. Sin entrevistas, sin conferencias, sin autógrafos. Lejos del mundo.
¡Cómo brilla una persona así en el mundo nuestro donde tantos buscan con denuedo, sin descanso, más allá de toda ética, la fama, el prestigio, la gloria personal…!
Dicen los periodistas, el misterio de Harper Lee. Yo digo, la grandeza de Harper Lee, y me inclino con un infinito respeto ante ella.

Descanse en paz.

jueves, 18 de febrero de 2016

Una tarde parda y fría de invierno, pero sin lluvia en los cristales.

107 días sin llover.


Era esta una tarde gris de esas que en otros tiempos acababan en lluvia. Mientras mis alumnos trabajaban y yo me paseaba entre ellos por el aula, recordaba mi propia infancia en la que este cielo gris significaba serrín en la entrada del cole, calles mojadas y paraguas para ir a casa.
Y eran muchas las tardes pardas y frías a lo largo del curso. Es curioso cómo mis recuerdos de aquel tiempo están muy frecuentemente envueltos por una lluvia suave pero pertinaz. Quizá no fue así, pero así lo evoca mi memoria.
Y es posible que en la cristalización de este recuerdo, tenga mucho que ver este poema de Antonio Machado, que ya he publicado en el blog alguna vez, titulado precisamente Recuerdo infantil, y que hoy me apetecía compartir de nuevo.

Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de lluvia tras los cristales.

Es la clase. En un cartel
se representa a Caín
fugitivo, y muerto Abel,
junto a una mancha carmín.

Con timbre sonoro y hueco
truena el maestro, un anciano
mal vestido, enjuto y seco,
que lleva un libro en la mano.

Y todo un coro infantil
va cantando la lección:
«mil veces ciento, cien mil;
mil veces mil, un millón».

Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de la lluvia en los cristales.

Me lo sé y lo he recitado en mi interior mientras mis alumnos trabajaban. Y desde luego, si hubiera llovido, tengo muy claro que habría interrumpido la clase y habría invitado a Antonio Machado a que, a través de su poema, se hiciera presente entre nosotros.
Pero no ha sido el caso. No ha llovido.

martes, 16 de febrero de 2016

Ciudadanos y ciudadanas, gilipollos y gilipollas...

105 días sin llover.

Salón de plenos de la RAE. Los señores que se sientan en estos sillones merecen un respeto,, creo yo. Ellos y su trabajo.
Un cretinismo galopante se está extendiendo por toda la sociedad. Este cretinismo, unido a la prepotencia y el atrevimiento de la ignorancia y la incultura, nos está aderezando el día a día con actos, declaraciones, decisiones cuyo objetivo dicen que es el progreso social… el progreso, ¿hacia dónde? ¡Ah! Eso ya no se sabe.
En el lenguaje esto también está pasando, hace ya tiempo. Progresamos, evolucionamos hacia… la gilipollez. La incorporación masiva de anglicismos innecesarios, el abandono de entrañables palabras muy nuestras, el desprecio del sistema educativo a nuestra literatura, la confusión entre sexo y género… De esto último voy a escribir algo hoy.
Hasta las mismísimas narices estoy de oír ciudadanos y ciudadanas, padres y madres (esa maldito palabro AMPA), hermanos y hermanas (también en las iglesias), amigos y amigas… A este paso pronto oiremos, fubolistos y futbolistas, dentistos y dentistas, gilipollos y gilipollas, imbécilos e imbécilas… Son capaces.
Sé de mucha gente a la que esto no le parece bien. Pero callan, o incluso claudican, y para evitarse “problemas” pasan por el aro. ¡No señor, no! Toda esta mandanga ha venido de la mano de ciertas ideologías políticas, y parece que casi todos, como tontos, les han seguido el estúpido juego, se han dejado manipular.
En cuestión del lenguaje, la autoridad es la RAE. Y la RAE lo dice bien claro y además, justifica y explica detalladamente el por qué esa forma de hablar está fuera de sitio.
Pero claro, leer y entender lo que dicen los académicos exige una cierta formación, una mente abierta y no tener prejuicios ideológicos. Creerse lo que dicen determinadas agrupaciones políticas es más fácil. Como no distingo un sustantivo de una patata, pues mejor que me digan cómo he de hablar, y no me caliento la cabeza. Y encima estoy a la última.
La manipulación ideaológica prospera sobre el cretinismo, la ignorancia y la incultura. Y eso es lo que está pasando, también en el lenguaje. Y se hace fuerte gracias al silencio cómplice de los que sí saben pero no se mojan porque les da igual, o porque no quieren complicarse la vida.
Si alguien tiene que decirme cómo hablar el castellano son los clásicos, Miguel de Cervantes, Lope de Vega, Calderón de la Barca, Rubén Darío, Antonio y Manuel Machado, Pablo Neruda, Federico García Lorca, Miguel Hernández, Luis Cernuda, Miguel de Unamuno, Miguel Delibes… y la RAE. ¡No perico de los palotes! o ¡Perica de las palotas!
Creo que todo esto es importante. Que esto hay que tenerlo claro. Creo que es tiempo de tomar decisiones. Callar es dar la razón al que más grita, y el que más grita no suele tener razón.

NOTA: Si quieres leer lo que dice la RAE sobre todo esto, pulsa el enlace Informe sobre sexismo lingüístico. Es un detallado informe elaborado por el académico Ignacio Bosque y aprobado en el pleno celebrado el 1 de marzo de 2012. Va a hacer cuatro años.

lunes, 15 de febrero de 2016

¿Será preciso escribir semejante tontería?

            104 días sin llover. (Lo de hoy no ha sido llover)


¡Qué vergüenza que me da! ¡Me parece ridículo, cursi, patético! Y además me da rabia. Pero, por lo que veo es algo imparable.
Comíamos ayer Isabel, un buen amigo y yo en un pueblecito escondido entre las montañas del interior de Valencia, situado en la ribera de uno de los ríos más limpios de Europa, cuando esperando a que nos sirvieran la comida, ojeábamos el programa de fiestas de una localidad próxima y entonces, saltó liebre.
No digo la palabrita que me salió de la boca, como tampoco voy a dar datos de cuál era la localidad en cuestión, para no ofender a nadie. Además pienso que todos los esfuerzos que el mundo rural haga para mantenerse y si puede, crecer, deben ser respetados y apoyados.
¡Pero hombre! ¿Hará falta incluir en el programa de actividades esa gilipollez del show cooking? ¿No tenemos en castellano recursos lingüísticos precisos, y encima nuestros, para designar eso, tan de moda ahora, de cocinar en público para que la gente vea y aprenda, o simplemente se entretenga?
No logro entender por qué oscuro y estúpido motivo gustan tanto al personal los anglicismos. La gran mayoría son del todo innecesarios y  además empobrecen nuestra lengua.
¿Lo hacen para parecer más modernos, más cultos, más innovadores? ¿Lo hacen porque está de moda, por pura imitación? ¿Lo hacen por incultura, por falta de criterio? ¿Lo hacen porque consideran al castellano una lengua de segunda? ¿Lo hacen por todo eso y además porque son tontos del bote, del culo o del haba?
No sé. Lo que sí sé es que irse después de trabajar a hacer footing, (ésta está aceptada por la RAE ¡¡!!) luego  a un  show cooking, degustar después un lunch (ésta también¡¡!!) en el chill out y acabar con una party rock, es una forma de acabar el día cuanto menos… ¡Mejor me callo!
Pienso yo.